Capítulo XX: El Regreso de las Dichosas "Maravillas".

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Canción en multimedia: Fanfarrón – Fanny Lu – Felicidad y Perpetua

- Tú como yo sabemos muy bien que esto es una completa farsa – había ido hasta su casa, ya cansado de vivir una mentira que no servía de nada, hablaría con él y le dejaría las cosas en claro – tú no me amas, yo tampoco, somos una fachada que no engaña a nadie.

- Pensé que te gustaba lo que hacíamos – el contrario se había acercado peligrosamente hacia el omega, mientras se acariciaba el pecho con mucha lujuria – pensé que lo amabas.

- Sabes que no me refiero a eso – el omega se puso serio, con los brazos entrecruzados a la altura de su pecho.

- Entonces, ¿a qué?

- Tú sabes a qué – el omega le encaró, enojado con la actitud del contrario – somos una fachada, una farsa, una completa mentira.

- Eso no es cierto – contrarrestó el contrario, el alfa se encontraba en un estado de sorpresa por la repentina reacción del omega – tú y yo somos destinados.

El omega se agarró la frente con la palma de la mano en un acto de frustración.

- Tú no me amas, me usaste para "cubrir" lo "indebido" frente a la sociedad porque te da miedo que descubran que te gusta otro alfa – el alfa contrario se sorprendió y en tono de fingida confusión dijo – no digas mentiras – intentaba por todos los medios ocultar su nerviosismo – te he visto – el omega aseguró – veo cómo lo observas, olfateo como tu olor se expande y apesta a uvas por todas partes cuando solamente lo ves, conmigo eso nunca fue así – lo dijo en un tono que no reflejaba nada más que indiferencia – además – agregó – yo ya estoy con alguien.

- ¿Qué? ¿Con quién? – el alfa contrario preguntó en un tono de fastidio y enojo.

- Eso no es de tu incumbencia, Vegetta.

- Tú tampoco eres lo que aparentas, Willy – el alfa ahora con su postura de siempre, intentaba no dejarse ganar por un omega – tú también escondes cosas, "oh, pobre y tierno Willy mártir de alfas soberbios".

- La única diferencia entre tú, Vegetta, y yo es que yo no tengo nada qué perder – concluyó Willy, mientras se iba dando saltitos por todo el prado alejándose cada vez más del castillo del ojos de amatista.

Un pobre omega, quien estaba todo desaliñado por dormir en la intemperie y que además tenía el corazón destrozado entre sus manos, se encontraba cerca de un pequeño árbol de abedul, descansando su cabeza y sus pensamientos de corazón roto, de esos que sientes que te destrozan con cada paso. Se encontraba distraído, con la mirada perdida, observando a ningún punto y pensando en todo, cuando observó con el rabillo de su ojo, como un omega daba brinquitos para llegar al pueblo.

- El estúpido omega de boina verde – Ramón sacó su arco, puso la flecha con todo el odio del mundo, dispuesto y predispuesto a dejar ir esa flecha con ayuda del aire. Inhaló todo el aire que sus pulmones le permitieron para concentrarse en pegar un tiro certero, tensó el arco y...

- ¡Alto, policía!

°

- ¿Estás seguro de esto? – tomó entre sus manos los dedos temblorosos del omega mientras éste conservaba la pequeña colilla del cigarro a medio terminar en su boca – lo podemos posponer a otro momento.

- E-Estoy seguro, Auron, nunca lo había estado en toda mi vida – el omega le vio directo a los ojos, su seguridad era intacta y parecía no quebrarse con nada, Auron le vio, le soltó una pequeña sonrisa y abrazándolo por los hombros lo guió hacia su destino.

Un Omega en Apuros // LuzuplayTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon