Capítulo 19

786 47 4
                                    

Narra Ted

—¡Ted! —Grita desesperada. —Es mi decisión, te guste o no.

 —¡Pues claro que no me gusta! Ningún chico en su sano juicio quiere que su chica se encuentre con un hombre que intenta por todos los medios posibles quitársela.

—Además ya sabes que no va a pasar nada

—No me fio —Que diga lo que quiera pero es la verdad. —Puede pasar cualquier cosa en ese tiempo. ¡Novia falsa! No sé cómo te puede parecer eso una buena idea.

—¿Tú quieres que se quede ella con el niño? —Niego con la cabeza.

—¡Pero tampoco tienes que hacer eso! Ni siquiera sé por qué te importa tanto, él no es nada tuyo.

—Eres un insensible

—O tú demasiado —Contraataco. —No entiendo tu afán por ayudar a un tío de una sola cita —Trago saliva y prosigo. —Y beso. —Por su mirada sé que quiere matarme. —Por qué solo beso, ¿no? Quiero decir… En el bar parecías… —Bien Ted, cada vez que abres la boca mejoras la situación.

—¿En serio soy yo la guarra por actuar así una sola noche? ¿Entonces tú que eres? Porque te recuerdo que tú hacías eso cada fin de semana. —Me mira con el dolor de mis palabras reflejado en sus ojos. —Te estás luciendo, Theodore.

Nombre completo… Mierda

—Cielo —Susurro.

—Ni cielo, ni nada. Y ahora me voy que tengo que corregir exámenes, no quiero que se me acumule trabajo en Junio. —Y así es como pone punto y final a nuestra discusión.

 Con la mirada perdida en un punto cualquiera pienso. Tengo razón y en el fondo ella lo sabe, pero las cosas están demasiado candentes como para echarle más leña al fuego. No puedo creer que ella diga que es la mejor opción cuando es mentira.

 Recuerdo cuando llegó a casa y ni siquiera saludó, iba tan centrada en sus pensamientos que pronto se notó que algo escondía. Con un poco de esfuerzo y alguna que otra caricia se rindió y para mi sorpresa, prefería no saberlo. Diego. Si no está de por medio no es un hombre feliz. No podía comenzar peor la semana.

 Alice me mira desde la puerta y vuelvo a la cruda realidad, donde mi novia quiere ayudar a ese tío. No estoy enfadado, simplemente molesto hasta tal punto en el que no quiero hablar con nadie que me estrese más de lo que ya estoy. Se acerca a mí con paso lento y pone su mano en mi hombro.

—Y así es como mi hermano fastidia las cosas. —¿Algo que no sepa?

—Gracias por los ánimos. —Contesto sin ganas de hablar. —¿A qué tú estás de acuerdo conmigo?

—No estoy hablando de lo de Diego, Ted. Ciertas palabras sobraban y lo sabes. Relájate y habla con ella, y por cierto, en todo caso el guarro serías tú. —Guarro no, mujeriego sí. Son dos conceptos completamente distintos. — ¡Y deja de defenderte en tu cabeza! Así no vas a arreglar nada.

Una pelea con Paula, una bronca de mi hermana… ¿Puede mejorar aún más mi día? Creo que no.

 Camino hacia mi habitación y abro la puerta con delicadeza. Está concentrada en sus exámenes y no se da cuenta de mi presencia, eso o me evita, opto más por la segunda opción. Me coloco detrás de ella y me agacho para dejar un leve beso en su cuello acompañado de una caricia.

—Perdóname.

 Hace caso omiso a mis palabras y continúa corrigiendo. Estoy esperando una respuesta que no aparece. Cojo su bolígrafo y se lo quito de las manos, haciendo que coja otro. Realizo el mismo proceso pero esta vez sí que obtengo respuesta. Simple y clara.

Solo compañerosWhere stories live. Discover now