Capítulo 30

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Narra Paula

Los días van pasando y por fin estamos a día 17 de julio. Mañana es el cumpleaños de Ted. Estoy organizando una fiesta sorpresa con la ayuda de Álex. He llamado al restaurante para decirle a que hoy estaríamos todos allí y por poco se entera Ted. He tenido que mentirle y decirle que estaba llamando a mi hermana. Que esa es otra, mi hermana y mi sobrina, cada día más grande y más guapa. Qué decir, soy una tía orgullosa.

Por otro lado están los continuos mensajes a mi móvil. Ted no sabe nada y creo que ya no puedo aguantar más sin decírselo. Necesito hacerlo pero mañana es su cumpleaños y no quiero fastidiarlo. Miro hacia él y está dormido en el sofá, con la boca medio abierta y abrazando un cojín. Está para una foto.

Le envío un mensaje a Clara. Ella es la única que lo sabe y yo necesito un consejo. Tengo la extraña sensación de que va a pasar algo desagradable pronto.

"Cuéntaselo"

Gracias Clara, eres de gran ayuda. No sé para qué pregunto si no me va a gustar la respuesta. Me acerco a Ted y lo despierto con sumo cuidado.

Tenemos que hablar

¿Qué? —Da un salto en el salto en el sofá y se levanta. — ¿Me vas a dejar?

¡No! Ted, por favor. —Respira aliviado. —Pero será mejor que te sientes.

Me estás asustando.

Desde aquel día me han estado llegando más mensajes. —Suelto sin más rodeos.

Ted se levanta del sofá y respira profundamente ante de caminar por toda la sala. Como siga así va a hacer un boquete en el suelo. Clava su mirada en mí y me pregunta que por qué no le había dicho nada antes. Yo solo puedo elevar los hombros. No me salen las palabras. Se acerca a mí y que rodea la cintura con sus brazos.

Tú y yo estamos juntos en esto ¿vale? —Asiento y él me corresponde con un abrazo. —¿Has respondido a alguno de sus mensajes?

No, estaba pensando en cambiar de número

Vamos ahora mismo.

Prácticamente me arrastra hasta la puerta de su casa. Paso más tiempo aquí que en la mía, pienso. Una hora después ya tengo en mi poder el nuevo número de móvil. Espero que sea eficaz, aunque todavía conservo ese mal presentimiento. El móvil de Ted suena, un mensaje.

"Pronto"

¿Pronto qué? ¿QUÉ? Estoy al borde del colapso. Me pregunto si algún día nos dejarán en paz. Ahora el que suena es el mío pero a diferencia de antes, es una llamada. Respiro aliviada al ver que es mi hermana.

— ¿Estás en casa?

— No, ¿por qué?

Porque me he quedado sola en casa con Mar y me aburro, pero si no estás nada.

— Estoy en casa de Ted, no creo que le importe que vengáis. Espera que le pregunto. —Alejo el móvil de mi oreja y se lo comento. Como suponía, está encantado. —Sin problema. ¿Tienes su dirección? —Ella me dice que sí y cuelga.

Al cabo de unos minutos ya está llamando al timbre. Me tiro a sus brazos para coger a Mar, quien parece encantada. Aparece Ted por detrás y acaricia a la pequeña. Levantamos la cabeza y vemos a una Sara indignada pero con media sonrisa.

— Gracias por no saludarme. —Soltamos una carcajada y la saludamos como es debido. —Se os ve muy a gusto con ella. No sé a qué estáis esperando para darme un sobrino.

— Que bruta eres. Para eso aún queda mucho —Respondo con una sonrisa volviendo a jugar con la pequeña en mis brazos.

Pasamos al salón y Ted le ofrece algo de beber. Ella acepta y le dejo a Ted a la niña. Adoro ver esa imagen. Me parece demasiado tierno. Vuelvo con la bebida fresca y me encuentro a Mar acariciando la barba de Ted y sonriéndole. Si es que mi sobrina es más lista...

— ¿Tengo que preocuparme por qué mi sobrina me robe a mi novio?

Él hace que piensa y asiente riéndose.

La tarde pasa volando. Mar se queda dormida, en los brazos de Ted, a los pocos segundos de llegar. Los mayores aprovechamos para hablar de nuestras cosas. Aunque lo intento evitar es inevitable que mi hermana acabe contando historietas sobre mí. Tierra trágame, por favor.

— Oye, tú no te rías.

— Mi hermana también te contó cosas de mí, te lo mereces. —Le doy un codazo mientras mi hermana sigue hablando.

— Tengo que confesarte algo que no sabes, Pau. —Verás tú. —Cuando mamá me contó que estaba embarazada me alegré un montón, era pequeña e ingenua. —La miro mal. —El día en que dio a luz, papá me llevó a verte. No asimilaba que fueras real. Al llegar a casa vi que ellos te daban más cariño que a mí y me enfadé contigo y con ellos. Un día cuando papá y mamá estaban viendo la tele, salí de la habitación donde tenía todos los juguetes y no me preguntes como, subí hasta tu cuna con la intención de tirarte abajo.

— ¡Pero serás asesina! —Ted suelta una carcajada ante mi comentario.

— Mi falta de fuerza me lo impidió así que volví a mi habitación como si nada hubiese pasado.

— Tu madre es un mal bicho. —Le digo a Mar quien duerme plácidamente en una esquina del sofá.

— Los hermanos pequeños sois demasiado rebeldes. —Habla Ted ahora. —Mi hermana con unos dos años decidió ser artista. Cogió varios rotuladores y eligió la pared más blanca de la casa como lienzo. —Suelto una risita adivinando como acabó la historia. —La bronca que me cayó ese día a mí no lo sabe nadie. Un pobre niño indefenso y una hermana que se reía de mí.

— Pobre y confuso Ted. Si es que tener hermanos es lo peor de mundo. —Le guiña un ojo a Ted con la intención de picarme.

— Que sepáis que hoy me caéis mal.

— ¿Yo también? —Pregunta Ted con cara de inocente.

— Tú el que más. —Se acerca a mí y giro la cara. No quiero que vea que me estoy riendo en el fondo.

— Venga va, no te piques. —No le hago ni caso. Sigue insistiendo hasta que no aguanto más y suelto una carcajada. — ¿Veis como sois los más rebeldes? —Se indigna él solo.

El día pasa rápido y mi hermana se ofrece a llevarme a casa. Mi chico quiere que me quede con él pero no puedo estar todo el día aquí. Parece que vivo aquí. Además mañana será un gran día.

— Nos vemos mañana, cariño. —Le doy un beso en los labios y salgo de su casa, acompañada de mi hermana y mi sobrina.

— Se os ve muy felices. Me alegro de que estéis juntos. —Solo sonrío.

Me deja en casa pero es una sensación rara. Siento que alguien me observa desde la calle. Me asomo a la ventana pero la calle está desierta. No entiendo que me está pasando. Me suena el móvil.

"Hola, de nuevo"

Tengo miedo.

Solo compañerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora