𝐃𝐈𝐀𝐍𝐀, jasper hale

l. the lightwood family

La familia Lightwood, una de las más antiguas en todo Forks, y claro, unas de las más millonarias en todo Washigton, no se crean, no son engreídos. A lo contrario, son de los que más donan en Forks para que sigan en pie.

Se habían ido de vacaciones y apenas regresaban.

—¡Fue grandioso ver todo México! —chilla el niño de apenas seis años.

—Me encantó ir de viaje. —dice la señora Lightwood.

—Lastima que nos tuvimos que ir tan pronto. —dice el señor Lightwood sin despegar la mirada del camino.

—Estoy seguro que volveremos —dice el optimista del niño —. Pero mi parte favorita de todo México fue ir a ese gran parque de diversiones.

Los padres sueltan una carcajada al ver cómo el niño imitaba la montaña rusa, claro, para niños. De la nada, el niño se levanta en el asiento trasero del auto y seguía imitando la montaña.

—Ya, Noah, siéntate. —le ordena la madre.

El pequeño no le hacía caso, le repetía una y otra vez. Este, coge su juguete favorito, un juguete de Superman. Se vuelve a sentar para después ponerse su cinturón de seguridad y acercarse a la ventana del auto y bajarla, saca su juguete y comienza hacer sonidos extraños con su boca, como si estuviera volando el juguete.

Este sin querer lo suelta.

—¡No! —grita el niño.

Los padres se voltean pensando que algo malo le había pasado al niño.

—¡Albert! ¡Cuidado! —grita la madre.

Albert regresa su mirada al camino y gira el volante rápidamente al ver al ciervo en la mitad del camino. El carro comenzó a girar varias veces, para finalmente quedar destruido.

Aquella chica oculta entre los árboles había visto todo.