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Los días pasaban en suspiros, y cada vez faltaba menos para que los chicos vuelvan a Corea.
Por mi parte, a medida que el tiempo pasaba más cercana me hacía con Yon. Ella tiene algo muy especial de ella, me dijo que padece de una cualidad llamada verborrea. Precisamente es esto de hablar sin saber lo mucho que se expresa.

A través de llamadas que nos hacíamos, casi nunca, papá y la abuela me dijeron que me extrañaban y que la casa no era lo mismo sin mí, así como con Gisella. Hablando de mi hermana, ella cada vez está más decidida en quedarse en Italia. Por lo que debería ir preparándome por si eso se hace real, cosa que no me gustaría.

En mi canal hubieron muchas desuscripciones por no estar de acuerdo con mudarme a Seúl y rehacer todo en mis videos como una chica normal en una casa normal. Y no lo entiendo, pues no hay una definición de "casa normal", sino más bien cosas que la gente está acostumbrada a ver.
Pero nada se compara a los otros millones de fans que sí se quedaron y me siguieron apoyando a pesar de todo. Pero, eso sí, ya no soy activa a como antes era a comparación de cuando estaba en Daegu. Aún así los mensajes lindos no faltaban. Nunca.

– Así que de eso se trataba– decía mientras mantenía su mirada en la televisión– Fue de puro interés. Ella no parecía estar interesada. Pero siguió insistiendo porque, al fin y al cabo, era como el único que podía entenderlo. Y el hecho de que él se enterara la quemaba por dentro; como una simple punzada en el corazón al quemarse con las llamas del fuego.

Yon es increíble.

– Yo digo que nadie es tan cruel para hacer tal cosa– la miro

– Hay cada persona en el mundo, Mar. Todas ellas son distintas, pueden haber coincidencias, pero nunca iguales. Cualquiera con poca empatía podría hacerlo sin problema, créeme.

– Mediocridad– suelto, para levantarme.

– Aún así. Es una película. Todo esto pasa por pura conveniencia. Como siempre a la "mala" le pasan cosas malas, y a la "buena" como a un ángel caído del cielo– suelta haciendo incapié a los adjetivos antónimos entre sí, siguiéndome con la mirada.

– ¿No crees que es hora de que vayas a tu casa?– me giro a verla. Ella lanzó una mirada de indignación fingida.

– ¿Me estás echando?

– Lo digo por tu abuela. ¿No te preocupa que esté tanto tiempo sola?

– No es de esas abuelas que la pasa sentada tejiendo para sus nietos. Ella en realidad parece muy jóven. Hace cosas que otros mayores de edad ni siquiera intentan. Además, ella es la que me da el permiso de estar acá.

– Lo sé, pero también hablo por mí. Soy de otras costumbres.

– Sí. Creo que debería ir a cenar también– dice mirando cómo corto las verduras para la sopa.

– Hasta mañana– le deseo y ella sólo se aleja por la puerta principal.

Creí que se iba, pero al abrir la puerta me dice:

– Hasta mañana– me devolvió y cerró la puerta.

Ahora entiendo por qué Yon no tiene tantos amigos. Ella es difícil de comprender. Si la gente se tomara un poco de su tiempo en ver cómo es y cómo actúa ante las cosas, quizás, y sólo quizás, podrían hacerse amigos.
Pero, claro, siempre te juzgan por cómo eres.

Giré mi cabeza para ver desde la cocina la sala en donde estaba la TV y me puse a ver las escenas finales de la película. Como en toda película cliché, creí que la protagonista iba a aceptar al chico por no valorarla a su momento, pero me equivoqué. La chica le dijo que si en verdad la amaba, no hubiese ido con otra chica y vuelto cuando ésta la rechazó. Así se hace.

– Auch– miro la tabla de madera con la que cortaba las verduras y vi que me corté levemente el dedo anular al estar distraída. Cosas mías.

¿Por qué en este tipo de películas los actores siempre tienen que ser tan guapos?

famous luv; kthWhere stories live. Discover now