capitulo 8: La última batalla

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De tal palo a tal astilla, dicen por ahí.

Entonces fuertes gritos se alzaron por parte de los orcos, ahora los cuatro estaban espalda a espalda esperándolos, sin embargo, de entre ellos, tres enormes Trolls se abrieron paso haciendo volar a varios Uruk de su bando. Se detuvieron frente a ellos y soltaron un feroz rugido desafiandolos. Los cuatro se miraron entre sí y asintieron como si se leyeran la mente. Daenerys apretó el puñal de su espada y la prendió fuego posicionándose en forma de ataque. Legolas cargo su arco con tres flechas, Gimli hizo lo mismo que la mujer y Aragorn fue el primero en atacar al más grande. Gimli y Legolas se dirigieron al más pequeño dejándole el mediano a Daenerys.

Ella mantenía una pelea bastante equilibrada, ganado a la bestia en velocidad y reflejos. Tuvo la oportunidad de embestir su espada en el brazo contrario que sin embargo está quedó clavada a él cuando esté retrocedió chillando del dolor. Daenerys se había quedado sin arma, no obstante, alzó sus puños al aire apretandolas con fuerza y los predio fuego. Su respiración comenzó a ser defectuosa, no obstante, no se iba a dejar vencer. El troll con furia se abalanzó a ella quien esquivo sus brutos golpes y se mantuvo así hasta que vio una brecha entre el mazo gigante de él y su cuerpo. Él abalanzó su mazo hacia ella y Daenerys lo esquivo pasando este a su lado, rozando su cuerpo, ella agarro su arma comenzando a prenderla fuego y este al quemarse fue obligado a soltarla, en su desconcierto por el dolor, Daenerys corrió hacia él golpeando repetidas veces el cuerpo del troll rompiendo su armadura, cuando está se rompió, salto sobre la rodilla de la bestia y rápidamente tomo su espada, colgándose de esta que al hacer contacto con ella se prendió fuego y mientras ella intentaba no caerse metió sus dedos a los ojos del contrario prendiendolo fuego. Él murió de una forma horrible, sin embargo, Daenerys llevo la victoria de aquel enfrentamiento. Miro a su alrededor buscando a su compañeros, no obstante, no encontró ni al elfo; ni al enano o al hombre. Arqueo sus cejas con frustración, estaba siendo rodeada por muchos orcos para ella, estaba cansada y casi sin poder. Tomo su espada y está pesaba más de lo normal. No hubo fuego en su hoja plateada. Retrocedió varios pasos y los orcos avanzaban más, eventualmentecomenzó a tener miedo pues eran demasiados, incluso para ella quien se había quedado sola.

Su hijo sintió el temor de su madre y comenzó a chillar intentado encontrarla entre la multitud, sin embargo, un dragón de los Nazgul lo había agarrado aprovechando su distracción. Él había sido estampado contra la montaña creando una leve avalancha de piedras que cayeron contra algunos orcos. El dragón se trataba de zafar de la boca del otro agarrándolo con sus garras manteniéndolo lo más lejos de él.

- ¡Drogon! - grito desesperada al verlo, apretó su mandíbula igual que la empuñadura de su espada, miro al frente suyo y de pronto un nudo se hizo en su garganta. Respiro profundamente y se tragó todo el miedo que sentía; se tragó todo y aunque su mano derecha temblaba y sentía como su herida se había vuelto a abrir, se lo trago todo y lo quemó todo. - Jaes ōños, maghagon kostōba. "Señor de la luz dame fuerza" - decía entre dientes con titubeos, comenzó a evadir las flechas que los arqueros le disparaban. - ¡Jaes ōños, maghagon kostōba sīr! "¡Señor de la luz dame fuerzas ahora!"- sintió un cosquilleo que invadió todo su cuerpo; comenzó a emanar fuego y Drogon pudo escupir fuego acabando con el otro dragón. Él bajó por las montañas y cayó detrás de su madre inclinando su cabeza hacia el frente rugiendo enfadado. Los confiados orcos comenzaron a retroceder rápidamente. Ambos corrieron hacia ellos y comenzaron a masacrarlos.

Cuando comenzaban a estar menos acorralados, Daenerys comenzó a sentirse débil y el fuego intenso que antes emanaba comenzaba a apagarse, Drogon lo percibió y comenzó a chillar cubriéndola de los orcos con su cuerpo. Ella sentía que todo le daba vueltas; su respiración comenzó a ser entrecortada y leve. Ladeó su cabeza cerron sus ojos con fuerza, se tambaleó en su lugar y Drogon la miro con preocupación. Ella dejó caer su espada y luego cayó de rodillas al suelo, su respiración comenzó a sofocar su mente. Llevo una mano a su pecho que dolía como si fuera puñalada y apretó fuertemente la ropa arriba de este, sentía frío y comenzaba a ver manchas oscuras en su vista. Todo era borroso a su alrededor y sus oídos eran aturdido por un constante pitido.

Drogon comenzó a desesperarse, acercando su hocico a su cuerpo en un intento agobiado de reanimarla. El volteó rápidamente hacia su costado y el dragón se encontró con el elfo. Legolas había visto a Daenerys desplomarse en el suelo desde la lejanía y corrió rápidamente hacia allí. Ahora ella estaba en el suelo, mirando el cielo con lágrimas caer de sus ojos. Sentía como la vida se le iba de las manos. Legolas quería ayudarle pero Drogon no le dejaba pasar, gruñendo con desconfianza. Él guardo su arco y alzó sus manos mirando directamente al dragón.

- ¡Solo quiero ayudar a tu madre! - exclamó él con impaciencia, Drogon lo analizó por un momento y le dio paso, alzando su ala.

Legolas se apresuró a acercarse a ella, arrodillándose a su lado y tomarla entre sus brazos, alzando levemente su torso para observar sus ojos que parecían inertes, al verificarla sintió su mano mojarse por un líquido, alzó está y vió que era su sangre. Legolas apretó su mandíbula mirando hacia todos lados tratando de encontrar a Aragorn o Gimli para pedir ayuda, sin embargo, no encontró más que orcos.
Él, entonces, acercó su mano ensangrentada al pecho de la contraria y la apoyo en esta mientras miraba fijamente sus ojos claros casi desvanecerse en la oscuridad.

- Lasto beth nîn. Tolo dan na ngalad."Oye mi voz, vuelve a la luz" - susurro suavemente - Lasto beth nîn. Tolo dan na ngalad! - repitió está vez con desesperación. Entonces Daenerys respondió; respirando hondamente y sus ojos miraron a Legolas. Él sonrió aliviado, y Daenerys apoyo su mano arriba de la suya. Drogon se acercó a ella quien lo observaba fijamente.

- Hijo... Déjalo subir a tu... Lomo... De vuelta a - relamio sus labios tratando de articular bien las palabras - casa... - trago saliva con dificultad.

El elfo entendió y la alzo en forma nupcial. Drogon se inclinó un poco hacia él dejando que se suba arriba suyo. Drogon no se quejó pues sentía gratitud hacia al elfo.

El rubio acomodo a la mujer entre sus brazos, apoyando el rostro contrario contra su pecho, él se sostuvo de lo que encontró y Drogon comenzó a correr tomando impulso, y luego voló. Entonces Legolas, por primera vez, sintió lo que era volar. Aunque no pudo disfrutar el momento pues se preocupaba de la salud de la mujer quien ahora dormía respirando lentamente. La aferró a él y entrecerró sus ojos por el viento que pegaba su rostro con rudeza.

No tardaron tanto en llegar, quizá media hora, que para Legolas fue una eternidad. Drogon bajo bruscamente en la entrada de Harlindon y él bajó con Daenerys en brazos. Dentro del palacio salió Ämbar y cuando los vio su respiración se detuvo por un lapso de segundo, corrió hacia ellos a medida que Legolas se acercaba. La elfa tomo la muñeca de su reina y reviso su pulsó, era tenue pero tenía, aunque casi imperceptible.

- Denme paso - se oyó una voz femenina pero siniestra de entre las sombras, con ropas rojas y una capucha tapando su rostro la mujer se acercó a la platinada, ella posó una mano sobre la cabeza de la contraria y entonces suspiro - Ella pierde su poder, debo tratarla rápidamente o el señor de la luz la abandonará. - dijo firmemente sin embargo Ämbar quitó agresivamente la mano de la mujer arriba de la frente de su reina.

- ¡Quien eres! ¡No dejaré que la toques! - exclamó apuntándole con la punta de su daga. La mujer nisiquiera se inmutó y se quitó su capucha dejándose ver.

- Soy una sacerdotisa de Asshai, Quaithe es mí nombre y sirvo a su señora desde las sombras. Si no la atiendo, el fuego que yace en su interior se apagará - dijo seriamente mirando a los ojos de la elfa que comenzaron a cristalizarse. Ella titubeó y bajo su daga tras bufar resignada. Asintió de acuerdo y la bruja entonces miro al elfo quien mantenía a la reina en sus brazos. - Sígueme - ordenó y este asintió aferrando con fuerza a la platinada entre sus brazos para comenzar a caminar atrás de la mujer vestida de rojo.


Él... Rezaba con angustia a Eru o cualquier Dios que salve a aquélla mujer que era como el sol y las estrellas...




MOTHER of DRAGONS - LEGOLAS GREENLEAF [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now