Capítulo 24

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Juan Pablo Isaza P.

—Dejemos todo aquí, Marto gracias por todo— lo abracé, el dijo algo que me ayudó ante la situación.

—Isa, por ahora no le diré nada, voy a esperar un mejor momento para contarte. Puede estar tranquilo.

Vi cómo salió de mi habitación y en mi cabeza retumbaba, acaso me dijo: ¿Puede estar tranquilo? De seguro sabe algo.

Nathalia Martinez S.

Llegué a mi apartamento y mis padres estaban durmiendo, salí al balcón para despejar la mente.

Conocí a Juan David cuando estudiaba en el instituto, recuerdo que en todo ese tiempo él y yo nunca nos hablábamos, lo único que nos conectaba era un amigos en común.

A la edad de 17 años volví a reencontrarme con él en un parque en donde se encontraban mis mejores amigos Verónica y Daniel, fue un agradable momento. Sin embargo, no esperaba que el camino de mi vida cambiara por el simple hecho volverlo a ver.

Ahora que lo vuelvo a ver creo que mis sentimientos han "crecido" pero al pensar en Juan todo cambia... Estoy en un grandísimo dilema entre "escoger" a una sola persona.

Al día siguiente.

Me sentía enferma y le avisé a Juan David que no saldría, estaría en cama descansando y viendo series.

Llamando a Juan David.

—Hola Juan, ¿Cómo estas?.

—Hola preciosas, muy bien, ¿Estás lista para el plan de ahora?

—Temo que no, me siento un poco enferma y creo no podré salir de casa hoy...

—No hay problema, si quieres podemos hacer un maratón de películas, ¿Qué te parece?

Ya lo tenía planeado, solo para mi.

Está bien, pero sería más tarde, ¿Bueno?

—Claro preciosa, nos vemos luego.

—Adiós Juan.

—Adiós Nath.

Llamada finalizada.

¿Ahora qué hago? Yo quería pasará la tarde sola para reflexionar... Me odio por decirle qué si.

Juan Pablo Isaza P.

Me encontraba desayunando con los chicos muy tranquilamente hasta que Simón dijo algo que me llamó mucho la atención.

—Perros, ¿Qué les parece si el viernes nos vamos de fiesta?— dijo bailando.

—¿El viernes después del concierto?— preguntó Juan Pablo Villamil.

—Si, si. ¿Por qué no?— habla Martín muy animado.

—No de ustedes pero, yo me apunto.

—Bueno, queda agendado para el próximo viernes— expresó Martín muy feliz.

Simón.

Mi novia me había dicho que vendría por unos días a acompañarme en la gira, estaba muy emocionado y sería una sorpresa para los chicos verla el viernes en la mañana.

Decidí llamarla.

Llamando a Nathalia.

—Hola mi novio hermoso.

—Hola mi princesa, ¿Cómo estás?

—Muy bien mi vida, estoy organizando mi equipaje para pasar la gira a tu lado— sonreí al escucharla.

—Te amo mi niña hermosa.

—Lo sé y yo a ti mi cielo.

—Discúlpame por dañar el momento pero debo decirte algo...

No hay problema, ¿Qué sucede?

—En este mismo hotel se encuentra Nathalia...

—¿La Nathalia colombiana? ¡NO PUEDO CREERLO, SE PRENDIÓ ESTO!

—Lo sé mi vida y necesito tu ayuda, para que hables con ella... Sabemos que Isaza vió a Nathalia en el Lobby con un chico. La cuestión es que no sabemos si Nathalia a visto a Isaza.

—Ay cielo y si tal vez es el novio... ¿Alguien a hablado con ella?

—Si, Martín salió con ella, le preguntaré y te escribo para que estes al penitente.

—Dale mi cielo, luego hablamos, adiós

—Adiós, preciosa.

Llamada finalizada.

Me dirigí a la habitación de Martín para preguntarle qué había sucedido ayer.

—Marto, ¿Puedo pasar?— pregunté tocando la puerta.

—Claro, pasa.

—¿Me puede contar que sucedió ayer con Nathalia?

Fui directo.

—Salió chismocito.

—Por favor— me hace una seña para pasar.

—Pues... No sé que sucede por la mente de Nathalia, creo que está confundida o algo así.

—¿Por qué lo dices? ¿Hay alguien más?.

De seguro el chico de la playa.

—Si, tiene un "amigo", el chico de la playa se llama Juan David y sus intensiones con Nathalia no me gustan...

Nos miramos por un segundo, entre los Vargas con tan solo mirarnos sabemos que piensa la otra persona.

—"No te gusta"...

—Sí, no me gusta...

Martín me contó todo lo que había sucedido ayer, me habló sobre los temas que tocaron y cuando él la acompañó a entrégale la chaqueta de Juan David.

Juan Pablo Isaza P.

El ambiente estaba pesado en la sala, decidí salir un rato para despejar mi mente y conocer un poco más el hotel.

Bajé al lobby, caminé en dirección a la zona de comidas, sentí que alguien me tocó el hombro y me preguntó sobre los precios que tenían los postres.

—Disculpe, ¿Sabe qué precio tiene ese pie de manzana?

—Discúlpame, no sé que precio tiene, pero si quiere puedo preguntar.

—No, no quiero molestarte— llamó a una chica del personal y le preguntó el precio.

Había visto a esa señora antes pero no recordaba en que lugar la había visto.

Se me hacía extraño recordarla pero no saber en donde la había visto.

¿Acaso es?

No, no lo creo, tal vez no es ella.

•••

Nota de la autora: Siento mucho drama por aquí y les diré que me encanta, soy muy fan de este tipo de historia.

Me ha gustado bastante lo que llevo.

Les quiere, Natalia.

DORADA | Juan Pablo Isaza P.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora