Capítulo 20

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Nathalia Martínez S.

Al ver a Villamil y Simón, me hizo recordar lo bien que me sentía cerca de Juan Pablo, no estaba lista para verlo de nuevo y "sentirme enamorada" porque estaba claro que él y yo nunca podríamos estar juntos.

Agradecí estar a punto de abordar mi vuelo, porque sabia que no volvería a verlos en mucho tiempo. Estaría con mi familia de viaje y la pasaríamos asombroso.

Al llegar a Barcelona.

—¿Por qué me pasa esto a mi ? Querido universo a veces te pasas...— logré ver a Martín a unos metros adelante de mi con su grupo en el mismo aeropuerto que yo.

—¿Qué sucede? ¿Todo en orden?— preguntó mi madre.

Le había comentado a mi madre todo lo que había sucedido en Colombia y como había conocido a este chico que ahora en adelante lo llamaré "el chico del sombreo".

—Acabo de ver al chico del sombrero con su grupo y por lo que veo van a estar de gira en Barcelona, Mamá no quiero que me vean, por favor, ayúdame.

Mi madre le comento algo a mi padre y él me dijo.

—No van a verte puedes estar tranquila en unos momentos llegará mi colega para salir de aquí lo más rápido posible— dijo mi padre.

—Gracias papá.

Nos dirigíamos a donde se encontraba el amigo de mi padre y fuimos a donde estaba.

Llegamos al hotel que tenía una hermosa vista al mar, mi madre siempre me decía que "cada cosa toma su momento" se refería a las olas que se esparcian por diferentes direcciones y se volvían a encontrar de nuevo.

—Papá, bajaré al lobby— le dije a mi padre mientras salía y cerraba la puerta.

Mientras me dirigía al ascensor pude sentir una puerta cerrarse y alguien caminar hasta donde estaba, yo solo miraba mi teléfono.

—¿Nath?

Reconocí su voz y me quede paralizada, no quise girarme y darle la cara, solo seguí caminado.

—Nathalia, ¿Sucede algo?

Llegué hasta el ascensor y entré, vi cómo él hizo lo mismo.

—Oye... No quería asustarte, lo siento.

—Estaba asustada, no te había reconocido— tiene su misma voz— no estaba segura si eras tú y por eso corrí.

—Discúlpame, Nathalia.

—Puedes estar tranquilo Juan David, no pasa nada, ¿Cómo has estado?

Bajábamos al piso número uno.

—Muy bien, no esperaba verte por aquí de nuevo.

—Es cierto, la verdad no esperaba ver a alguien conocido además de mis padres, obviamente— reímos.

—¿Quieres salir a caminar? Solo si quieres y no estás cansada.

—Si claro, llamaré a mis padres para avisarle.

Llamando a Mamá.

Hola mamá.

Hola hija, ¿Qué haces?

Me encontré con Juan David y voy a salir a caminar por la zona, quería avisarte para que no te preocupes.

Está bien, me llamas cuando estés de vuelta, cuídate.

listo mamá, adiós.

Llamada finalizada.

Juan David fue el primer chico que "logró" ganarse mi corazón, aunque poco tiempo después me di cuenta que no era la única que sentía lo mismo por él. Actualmente somos buenos amigos, pero debo admitir que está mucho más guapo que antes.

—¿Qué te dijo?

—Que estaba bien, ¿Hace cuánto estás aquí?— pregunté para romper el hielo.

—Hace dos días, estaré por una semana aquí.

Qué casualidad.

—Yo también estaré una semana aquí— sonreí.

Fuimos a la playa que estaba cerca por las instalaciones del hotel.

—Y... Cuéntame, ¿Qué ha sido de ti en los últimos años? Si se puede saber— pregunto mirándome.

—Estuve estudiando en Colombia y terminé dos carreras a la vez.

—Siempre me sorprendes Nathalia, que bueno que hayas terminado tus estudios.

—Si es un gran descanso y cuéntame, ¿Aún sigues viajando como Skater?

—Si, es algo agotador tener muchos eventos en tan poco tiempo, ¿Quieres sentarte ahí?— señaló una banca.

—Si claro, aún recuerdo cuando estábamos "pequeños" y me enseñabas cómo usar un skate...

—Me llena de nostalgia recordar cómo en ese momento todo parecía tan fácil y ahora es un caos total.

Juan David tenía esa manía de mover su cabellera y hacerme derretir, sabe que me gustan los chicos de cabello largo y lo hacía solo para hacerme sonrojar.

—Aún cuidas tu cabello por lo que veo— gira su cabeza y me mira.

—Algo así, la verdad no lo cuido tanto... Oye, ¿Recuerdas cuándo me decías que te encantaba mi cabello  por lo suave que era?— si lo recuerdo y reímos por eso.

—Claro que sí, en ese momento se veía muy bien.

—Tú ahora te ves muy bien...— dijo en voz baja pero escuché— ¿Puedes hacerme trenzas? Cómo en los viejos tiempos, ¿Si?— hizo un puchero.

—Claro, por los viejos tiempos.

Se sentó en el suelo frente de mi, su cabeza está entre mis piernas y así comencé a hacerle la trenza mientras él hablaba y miraba su teléfono.

Juan Pablo Isaza P.

Necesito salir.

—Vamos a la playa, mira que nos queda cerca Villa— habló Martín.

—No chicos estoy muy cansado, vayan ustedes, yo me iré a dormir— salió en rumbo a su habitación.

—Ay perrito, esta bien.

Saliendo de nuestro apartamento de hotel nos dirigimos a la playa, no habían personas porque comenzaba a hacer frío.

—Parce, Villa tenía razón, qué frío— manifestó Simón.

—Creo que ellos no tienen frío— señaló Martín a una pareja.

Al mirar esa pareja reconocí el rostro y cabello de la chica, estoy sorprendido por verla de nuevo pero no estaba entendiendo la situación en ese momento.

—¿Esa es...?— Simón golpeó a Martín.

—Sí es Nathalia y veo que la está pasando muy bien.

—Creo que es mejor regresar, vamos chicos— dijo Simón.

—Si, es mejor volver con Villa.

Al regresar al apartamento no podía dejar de pensar en Nathalia y ese chico qué probablemente es su novio, pero me alegro que haya encontrado a alguien después de tanto.

•••

Nota del autor: ¡Ay, mi corazón!

Les quiere, Natalia.

DORADA | Juan Pablo Isaza P.Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon