Conociendo el objetivo

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Mi competencia....es decir Tina y yo bajamos para encontrarnos con Jackson.

—Por fin bajan, pensé que iba a tener que llamar a alguien para que las sacara de ahí...luces bien Tina.

—Gracias... la fiesta comienza en poco tiempo, iré a ayudar a mi mamá con algunas cosas, por favor quédense aquí por si llega alguien.

Tina se va y Jackson y yo nos dejamos caer en el enorme sofá de la sala.

— ¿Tina no te comió viva o sí?

—No, pero fue muy traicionero de tu parte dejarme sola con ella...sabes que me odia

—No te odia, tú la odias.

—Y ella a mí.

— ¿Entonces si la odias?

—Bien me descubriste.  

Pasa el brazo detrás de mí y me pega contra él.

—Lo siento... y gracias por ayudarla.

—El precio que tengo que pagar —digo entre dientes.

— ¿Qué?

—Que no fue nada pero me tienes que pagar —miento.

— ¿Cómo?

—Quizá admitiendo que solo estamos en esta fiesta porque estás enamorado de la amiga tonta de tu prima ¿Cuál es su nombre? a si Monic.

Él me aparta de su lado y molesto responde.

—Ella no es una tonta.

—Te gusta.

—Claro que no.

—Claro que sí, babeas por ella, espero la invites a bailar hoy o yo misma haré que bailen.

— ¿Y tú con quien bailaras?

Por mi mente pasa solo un nombre, Alexander Payne. Pero por supuesto no lo digo.

—Bueno no te preocupes por mí, ya se me ocurrirá.

A la media hora la casa ya está casi llena. No hay señales de mi objetivo. Genial. Empiezo a pensar que no vendrá y me tranquilizó por ello. Jackson me abandonó como lo imaginé por esa tal Monic. No me cae mal como Tina, ella es un poco más humilde, pero vaya que si es tonta, pero si eso está bien para Jackson lo está para mí.

Veo a Tina dirigirse a mí con un vaso en la mano que me entrega y bebo casi de un solo golpe. Necesitaré valor para no parecer una boba si es que tengo que acercarme al objetivo.

—Él vendrá pronto —dice Tina.

¿Cómo lo sabe? ¿Acaso tiene un radar para chicos egocéntricos y mujeriegos? Porque si es así quiero uno. Me ahorraría la pena de investigar como son para luego votarlos. En mi vida solo he tenido una relación seria. O más o menos así era. Él iba a mi casa, a mi papá le caía bien, Jackson lo odiaba. Pero nada funcionó, todo se volvió monótono y aburrido. Luego se fue de la ciudad y jamás supe de él. Ni siquiera me sentí mal por ello. Así que como verán no tenía mucha experiencia en cuanto a relaciones se refería y eso me estaba poniendo enferma. Pero el alcohol lo cura todo y con unos vasos más de vodka preparado ya era otra. Comienzo a bailar sola en la pista como una idiota hasta que no pude más. Las ganas de vomitar me ganaron. Mi primer instinto fue ir al baño pero Estaba ocupado. Así que voy a la solitaria y casi oscura cocina. El lavatrastos se llena de mi porquería. Tomo el atrevimiento de abrir el refrigerador para encontrar algo más saludable que tomar. Suerte que la madre de Tina no era una estúpida como ella y toma Clorofila. El rico sabor a menta llena mi boca y garganta. Doy un salto cuando escucho la puerta que daba al jardín cerrarse detrás de mí. Me giro y suelto un grito al ver a alguien un poco irreconocible por la oscuridad frente de mí.

— ¿Estas asaltando el refrigerador o algo así? —pregunta con su masculina voz.

—Claro soy la roba refris —me río como una idiota—. ¿Me vas a acusar?

Veo como levanta las manos como en señal de paz.

—Para nada... ¿Cuál es tu nombre preciosa?

—Lo has dicho ya —en un intento fallido por guiñarle un ojo a la figura frente a mi cierro ambos y no sé como pero casi caigo al suelo de no ser porque él se acerca y me sostiene riendo.

Por fin puedo verlo y me asusto por lo que veo.

—Alexander.

Él me mira divertido y confundido.

Él me mira divertido y confundido

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— ¿Te conozco?

No respondo, o más o menos. Lo que pasa es que vómito encima de él y luego muero de vergüenza.


La apuesta © ➼ Editando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora