Secretos.

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Luego de pasar el día trabajando fui a mi casa a pensar en la propuesta que Lucy me había hecho y termine aceptando, de todos modos haría algo que a Lorna le gustaba y todo lo que llegara a lograr seria en su nombre. En medio de mis pensamientos sonó mi teléfono y vi el nombre de la mamá de Lorna en la pantalla.

– ¿Alo?

– Hola nena – dijo tiernamente.

– Hola Isabel ¿Como estas?

– Bien linda ¿y tú? – Ella suspiró.

– Bien...

– Nena, discúlpame llamar a esta hora pero necesitó que mañana vengas a la casa – guardo un poco de silencio – Tengo algo que entregarte.

– ¿Entregarme? – Pregunte ansiosa.

– Si, pero no diré nada, acá te espero en la noche ya que me entere que estas trabajando y eso me alegra – Sentí su sonrisa de orgullo al otro lado y Sonreí también aunque ella no pudiera verme.

– Gracias ma – acostumbraba a decirle así ya que era como una madre para mí – Entonces allá estaré sin falta.

– Esta bien, acá te esperó que tengas buena noche y descansa – dijo colgando y yo me despedí.

¿Algo que entregarme? Eso era raro pero no pensé tanto en eso, decidí dormir y esperar que pasaría.

(...)

– ¿Que te parece si vamos esta noche a practicar un poco y a ver algunas carreras? – dijo Lucy mientras limpiaba la barra.

– No puedo, la mamá de Lorna me pidió que pasará por su casa – Sonreí con nostalgia – ¿te parece mañana?

– Oh, si no te preocupes – sonrió – ¿Estas bien?

– Si, muy bien – No mentía – ¿Por qué?

– Pues luego de lo que paso pues... – su madre salio de la cocina y decidió no hablar más.

– Bueno chicas, veo mesas que no han sido atendidas – dijo Beth dándonos una orden y las dos so reímos y atendimos.

Fue un día algo calmado, no hubo nada nuevo llego la noche y algo me tenia con ansiedad ¿que me entregaría la mamá y que fuera tan importante?

Llegue a su casa y me abrió Mat se sonrojo al verme y yo solo sonreí con algo de vergüenza pero no dijimos nada, seguí y en la sala de estar se encontraba la mamá.

– Que linda estas – dijo dándome un abrazo fuerte y yo se lo respondí.

– Muchas gracias, tu también estas bien – dije devolviendo el cumplido.

– Te debes estar preguntando el porqué de venir a casa.

– Pues en realidad si me ha dado algo de curiosidad – admití y ella sonrió.

– Bueno, esto – dijo mostrándome un pequeño libro que tenia en sus manos – era de Lorna, algo como su diario y yo quiero que lo conserves.

– ¿No crees que seria algo inapropiado?

– Tu conocías a mi hija más que cualquier persona y se que debes saber todo lo que hay acá, no lo leí yo porque se que a pesar de todo hubieron cosas que ella no me contó y si no es así debe ser por algo... – suspiro – pero tú la conocías como nadie y quiero que lo conserves ¿que dices? – Lo pensé mucho, de verdad era irónico que ella dijera estas cosas cuando en realidad Lorna siempre le contó todo, pero en algún momento pensaría que no.

– Lo aceptaré – dije por fin y ella sonrió.

– Ahora cuéntame de ti ¿no piensas entrar de nuevo a la universidad?

Prefiero Estar SolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora