— Tenemos que mandarla con la reina blanca. Antes de que la inmensa cabezota la note.
—¿ Reina blanca?—les pregunto confundida.
—¡Oh! Es la reina buena—sonrió— hermana de la reina roja
___ asíntio confusamente.
—- ¡Pero ahora es muy tarde! ¡Deberías dormir aquí!; dijo el sombrero emocionado.
Todos excepto ___ lo miraron confundidos.
—¿Pero aún es tem...—el gato le tapo la boca.
El sombrero sonrió y hizo un una reverencia para tenderle la mano a ___ quién sonrió tímidamente y acepto. Mientras le llevaba a lo que sería su nueva habitacion.
—E amor—sonrió el gato viendo como el sombrero se alejaba con ___.
—¿Quieres te?...—le pregunto la liebre
°°°
Érase una vez un dragón alado que vivía en una tierra fría, húmeda y oscura. Aquel dragón había decidido aislarse del resto de criaturas que allí habitaban, y se pasaba los días volando y merodeando las aldeas. Durante uno de sus vuelos de reconocimiento, le llamó la atención una princesa. Aquella princesa era diferente a las demás porque tenía alas que le permitían volar.
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El dragón se pasó semanas observándola desde la distancia. Estaba entusiasmado con todo aquel repertorio de movimientos. Había visto anteriormente otras princesas, pero jamás ninguna como esta. Las noches se le hacían cada vez más largas al dragón, ya que regresaba a su cueva y lo único que hacía era contar las horas hasta que el sol volvía a aparecer, señal natural de que pronto volvería a ver a aquella princesa de alas doradas. Pronto el dragón se dió cuenta de que se había enamorado de la hermosa princesa.
En los sueños suspirando por anheló por esa pizca de amor. Un amor prohibido entre un joven que parecía ser un ladrón y la futura reina de infratierra... ¿Que realmente sucedió?
