Capítulo 3

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Lauren

Ya es lunes y debo retomar mi rutina. Con eso en mente me dirijo al gimnasio de la universidad. Cruzo el campus mientras me acomodo la chaqueta y me pongo la capucha. Hay un fuerte viento que golpea mi rostro así que llevo mis manos para apartar mi cabello. El contacto se siente frío. 

Hoy es uno de esos días que no siento nada. Ni satisfacción, ni tristeza, ni ira. Cuando esto ocurre suelo caminar mucho, jugar baloncesto y leer. Lo último me permite estar en la piel de otro, sentir su angustia, tristeza, alegría y dolor.

Caminar me relaja desde que soy niña. Puedo tener mil pensamientos o puedo decidir concentrarme en mi entorno y sacar todo de mi mente. En aquella época tal habilidad era muy necesaria. En aquella época debía bloquear toda emoción para que la tristeza no arañara mis entrañas.

Paso por el salón de música y escucho un llanto musical. Las notas de la lira son melancólicas y dolorosas. Transmiten energía negativa. Mi respiración se detiene cuando veo a través de la ventana. Mi Camila tiene los ojos cerrados. Mi Camila deja de tocar el bello instrumento. De repente sus manos van a su rostro antes de empezar a sollozar descontroladamente. 

Ni siquiera controlo mis decisiones cuando empiezo a caminar en su dirección.  Bajo la persiana y cierro la puerta al pasar. 

Me choca un tren de emociones. Me causa un dolor insoportable verla en ese estado. Mi estómago se encoge y la ira en mi interior se siente como lava caliente.  

¡¿Quién le causó sufrimiento?!

Ella al escuchar el sonido de la puerta cerrándose, abre los ojos y me observa directamente. El temblor de su cuerpo aumenta y no puede detener las lágrimas.

Yo me sigo acercando y me siento a su lado.

- ¿Qué ocurre?--Me observa con sus grandes ojos marrones. Su respiración es irregular y una gran cantidad de lágrimas siguen bajando por su rostro.

-Mi..bisabuelo.. falle..ció hoy -- sus mejillas tienen un color escarlata y las pecas se acentúan aún más sobre su piel. 

- Lo siento mucho-- digo mientras le pongo una mano en el hombro y le doy un suave apretón.

- Quiero decirte que cuentas conmigo. Sé que solo nos hemos visto en las tutorías y en algunas fiestas pero puedes confiar en mí. Si necesitas compañía o un hombro para llorar, aquí estoy. Si quieres salir para despejar tu mente, también estoy disponible--

Creo que siempre estaría a su disposición sin importar la hora, fecha o lugar pero no se lo digo. Supongo que podría asustarla. 

Yo anhelo un abrazo suyo. Con ese gesto me tendría aún más atrapada. Podría consolarla y ella podría aliviar la constante incertidumbre que me consume.

-Gra..cias- 

Permanecemos en silencio durante una hora y media aproximadamente.  Pienso estrategias para ayudarle lo más rápido posible a salir de ese hoyo. Sé lo que es estar ahí y no quiero que pase por tanto. Ella es luz en la oscuridad. Brilla como el sol. No permitiré que su chispa se apague.

-¿Para dónde te dirigías?-- cuestiona mientras toma los paños húmedos que le ofrezco para limpiar con delicadeza su piel. 

-Para el gimnasio. El entrenamiento de baloncesto inicia temprano.-- observo detenidamente sus movimientos. 

¿Qué más podría ver? si el paisaje más hermoso está ante mis ojos.

- Me siento muy avergonzada contigo. En menos de una semana me haz visto dos veces descontrolada. Te puedo asegurar que no es común. Además, perdiste tu práctica por estar  conmigo. Eres muy gentil y educada, muchas gracias.-- Las comisuras de sus labios se alzan brevemente y noto que poco a poco está volviendo la energía que la caracteriza.

Siento la boca seca al ver el color chocolate de sus ojos. Noto que espera alguna reacción así que trago antes de darle una sonrisa. 

- Darte apoyo es gratificante.-- no hay algún otro sitio donde preferiría estar, digo para mis adentros.

Se queda pensativa un momento antes de comenzar a maquillarse. Me deslumbra la manera en que su mirada se torna sensual por la pestañina.
Continúa aplicándose los demás productos hasta que culmina. 

-¿Cómo me veo? --Más hermosa que la propia Afrodita.

Siento que se me va el aliento al estar tan cerca suyo atrapada en esa mirada cálida.

- Te ves hermosa -- susurro sin poder evitarlo.

Una mancha rosada aparece en su cuello y sube por sus mejillas

-Gracias, Lauren-- susurra sonriendo complacida. No obstante, a los pocos segundos, su mirada se torna triste.

-Debo ir a mis clases. No puedo ser irresponsable a pesar de cómo me siento-- me dice mientras se pone de pie y cuadra los hombros.

-No dudes en llamarme si necesitas compañía y comprensión-- digo mientras no aparto la mirada

-Eres una gran persona. Gracias-- da media vuelta y se marcha.

En ese momento me dí cuenta de algo. Aquella postura segura, elegante y dulce esconde muchas batallas.

Anhelar a un ángel Where stories live. Discover now