MOTHER of DRAGONS - LEGOLAS GREENLEAF [EN EDICIÓN]

capítulo 4: Sol y estrellas

- Disculpe, pero... - se acercó la curiosa mujer de cabellos rizados y rubios. - ¿Usted es una maia? - pregunto sentándose a su lado ignorando completamente las miradas penetrante de los cuatros que caían en picada sobre ella. Eran bastante desconfiados.

Daenerys aflojó las muñequeras y se quitó el pechero poniéndolo a un lado, quedando con su camisa negra y saco de cuero del mismo color. Ella observó de reojo a la mujer mientras se servía el vino.

- No, no lo soy. - respondió secamente y llevo el vaso de vino a sus labios y lo bebió de un solo trago. La mujer parecía confundida pues había arrugado su ceño.

- ¿Entonces que eres? - pregunto nuevamente y la mujer soltó una risa divertida girándose del todo a ella para observarla con una ceja levantada.

- Eres una niña bastante curiosa. - dijo con burla y la contraria arqueo ambas cejas ladeando su cabeza.

- Soy una mujer. Podemos tener la misma edad. - dijo ella con recelo pues no le gustaba que la traten de niña. Daenerys alzó está vez ambas cejas - tengo 26 ¿Y usted? - entonces sus compañeros soltaron una carcajada y Daenerys observó fulminado con la mirada a los contrarios que se reían aún más al ver su rostro.

- Me haces sentir vieja, señorita de Rohan - bufó volviendo a servir vino en su vaso. - En los años que tarde en regresar de la oscuridad; mí aparecía prevaleció pero los años de mí edad siguieron sumándose. - respondió y dejó aún más confundida a la mujer que agachó la cabeza. Entonces una fuerte voz masculina se unió a la conversación:

- ¿Entonces eres inmortal...?- pregunto abruptamente el elfo que fue reprochado con la mirada por parte de Aragorn y Gimli, sin embargo ella giro a verlo directamente y se encogió de hombros.

- Tal vez... O tal vez muera dentro de poco... Quien sabe, el señor de la luz solo puede saberlo - lo último lo susurro mantenimiento sus carnosos labios sobre el borde del vaso y luego tomo el vino que sabía más amargo de lo normal. Su comandante le regaño con la mirada y los otros tres agacharon la cabeza con una mueca triste cual niños al negarles un dulce.

Nadie sabía exactamente cuántos años tenía Daenerys, - ella estimaba que tenía 75 años- ... Nadie sabía como había sido resucitada y cuanto duraría allí, pero ella sabía y sentía que constantemente una oscuridad la seguía casi pisando sus talones, tal vez la muerte se había resentido al ser resucitada. Y que tal vez su llama se podría apagar en cualquier momento por aquella oscuridad prevaleciente en su sendero.

Todos guardaron silencio y ella no quiso hablar más de ello. Humedeció sus labios con sabor a vino y dejó el vaso vacío arriba de la mesa.

- Por favor, olviden lo que dije. - mascullo con la cabeza gacha y comenzó a comer lentamente, casi sin ganas. Los demás respetaron las palabras de la mujer y con el ambiente incómodo que se había formado también siguieron comiendo. Eöwyn decidió animar el lugar con alegres charlas que fácilmente había logrado simpatizar con Nix la más agradable de ellos; con una sonrisa simpática y su pelirrojo cabello resaltando en la tenue luz de las antorchas.
Daenerys decidió salir afuera, y mirar las estrellas, diciéndoles que no la siguieran. Quería su propio espacio.

Cuando salió observó el lento despejar de las nubes que de a poco dejaban ver las hermosas estrellas acompañar a la redonda Ithil.
Ella camino hacia un banco y se quedó a observar las estrellas, oyendo como la tranquilidad se apoderaba de lo que fue anteriormente un campo de batalla y casi la extinción de Rohan. Pasos largos y cautelosos se acercaron a ella, obligándola a bajar su vista; encontrándose con el elfo de imponente altura pero de serenos ojos celestes como el cielo al amanecer. Hermosas facciones, junto a largo cabello rubio; perfecto en pocas palabras. Era un elfo después de todo y Daenerys se comenzó a preguntar si todos eran así de bellos.

- ¿Puedo sentarme... Con usted? - pregunto y la peliblanca asintió evitando conectar miradas con él. Legolas se sentó junto a la mujer a una distancia prudente, dejando espacio en medio de los dos. Ambos miraron el cielo nocturno, deleitándose en la paz que transmitía en tiempos como ese. - Disculpe mí rudeza al preguntarle tal cosa en plena cena. - se disculpó él; con arrepentimiento en su tono de voz. Dany volteó a verlo y ambos chocaron sus miradas. Daenerys aflojó sus tensas facciones y volvió a mirar el cielo como si fuera lo más interesante del mundo y que lo era de muchas formas.

- No hay nada que disculpar, Legolas. Solo fue una pregunta que ni yo he podido responderme pero que afecta mucho a los que me rodean y acompañan... Sinceramente solo estoy aquí para forjar un mundo mejor para ellos cuando yo marche a la muerte de una vez. - su voz sonaba tan calmada y su rostro solo podía ser decorado con una dulce sonrisa. Como si no estuviese hablando de su propia muerte. - Ellos son importantes para mí por lo que solo quiero su futuro bienestar... - mascullo ella y sintió cierto alivio al decir aquello. Aunque no entendía porque se abrió así a un elfo desconoció, pero él emanaba esa calma y seguridad que te hacia vomitar tus más profundos pensamientos. Legolas observaba su perfil y contempló su cabellera plateada relucir a la luz de la luna. Era hermosa a sus ojos.

- Realmente eres una reina ejemplar... - dijo él ganándose la atención de la mujer, entonces le sonrió. - Eres como el sol y las estrellas. - ahora él era el que posaba su vista en el cielo y ella lo observaba paralizada en su lugar; con los ojos bien abiertos y dejando de respirar por un instante. Volteó su rostro y bajo la mirada al suelo
- "Sol y estrellas" que irónica nostalgia - y sonrió recordando dolorosos pero hermosos recuerdos.