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Después de pasar, lo que para Kihyun fue una eternidad en el despacho, ambos chicos salieron.
A pesar de que adentro se había consumado parte de su amor, y que, en gran medida se habían aclarado grandes dudas, cuando pisaron fuera, ambos se sentían como un par de desconocidos.
No se atrevían a mirarse a la cara, y solo avanzaron hacia la pequeña sala de espera donde se encontraba Susan, solo guiándose de las pisadas en el suelo.
Cuando salieron, una ansiosa Susan fumaba un cigarrillo mientras caminaba en círculos, y cuando vio a ambos jóvenes salir de la puerta con persianas, una mirada aliviada adornó su hermoso rostro.

—¿Cómo... ¿Cómo les fue ...?— Las manos de Susan estaban temblando. Le costaba trabajo sostener su cigarrillo con firmeza.

—Todo está bien...— Respondió Hyunwoo con un tono apagado, tampoco dirigiéndole la mirada a su secretaria. —Estoy agotado, iré a mi habitación a descansar. Te veo mañana en el trabajo— Hyunwoo no miró ni de reojo a los dos entes que dejó atrás en el despacho cuando salió por la puerta de madera.

Susan miró al bello joven a su lado con añoranza, en espera de que dijera algo sobre lo que ocurrió adentro. Lo vio demasiado abatido, por lo que sentía que no era correcto preguntarle al respecto. Ella estaba dispuesta a escuchar todo aquello que Kihyun quisiera decirle solamente.

—¿Qué fue lo que vi ahí dentro?— Finalmente habló Kihyun, después de un corto silencio.

—No lo sé, dime tú— Susan tenía un rostro tan hermoso que era calmante solo el apreciarlo.

Kihyun, con la mirada perdida y la cabeza revuelta, caminó lentamente al gran sillón victoriano; Susan lo siguió y ambos se sentaron lado a lado para poder conversar con comodidad.

—Hyunwoo habló sobre que era un mero recipiente, y también que casi mataba a uno de los chicos que había traído antes, y...— Kihyun no miraba a Susan, su mirada estaba perdida en un punto fijo del suelo, mientras intentaba aclarar su mente.

—¿Y...?— Demandó Susan.

—Vi.. Algo...— Kihuyun se detuvo y frunció el ceño, intentando recuperar cada trozo de memoria de lo que había ocurrido adentro. —Era extraño, y puede que me llames demente, pero tenía la apariencia como de un... Un...—

—¿Demonio?— Interrumpió Susan. Aquella palabra despertó del trance al joven de piel de porcelana y acaparó toda su atención en la bella mujer pelinegra.

—No... ¿No lo imaginé?—

—Desgraciadamente no, Kihyun. Viste bien— Susan se recostó en el respaldo del sillón mientras soltaba un suspiro melancólico.

—¿Cómo es que...? ¿Qué es Hyunwoo en realidad?— Kihyun estaba al borde de las lágrimas.

—¿Hyunwoo? Hyunwoo es un humano, o al menos una corteza humana. Lo que viste en ese reflejo, es lo que está dentro de él— Susan sacó otro cigarrillo de su saco y lo encendió para comenzar a calar de él.

—N- No... No entiendo— Kihyun se sentía frustrado. Y al ver que Susan estaba fumando, cosa que jamás la había visto hacer, podía entender que esto era realmente serio, crudo, y duro.

—Dime Kihyun... ¿Crees en Dios?— Susan miraba melancólica a la nada.

—Yo... No lo sé... — Kihyun titubeaba. —Creo que si, ¿tal vez?—

—Entonces te recomiendo que a partir de ahora, le reces mucho— Susan apagó su cigarro en un cenicero de plata que había en la mesa de cristal. —Lo que viste adentro, fue real, es real, y es exactamente lo que crees que es... Un demonio—

Kihyun sintió como su corazón se encogió, sus manos se le enfriaron y comenzaron a temblarle, además de que su respiración se agitó.

—¿Hyunwoo es un demonio?— Preguntó despavorido.

The Diamond River 💮 Showki.Where stories live. Discover now