2

572 85 21
                                    


Durante el banquete de desayuno, Kihyun continuaba ignorando por fuera el sobre que había dejado varado en la noche anterior, sin embargo, por dentro sus únicos pensamientos eran esas bellas palabras escritas a mano y el remitente S.
Joe estaba sentada a un lado de él, ya masticando un pan integral con margarina, volteó a mirarlo de reojo y frunció la ceja mientras lo examinaba con detenimiento ante su extraño comportamiento de esta mañana.
Kihyun solo jugueteaba con la cuchara de café mientras revolvía una taza caliente con pereza, miraba al horizonte y su mano servía de apoyo para su perfecta mandíbula.

—¿Sucedió algo?— Preguntó Joe con voz suave mientras deglutía el bocado de pan, haciendo que Kihyun saliera del trance y tirara un poco de café sobre la mesa.

—Rayos...— Susurró con malogro. —Oh bueno yo...— Continuó hablando mientras limpiaba el incidente con una servilleta. —Joe, ya tienes mucho tiempo trabajando en esto, dime, ¿es normal o común que recibas cartas?— Deambuló la mirada hacia la dirección de la chica pelirroja, esta a su vez, sonrió triunfal y ladeó la cabeza uniformemente para acomodar su flequillo.

—Uy cariño, si supieras. Todo el tiempo estoy recibiendo cartas, es más común de lo que crees— Habló con algo de soberbia y le dio un sorbo a su café. Hizo un gesto de desagrado al darse cuenta que seguía muy amargo, así que procedió a ponerle unas cuantas cucharadas más de azúcar. —¿Por qué? ¿Acaso nuestro pequeño Kihyun recibió una de algún admirador?— Un tono pícaro salía de sus gruesos labios y miró con ansias al joven castaño.

—Pues... Sí— Musitó. —Pero su contenido me pareció muy extraño e intrigante. Decía que algún día estaría en sus brazos y cosas sobre el alma y así— Un tono suave y a la vez tímido salían directo de las cuerdas vocales de Kihyun.

Joe rodó los ojos mientras sonreía, dándole un aspecto jocoso y despreocupado. Abatió la mano y acomodó su cabello.

—Ay cariño, muchos dicen eso. Hay de todo en este lugar: algunos te dirán que te sacarán de aquí y que te aman de verdad, que no esperan a tenerte en sus brazos para darte la vida 'digna' que mereces. Aunque también hay algunos que te escriben sus más hórridas fantasías y propuestas indecentes. Realmente no es nada de qué preocuparse tanto. A este paso seguirás recibiendo cartas de mal en peor dulzura— Le dio otro sorbo a su café dando por terminada la conversación.

Unos minutos de silencio no tan incómodo después, Lucio apareció de entre los muebles y se sentó enfrente de sus dos querubines.

—Buenos días dulzuras— Musitó entre un bostezo. El maquillaje glamoroso de la noche anterior había desaparecido y había dejado a un hombre con notorias marcas de la edad y cansancio en el rostro.

—Buenos días querido Lucio mío— Joe tomó la mano de Lucio y le depositó un respetuoso y cariñoso beso en los nudillos.

—¿Aún no bajan a desayunar los demás?— Preguntó mientras sacaba una cajetilla de cigarrillos rosados y depositaba uno en sus delgados labios.

—No— Respondió Kihyun ahora comiendo un emparedado de atún. —Supongo que siguen durmiendo—

—Anoche la racha de ventas alcanzó los cielos, todos mis angelitos estuvieron ocupados gran parte de la noche, si saben a lo que me refiero— Para ese momento, Lucio hizo una pausa a su habla para encender el cigarrillo con cautela y sacar un humo espeso por su respingada nariz. —Deben de estar agotados, déjenlos descansar— Apoyó sus codos en la mesa sin dejar de ponerle atención al cigarro. Con su mano libre tomó el cenicero que estaba al centro de la mesa y le dio unos ligeros golpeteos con el dedo a su vicio, dejando que la colilla cayera en su lugar. Posteriormente tomó la cafetera y se sirvió una gran taza de café, que no endulzó ni nada.

The Diamond River 💮 Showki.Where stories live. Discover now