#4: A llorar al valle

47 6 0
                                    

- ¡Ranpo!

Como hermano mayor, el pelinegro era experto en leerme.

- A mí no me vengas con mentiras, lo tienes escrito por todo el careto de boba enamorada.

Y, por supuesto, en meterse conmigo, sobre todo si su objetivo era avergonzarme. 

- Ahora por gracioso vas a pagar tú la comida.

- Qué pena, no me traje la cartera.

- Me di cuenta, la tengo yo- me eché a reír triunfante cuando, inocente como siempre, su destinado refutó las palabras del omega.

- Eres demasiado atento, Poe-Kun- resopló él, dejando caer su cabeza sobre la mesa pero dedicándole una tierna mirada de reojo al americano, quien se sonrojó antes de encogerse sobre sí mismo. Era un alfa tan mono que a veces una se olvidaba de que era él el dominante y no mi hermano, pero eso era precisamente lo que le gustaba al omega... Quien no se cortaba un pelo al hablar de su vida privada e íntima, presumiendo del semental que su lindo destinado dejaba salir a solas con él.

Por suerte o por desgracia, esta vez solo estaba yo con ellos.

- No quiero hacerlo aún, solo estoy...

- Con unas tremendas ganas de quedarte empalada cual pincho moruno. 

- ¡Que no!

- Kouri, pasé por esa fase, yo también fui despacio con él- miró al castaño, que rápidamente apartó la mirada de su omega- y cuando casi íbamos por dos meses estaba que me subía por las paredes. 

- P-Puedo corroborarlo...

- Siempre arrastras al pobre Poe a tus conversaciones salidas de tono, ¿no te da pena?

- Yo se lo compenso luego, no es que se queje tampoco.

- ¡Ranpo!

- Si sigues gritando mi nombre al final todo el restaurante se va a enterar de cómo me llamo.

- Pues deja de decir semejantes burradas.

- No son burradas, son verdades. Y volviendo a ti...

- Que no estoy urgida, joder, deja de insistir. 

- Cariño, crecí contigo, sé leerte casi tan bien como mamá y papá, no niegues lo evidente. Apestas a omega reclamada y eso que no te ha marcado aún, yo no lo conozco en persona pero solo de notar tu olor ya me estoy ahogando en la tensión sexual que tienes con él.

- Somos nuevos en todo esto, maldita sea, es normal que estemos nerviosos. 

- Entonces lo admites.

- Una mierda lo admito, te estoy diciendo que solo son nervios.

- Ajá...- alzó una ceja. Tuvo la "cortesía" de callarse cuando el camarero nos trajo la comida, pero nada más irse sonrió con esa expresión tan picaresca heredada de nuestro padre omega-. ¿A que la última vez que estuviste con él te costó mantener controlada a tu omega?

La cara que le puse lo hizo reír.

- Eres insufriblemente observador y me tienes hasta las narices con esa deducción sobrehumana. 

- Qué le voy a hacer, si nací así tengo que sacarle partido hasta con mi hermanita. 

- Vale, sí, mi omega ahora salta como una liebre cada vez que vuelvo a verlo, pero no quiere decir que quiera lanzarme ya a tercera base.

- Qué inocente eres...

- ¿Qué? ¿Acaso tercera base no es hacerlo?

- No, mi vida, no- levantó una mano para enumerar mientras apoyaba la barbilla en la otra, muy entretenido con la situación-. Primera base son los besos, generalmente los atrevidos que intuyo ya has dado. Segunda base son caricias por encima de la ropa, que también supongo que has hecho y te has dejado hacer- cogí el cuchillo como advertencia y lo clavé en mi filete, más roja que el vino que estábamos compartiendo-. Tercera base es sexo oral, y cuarta base es lo que tú te estás muriendo por probar.

Flawless Fate (Omegaverse)Where stories live. Discover now