Beth-Anne nunca ha destacado por su paciencia y su autocontrol. De hecho, ha destacado por todo lo contrario. Es una chica bastante inestable que lucha por controlarse a sí misma desde que es una niña. Muy pocas cosas hacían que se mantuviera establ...
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Haberme quedado con Alex en su casa ha hecho que me olvide por completo de tomarme la medicación que me toca a las diez de la noche. Son la una de la mañana y no puedo dormir por culpa de eso. No doy vueltas en la cama porque sino voy a despertar a Alex y es lo que menos quiero ahora mismo.
Ni siquiera sé si tengo las pastillas en la mochila, aún así me levanto de la cama con cuidado y me subo un poco más los pantalones de deporte que me ha prestado Alex. Salgo de la habitación dejando la puerta entornada y voy al salón donde tengo mi mochila. La busco con la linterna de mi móvil. La dejo boca arriba en la mesita de centro mientras abro mi mochila. Cuando lo hago, agarro el móvil de nuevo y busco por dentro.
Bingo.
Saco una del plastiquito y voy hacia la cocina con mi móvil. Lo dejo boca arriba de nuevo mientras me lleno un vaso de agua. Me tomo la pastilla y dejo el vaso en el fregadero. En vez de irme a la habitación, me siento en el sofá esperando que el sueño llegue a mí. Dejo mi móvil con la linterna enfocando el techo y me pego las rodillas al pecho. Suspiro mientras echo la cabeza hacia atrás.
Cierro los ojos escuchando unos pasos acercarse a mí. Alex se ha despertado.
―Siento si te he despertado ―murmuro sin moverme ni abrir los ojos.
―No me has despertado tú ―dice sentándose a mi lado. Yo lo miro y lo veo un poco adormilado y con una sonrisa―. ¿No puedes dormir? ¿Quieres que te lleve a tu casa?
―No ―me apresuro a decir―. Mi cuerpo sigue acostumbrándose a esta medicación y, cuando me la dejo, me cuesta dormir. Me había olvidado de tomármela y he venido a hacerlo. Estaba esperando a que me entrara el sueño para no dar vueltas y molestarte.
―Túmbate con la cabeza en mi regazo ―dice palmeando sus piernas. Yo lo miro dudosa―. Venga.
Me tumbo boca arriba en el sofá usando su regazo como almohada. Me pasa la mano por los ojos para que los cierre y yo lo hago. Siento su dedo dibujar líneas imaginarias por mi rostro de una forma suave. Sonrío sin poder evitarlo ni un poco. Su dedo viaja por mi frente, baja por mi mejilla y acaricia mi labio inferior con delicadeza. Peina mis pestañas con suavidad, recorre mis párpados y luego baja hacia nariz
Increíble y rápidamente voy cogiendo el sueño y se me escapa el primer bostezo. Una pequeña lágrima a causa del bostezo baja por mi sien y Alex la limpia. Siento su mano acariciar todo mi costado y baja por mis caderas y muslos hasta llegar a mis piernas. Pasa su brazo por detrás de mis rodillas, otro por mi espalda y me levanta.
―Vamos a la cama ―me susurra mientras lo abrazo por el cuello.
―Mi móvil...
―Ahora lo cogeré.
Cuando quiero darme cuenta me ha dejado encima de la cama. Se disculpa un momento y mientras me estoy cubriendo con la sábana gris, él vuelve con mi móvil en la mano. Lo deja en la mesita de noche de mi lado. Rodea la cama y se tumba a mi lado. Una vez dentro de las sábanas, se acerca a mí y deja un beso en mi frente.
