1

8.1K 638 81
                                    

¿Sabéis esa sensación de que algo está yendo mal pero no sabes ver qué es exactamente? Te pasas horas, días o semanas pensando y buscando qué es lo que te está causando esa inquietud, pero aparentemente todo está normal

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

¿Sabéis esa sensación de que algo está yendo mal pero no sabes ver qué es exactamente? Te pasas horas, días o semanas pensando y buscando qué es lo que te está causando esa inquietud, pero aparentemente todo está normal. Es una sensación horrorosa, incómoda...

Pues esa misma sensación había tenido yo los últimos cinco días. No sé porque pero mi cuerpo me decía que algo iba mal. No en mí. O quizás sí. No supe que era hasta hace diez minutos.

―¡Ojalá te salga un herpes en el pene! ―grito lanzando por el balcón la maleta del que hasta hace once minutos era mi novio―. ¡Ojalá te la tengan que cortar y no puedas volver a follar en tu puta vida!

―¡Estás loca!

―¡¿Loca yo?! Vas a saber qué es estar loca ―exclamo mientras cojo la ropa que he metido dentro de una bolsa de basura hace un minuto.

Shane me mira desde la calle mientras recoge las cosas que he tirado a la calle desde mi precioso departamento en un tercer piso. Sus cosas. En vez de tirarle la bolsa con la ropa, empiezo a lanzar las cosas una por una. Un par de calzoncillos por aquí, un polo por allá, una sudadera por el otro lado... Intento dejar los pantalones por lo último, así dura más tiempo semidesnudo.

―¡Beth, me cago en todo, joder!

―Sí, sí. Te lo hubieses pensado antes de meter el pene donde no debías, pedazo de gilipollas.

Cuando me canso de lanzar las prendas una a una, lanzo la bolsa entera. Le lanzo el anillo "carísimo" que me regaló por mi cumpleaños, el cual empezaba a dejarme una asquerosa marca verde en el dedo ―señal de que no era tan caro― y se lo lanzo. Aish, casi. La tarde hubiese acabado de maravilla si le hubiese dado en la cabeza.

―Estás loca de remate, joder, de psiquiátrico.

―Mejores personas me han llamado peores cosas ―digo mirándolo todo lo mal que puedo y mi cuerpo me permite―. Que te den, imbécil.

Entro en mi salón del departamento en el que llevo viviendo solo dos años y suspiro sonoramente. Cierro la puerta del balcón y me apoyo de espaldas en ella.

Dos años de relación tirados a la basura por una infidelidad. Ahora mismo no sé como sentirme porque, realmente, llevaba semanas queriendo dejar a Shane porque lo nuestro ya no era lo mismo. Pero hemos estado juntos un tiempo y es inevitable no quererlo. El odio que le tengo ahora mismo me va ayudar a dejar de quererlo, o eso espero. No sé cómo se gestionan estas cosas.

Ojalá el amor viniera con libro de instrucciones como la lavadora.

Suspiro de nuevo barro el salón con la mirada, buscando algo y no sé exactamente el qué. Una sensación de malestar me invade por completa al verme tan sola. ¿Llamo a Susanne? No, ahora está trabajando... A lo mejor la doctora Martínez... No, esto no es una emergencia. Las lágrimas empiezan a bajar por mis mejillas y el corazón se me empieza a acelerar rápidamente.

IMPULSIVE ©Where stories live. Discover now