Beth-Anne nunca ha destacado por su paciencia y su autocontrol. De hecho, ha destacado por todo lo contrario. Es una chica bastante inestable que lucha por controlarse a sí misma desde que es una niña. Muy pocas cosas hacían que se mantuviera establ...
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Creo que la frase que he repetido más veces durante mi vida ha sido: "Tengo complicaciones para concentrarme, no soy imbécil". Esa y todas las variantes posibles de ella. La he tenido que usar en profesores, en compañeros de clase, en familiares y en compañeros de trabajo.
Yo soy una persona maja, de verdad, soy muy agradable con mi hermana y con mi gato. Puedo ser la persona más cariñosa del mundo si me lo propongo, incluso hasta doy algún que otro abrazo a Susanne y a mi abuela Mary. ¡Incluso doy besos! A mí gato, pero los doy. Pero no pueden pedirme que sea agradable si me tratan como si me faltara un tornillo.
En consecuencia, soy agradable con mi hermana y cuatro personas más. No puedo añadir a mis padres entre ellos, aunque me esfuerzo por ser menos capulla con ellos porque, al fin y al cabo, son mis padres. Me han criado ―regular―, me han pagado la uni, me han dado trabajo... Les debo mucho.
Llevo tan solo unos meses trabajando como una trabajadora normal y corriente en la revista, y debo admitir que me encanta. Me viene bien mantenerme ocupada y más con una cosa que me gusta, como son los libros. Hay días que entrevisto a autores, otros que visito librerías, otros que me los paso leyendo como una posesa... Los libros son con lo único que soy capaz de mantenerme concentrada. Puedo leerme un libro de un tirón sin levantar la vista de las páginas, pero no era capaz de ponerme a estudiar un examen de historia.
En resumidas cuentas: tengo el mejor trabajo que podría desear.
Algo bueno que tiene la revista, además de la señora de la limpieza que es un amor absoluto, es la máquina del café. Bendita máquina que te mezcla café con chocolate. Si no habéis probado esa mezcla, no sé a qué esperáis.
―¿Por qué me ha dicho Jeremy que Shane se está quedando a vivir temporalmente con él?
―Joder, Su ―me quejo asustada girándome hacia mi hermana. Vuelvo la mirada a mi café con chocolate―. Casi me matas de un infarto.
Ella se ríe y me abraza por la espalda antes de dejar un sonoro beso en mi mejilla.
―¿Te acuerdas que te dije que sentía que algo no iba bien? ―pregunto mientras extraigo mi vaso y me giro hacia mi hermana. Ella asiente con la cabeza―. Pues ayer cuando volví a casa me encontré a Shane tirándose a una tía en la encimera de la cocina.
―¡¿Cómo?!
―Que Shane tenía su pene en la vagina de una morena con dos tetas como sandías.
―¡Joder!
―Ya te digo.
―Ay, Beth ―murmura abrazándome. Yo alejo un poco mi mano en la que tengo el vaso y la abrazo con mi brazo libre―. Lo siento mucho, no me lo imaginaba. Si quieres puedo quemarle el coche o...
―Tranquila ―digo mientras se separa de mí y me mira los ojos―, ayer me encargué yo.
―No me digas que le has quemado el coche, Beth... ―susurra mirando a sus lados.
