Beth-Anne nunca ha destacado por su paciencia y su autocontrol. De hecho, ha destacado por todo lo contrario. Es una chica bastante inestable que lucha por controlarse a sí misma desde que es una niña. Muy pocas cosas hacían que se mantuviera establ...
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Mi despacho es mi lugar favorito después de mi departamento, la playa y la librería de la señora Martin. Lo tengo decorado de forma que no se me permita desconcentrarme con chorradas de mi alrededor.
En el escritorio solo tengo un bote donde meto los bolígrafos y de más, una rejilla para meter algunos papeles y mi ordenador portátil con el ratón inalámbrico. Las paredes son completamente blancas y lisas a excepción de la pared en la que está la ventana y en la que está la puerta, donde tengo también una pizarra blanca donde me escribo los horarios y donde pego los post-it para organizarme. Tengo un perchero al lado de mi escritorio donde cuelgo mi chaqueta, las pocas veces que la llevo, y mi mochila.
No tengo distracciones, por lo que no puedo distraerme con nada. Incluso a veces me pongo música bajita. Canciones lentas tipo Ed Sheeran o Kodaline. La canción que más me relaja es "All I Want" de Kodaline. Con ella son capaz de tirarme horas trabajando sin parar en una misma cosa. Si algún día los conozco, los besaré a todos.
Ahora mismo estoy leyendo un libro de Nicola Yoon. Esta semana voy a leerme dos libros de la autora que han tenido películas recientemente y quiero compararlos con éstas. Podría hacer esto desde casa, pero prefiero estar aquí para no desconcentrarme. Además, aún me falta pensar qué hacer para la sección juvenil de esta semana.
Alguien golpea la puerta un par de veces y ésta se abre. Un hombre alto, fuerte y rubio aparece con una sonrisa.
―Hola, John ―lo saludo colocando mi dedo en la páginas por la que voy. Alargo mi mano y apago la música de mi ordenador―. ¿Tenía la música muy alta o...?
―No, no ―se apresura a decir―. Solo quería pasar a saludarte y ver cómo estás. Hace una semana que no te veo.
Yo le sonrío agradecida.
―Estoy muy bien. ¿Tú qué tal?
―¡De maravilla! Por cierto, dentro de poco será el cumpleaños de Lydia, espero que vengas a la comida que organizaremos.
―¿Cuándo es?
―El domingo que viene.
―Genial, pues me lo apunto ―le digo con una leve sonrisa.
―Muy bien ―dice sonriendo ampliamente―. Te dejo con lo tuyo. Cualquier cosa, ya sabes donde estoy.
―Muchas gracias, John.
Se despide con la mano y sale de mi despacho.
John Dawson, el cofundador de la revista junto a mi padre, y padre de Alexander. Es un tipo agradable, casi igual que su hijo. La verdad es que, en general, la familia Dawson se de lo mejor que existe. Son majos, tienen un humor bastante bueno y caen bien.
La puerta vuelve a sonar a los dos minutos, mientras me apunto en un post-it lo del cumpleaños de la hermana pequeña de Alex, Lydia, que cumplirá veinte si no calculo mal. Abro yo misma la puerta y sin mirar quién es, voy a mi silla de nuevo.
