Capítulo 1. El castillo de verdad.

432 25 4
                                    

La crueldad va mas halla de lo que podamos imaginar,

por que imaginar solo es un nivel, que los soñadores conocen.

AÑOS atrás.

-¡Luna, vuelve aquí!-. Grito la pequeña niña.

- ¡Oh! Vamos Maggy, tu puedes- la animo la chica de cabello oscuro y hermosos ojos verdes.

-No puedo Lu- se quejó la niña, que se encontraba sentada con unos patines, Luna se acercó a ella lentamente.

-Me habías dicho que tu podías Mags, tu puedes pequeña. Patinar es muy fácil, ¡vamos!- le dijo mientras levantaba a la pequeña, que tenía algunas facciones iguales a las de Luna, pero no tenía el mismo verde intenso en los ojos, si no que eran color castaño igual que su cabello.

La niña se levantó y comenzó a patinar con la ayuda de Luna, entre más rápido iban, la pequeña tenía más confianza y al final pudo patinar ella sola.

-¡ Así se hace Mags!- grito Luna dando un pequeño salto... fue entonces que sintió que alguien se movía a su dirección, se volteo de prisa pero no vio a nadie. Sabía que a esa hora nadie estaba cerca de la calle.

-Lu, mírame ya puedo sola- la pequeña se acercó y abrazo a Luna.

-Te quiero mucho hermanita- le dijo Luna dándole un cariñoso beso en la cabeza.- Vamos a casa, o papá se enojara conmigo- ambas hermanas se voltearon a ver sonriéndose, empezaron a correr por la calle, hasta llegar a una hermosa casa, tenía toda la fachada de un castillo, fabricada con tabiques grises. Estaban elaborados dos perfectos balcones, que se encontraban en un segundo piso, ambos tenían una puerta corrediza y eran más grandes de lo que se veían de abajo, Luna miro detenidamente su casa y pensó, que sería si ese lugar realmente fuera un castillo, era hermoso, todas las personas que pasaban afuera se asombraban al verlo, era demasiado real.

-Lu- la pequeña la estaba jalado del brazo -mamá se enojara, si estamos más tiempo fuera de casa- y sin más, ambas entraron a la gran casa.

Todos los días, a la misma hora, las chicas salían a jugar a un parque que se encontraba a tres cuadras de su casa, era un parque gigantesco, donde no solo había juegos, si no también compartía parte de la naturaleza, lleno de árboles, flores y un lago que dividía el parque en dos mitades perfectas y que lo unía con un puente de piedra. Era la paz de ese lugar el que hacía que sus padres le dieran permiso, Luna no podía salir de casa sola, solo con la compañía de Maggy y solo durante una hora. Cuando las personas estaban ocupadas para poder disfrutar del aire fresco.

Cuando el calendario decía que se aproximaban las vacaciones la madre se ponía histérica y le prohibía a Luna salir de casa, en ocasiones la encerraban en la habitación. Pero de eso Maggy no se daba cuenta, aún era demasiado pequeña para comprender.

-Mamá. Mamá. ¡Ya llegamos!- grito Luna al entrar a la casa.

De su familia era la única con cabello negro, además de que siempre estaba sonriendo a pesar que no siempre tenía días buenos.

-Al fin llegan, su padre llegara en cualquier momento, así que cámbiense- dijo su madre un poco molesta mientras, se detenía a mirarlas, como si ellas pudieran tener un perrito de contrabando.

-Vamos Maggy- dijo la chica caminando a su habitación, tenían que subir las escaleras que se encontraban al fondo de la casa y nuevamente al estar arriba caminar al fondo, su casa estaba diseñada para que el salir fuera imposible. Su habitación era una de las que tenía un balcón. Estaba casi aun lado de la puerta cuando miro las ventanas muy grandes "podría escaparme" pensó Luna, pero su hermanita la delataría, dormían en la misma habitación aunque la cama de Luna estaba aún lado de la ventana que daba al balcón y la de Maggy era todo lo contrario. Incluso tenían una pared de madera que ocultaba el lugar donde la pequeña dormía.

- Oye Lu ¿Mamá se molestó contigo de nuevo?- pregunto la pequeña mientras se ponía un vestido largo y dejaba su jumper aun lado.

-No Mags, es solo que papá llegara pronto y si no estamos para la cena, él si se enojara- dijo Luna ya con un pantalón y blusa de manga larga, su padre odiaba ver a sus hijas con shorts o faldas cortas, era muy anticuado y se enojaba con gran facilidad. Y en ocasiones extremas llegaba a castigar a Luna. Era como un infierno cotidiano, que la hacia no querer voltear atrás.

* . * . * . *


-¡Casi nos ve Matt!- grito un chico alto de cabello oscuro.

-Pero no a tiempo, debes de tranquilizarte Ethan, solo haces que la misión sea peor- repuso el joven de cabello castaño, no era tan alto, pero se veía más joven, tenía dos hermosos ojos azules.

-Tienes razón, lo importante es la misión- dijo Ethan sentándose detrás de un escritorio.

-Si ya llevamos un mes vigilándola y creo que ya es tiempo- dijo Matt un poco desesperado, mientras se sentaba enfrente de Ethan, se encontraban en lo que lucía como una oficina reservada, no tenía adornos, solo un escritorio, sillones y un montón de papeles en estanterías.

-¡Al fin llegan!- grito una chica alta que iba entrando a la oficina, era delgada, con largo cabello rubio y ojos oscuros. Por su expresión se podía deducir que estaba enfadada.

-Tranquila Meg, que la misión es importante- dijo Ethan mientras sonreía.

- Lo siento, es solo que... no se siente igual- dijo la chica agachando la cabeza.

-Vamos Megan, somos un equipo, sabes que es la misión más larga que hemos conseguido- dijo Matt abrazándola de manera protectora.

-Creo que ya es hora Matt, debemos concluir la misión - dijo el chico mayor levantándose y revisando varias hojas. Donde habían anotado por varias semanas lo que habían observado a los alrededores.

-Pero... ¿de que estas hablando? ...¡No puedes terminar tan rápido la misión!- replico Megan soltándose de Matt.

-Lo siento Meg, pero Ethan tiene razón, ya fue mucho tiempo y es hora de la verdad- dijo Matt seriamente.

-¡NO es justo! ¿Qué hay de mí?... Acaso ¿no me tomaron en cuenta?- suplico Megan dando vueltas por todo el cuarto.

-¡No!... si no fuera por ti hace tiempo estaríamos en una nueva misión- dijo Ethan molesto.

-Pero... ¿y si no es correcto?- dijo desesperadamente buscando soluciones.- ¿Y si lo que sentí fue otra cosa?

-¡Ya Megan!... esta decidido, mañana vamos a empezar y nadie se va a oponer- grito el más joven de los chicos.

-Bien... entonces mejor, los dejo solos- dijo Megan enojada y salió azotando la puerta.

- ¿Qué crees que opine Jesse?- dijo Matt un poco cansado.

-No lose, que ahora lo ayudaran- dijo Ethan riendo

-Eso mismo pensé yo, aunque tiene razón Megan, tal vez no es ese sentimiento-.

-Lo sabremos al instante, si no logra escapar quiere decir que nos equivocamos, además pueden estar en peligro.

-Realmente no creo que nos hayamos equivocado, esto es algo importante-. Dijo pensativo

-Sí, pero siempre le quieres dar razón a Megan, sabes que ella siente la presión.

-Si lose, pero no somos los únicos, que tengan la misma edad. No es nuestra culpa.- dijo Matt -Creo que lo que siente ella no debería hacerla sentir insegura, ella es perfecta.

-Bueno perfecta o no, existen reglas, ella no debería estar tan molesta, aunque aún no sabemos cómo sea la misión, sabes que puede hacer cambiar todo.- Ethan se levantó para caminar por la oficina, como si siempre hubiera hecho eso.

-No creo, yo desde pequeño supe cuál sería mi decisión.- sonrió un poco, como si recordara algo.

-Yo pensé que la sabia, pero ya sabes, los comentarios de Megan me hacen pensar que... pueda elegir algo diferente-. Dijo encogiéndose de hombros.

- Bueno, entonces hay que preparar todo.- dijo el joven de ojos azules apresurándose a la puerta- Mañana será un gran día... y promete no asustar a nadie

-No prometo nada- dijo Ethan riendo.



Los guardianesWhere stories live. Discover now