Capítulo 14. La tranquilidad del universo.

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Sus ojos eran tiernos, infinitamente únicos. Era todo lo que quería ver en ese momento... pero todo se borró al despertarme y descubrir que no estaba ahora en mi presente.

Luna no pudo averiguar en qué momento la puerta se abrió. Tampoco supo cuánto tiempo estuvo encerrada. Solo sintió una mano cálida sobre su hombro.

Se había quedado dormida sobre aquella superficie alta, le había colocado ropa vieja que encontró en los alrededores, para hacer la superficie un poco más blanda, pero al despertarse vio que todo había sido en vano. Tenía la espalda destrozada, le dolía todo. Incluso se sentí muy mal, se sentía culpable... se sentía rota.

Se quedó dormida en poco tiempo, después de haber pensado en porque Ethan había hecho algo como eso, pero se repetía una y mil veces más, que ese muchacho no estaba interesado en ella. Sabía que había sido un loco impulso controlado por la ira que sentía hacia ella y que para no golpearla había decidido besarla. Que podía incluso ser una peor forma de herirla el que el robara su primer beso.

Llego a crearse locas historias en su mente, de cómo sería si el expresara que en verdad sentía algo por ella. Pero nunca se ilusionaría de esa manera. Estaba hablando de Ethan. Incluso las inteligencias decían que era imposible, seguro que él estaba enamorado de Meggan, además que cada vez se acercaba más la fecha en que tenía que elegir, y ella era un rango menor al suyo. Una vergüenza.

Tuvo un sueño muy ligero, no se dio cuenta de cuanto había dormido, pero supo que había sido demasiado tiempo. Tenía los ojos hinchados y la boca seca. También tenía mucha hambre.

-Despierta Lu- dijo una voz, en el momento en que tocaron su hombro.

Ella reconoció enseguida la voz y en cierta forma, la había extrañado.

-Lu, ¿estás bien?- pregunto el joven.

Ella lo miro a los ojos y sonrió. Aquel gesto hizo que el muchacho la rodeara con sus brazos y sin darse cuenta Luna comenzó a llorar. De una manera que no había hecho cuando estaba sola.

-¿Qué ocurre?

-Nada Jesse- respondió ella, aun rodeada por sus brazos.

Se acurruco en el chico y decidió llorar todo lo que tenía que llorar. Algunas personas piensan que llorar es terapéutico, pero a Luna le parecía patético. Y más después de lo que había hecho. Que en realidad no tenía ni idea de que era. Había visto que un chico se acercaba a ellos, que su pequeña hermana la había visto por unos minutos, pero todo era extraño. No entendía que era lo malo de aquello. Aquel joven que había visto era en cierta forma atractivo, ella no había salido mucho de casa, pero podía notar que los chicos se habían tensado al solo mirarlo y que les traía recuerdos o algo parecido.

La joven quedo atrapada en los brazos de Jesse y cuando se dio cuenta, el muchacho ya la estaba cargando. Su cuerpo era suave, pero al mismo tiempo era fuerte y agradable. Ella sintió como subían escaleras, como pasaban por diferentes pasillos que iban cambiando de color al notar su presencia. Eran de un tono rojo sangre que se oscurecía un poco más.

Luna sintió mucho calor en ella, hasta que pronto la temperatura fue transformándose en templada, y fue un alivio cuando Jesse la coloco en una cama.

Ella pudo ver la habitación en la que se encontraba, a pesar de tener la visión un poco borrosa no reconoció el lugar donde estaba, pero reconoció perfectamente el olor que invadía ese lugar.

Era la habitación de Jesse.

-¿Qué hacemos aquí?- pregunto Luna, sentándose y recargando su espalda en el respaldo de la cama.

Los guardianesWhere stories live. Discover now