Capítulo 5. De un sueño, a la realidad.

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Al amanecer, los rayos del sol se volvían naranjas al contrastar con la cortina amarilla, Luna se despertó con la esperanza de que todo fuera un hermoso y escalofriante sueño, pero vio que le faltaban cosas, que le dolía la cara y el brazo. Se levantó tan rápido que se cayó al intentar abrir la puerta.

-Pero... ¿qué?

-Está cerrada- dijo Maggy apareciendo atrás de Luna- y espero nunca te dejen salir- el tono con que lo dijo, la hacía ver más grande, en sus ojos se podría apreciar la ira en su estado más puro, entonces abrieron la puerta y Maggy salió sin mirar a su hermana mayor, su madre entro solo para dejarle a Luna una bandeja con su desayuno y cuando salió, se escuchó el sonido de la cerradura.

-Padre, deberías poner barrotes en la ventana, así, sería mejor- dijo Maggy y fue entonces en ese momento que escucho a el señor regresar, sus pasos eran pesados, escucho el ruido de llaves. Luna no perdió tiempo y corrió a tomar su mochila, aquella que tenía para una emergencia como la que se le estaba presentado, abrió la ventana de la manera más rápida que puso y salió al balcón, su padre entro a la habitación, pero la ventana ya estaba cerrada nuevamente.

Luna salto y corrió, meses de practica fueron las mejores que tenía que agradecer en ese momento, ella corrió aun sabiendo que tenía su pijama más corto, se para un momento, y con manos temblorosas abrió su mochila para ponerse la única muda de ropa que tenía, que consistía en jeans que parecían pescadores y una blusa de manga tres cuartos color lila.

-¡Luna!- escucho la voz de su padre a lo lejos, ella recordó a Matt y siguió corriendo lo más rápido que pudo, el camino al lugar donde tenía que llegar era corto, pero para ella era como correr un kilómetro, los nervios nacían mas con cada pisada que daba, sentía que en cualquier momento la atraparían, pero llego al parque, a lo lejos pudo ver lo que antes había visto, el recuadro que le había visto a Ethan hacer, corrió a esa dirección y vio a una chica con rasgos asiáticos, era alta y estaba junto a Matt, el tono de cabello de la chica era casi negro.

Por alguna extraña razón, no había gente por ningún lado, o al menos no al otro lado del puente, que cruzo como un rayo.

-Hey ¿Qué haces aquí?- le pregunto Matt, pero antes que ella pudiera hablar lo supo.

-¡Luna! Regresa... ¡No puedes irte! ¡No así de fácil!- escucho los gritos de su padre que acababa de entrar al parque- Al ser las únicas personas en el lugar, pudo verla, a Luna el corazón le latía de manera enloquecedora, cada latido era un látigo infernal- ¡Regresa Luna! ¡Ellos no son lo que tú crees!- pero... ¿el quien era realmente? Ella miro a Matt a los ojos suplicándole y el entendió.

-Ven aquí.- Le dijo y la coloco enfrente del dibujo de cuadros- ¿Ves ese cuadro lila de en medio?- ella asintió.- Bueno tienes que mirarlo fijamente y este te llevara a un lugar seguro- ella lo hizo, miro hipnotizada el cuadro y luego sintió que sus pies no tocaban el suelo, pensó que su padre la había atrapado, sintió que ella volaba, que era presa de un remolino mortal, ella cerro los ojos y al abrirlos nuevamente vio que ya no estaba en el parque, sino en un cuarto que era todo azul marino, fue raro.

Todo paso en unos segundos, podía escuchar aun el eco de la voz de su padre llamándola, entonces la chica asiática apareció a su lado y luego el chico, ella no lo entendía.

De pronto, ya no se escuchaba el eco de ninguna voz, solo los latidos de su corazón, sus pulmones le dolían de tanto correr, el lugar se volvía un poco más frio cada segundo que pasaba.

-Bueno, tu padre no es ciertamente amable- dijo Matt haciendo una mueca de disgusto.

-Bueno, yo no lo elegí- dijo Luna encogiéndose de hombros. Lo que menos quería ahora, era hablar de eso.

-Olvidemos eso, mejor dinos que hacer- dijo la chica asiática.

-Tienes razón, espérenme aquí, veré si Ethan está aquí- dijo Matt, no sin antes dedicarle una sonrisa a la otra chica, lo que le recordó a Luna que él nunca le había sonreído a ella y al parecer, jamás lo haría.

El chico que se mostraba como una roca insensible con ella, había mostrado amabilidad en su voz, con la otra chica e incluso al sonreír, sus ojos se veían como los de un niño ilusionado.

-Soy Mei -dijo la chica asiática sonriendo. Y sacando a Luna de sus pensamientos.

-Hola, yo soy Luna.

-Lose, escuche a tu padre, gritar tu nombre un millón de veces.- dijo la otra chica. Al parecer, aquella chica, era muy amigable.

-Nunca te había visto- dijo Luna, para cambiar el tema, normalmente eso se le daba muy bien con los desconocidos.

-Ni yo a ti... por lo visto tú eras una prisionera.- Dijo eso ultimo haciendo una mueca de disgusto.

-No, es solo que... no soporto que la persona que más quiero me odie- Suspiro Luna.

-Bueno, no debe importar mucho, Matt dijo que no volveremos a verlos, que es peligroso, para nosotras- la chica miro a Luna, hablando de manera muy seria- y por lo visto, tiene mucha razón, tu padre parecía poseído.

-Yo, solo quería ser libre- dijo luna tristemente. Sin poner atención a Mei, que intentaba llamar su atención.

-Tranquila, aquí estoy yo- dijo Mei y la abrazo.

Luna sintió que por fin las cosas podrían cambiar para bien, que podría tener una amiga, alguien que la escuchara de verdad, alguien que la quisiera de verdad y no fuera a la fuerza. Alguien con quien contar y la apoyara a ver las cosas como eran realmente, y si su padre tenía razón de que, no tenía que confiar en los chicos, podría confiar en el chica.

La puerta se abrió de manera repentina y las chicas se separaron. Entraron al cuarto Matt, Ethan y otro chico, que por su apariencia, se podría decir que tenía la edad de Matt, pero él tenía cabello rubio y ojos grises.

-Hola, pensé que nos veríamos en la tarde- comento Ethan mientras observaba a ambas chicas de manera detenida, luego se dio la vuelta, no sin antes susurrarle algo a Matt y alejarse... Mei y Luna se voltearon a ver sin entender, Matt y el otro chico se acercaron más a ellas.

-Bueno creo que primero deben respirar un poco y cambiarse, parece que nunca han conocido un cepillo- dijo Matt mientras el otro chico reía, ambas chicas comenzaron a alisarse el cabello con las manos, lo que provoco que los chisco rieran un poco más.
Por lo visto Matt, nunca seria amable con ellas, pensó Luna.

- Al menos a ti no te perseguían- dijo Luna un poco molesta.

-No, por suerte- Dijo Matt y volvió a sonreír, como si acabara de darse cuenta, de lo perfecto que se veía si sonreía y lo imponente que se veía de esa manera.

-Y ¿el quien es?- pegunto Mei apuntando con la cabeza al otro chico, este vacilo y luego se acercó un poco más a las chicas.

-Soy Jesse- hablo el chico, con una voz dulce, su risa era encantadora, pero su voz, era de aquellas que al escucharla no dudabas en suspirar, ambas chicas sonrieron. Y ante ese gesto, el muchacho también les sonrió a ambas, no sin antes, mirar de manera intensa a Luna, para luego agachar la cabeza, con un poco de rubor en sus mejillas.

Nota: Les dejo un capítulo más, esperando que les guste y me agradaría mucho si comentan que opinan sobre él y voten. :).

Le doy las gracias a aquellas personas que leen mi historia. Ya que a pesar que son pocas, son la razón por la que escribo un capítulo más.

Diganme que opinan de los personajes.

Los guardianesWhere stories live. Discover now