Ya somos uno

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-Mañana parto.-Su semblante no denotaba ninguna emoción. Rin se puso seria y algo extrañada.

-¿Qué? ¿A donde?

Oyuki miro al demonio dragón y sus ojos se entornaron hacia la habitación del amo, el cual mantenía la puerta abierta.

Metiche

-Si, verás... He estado un poco incómodo, la vida en el palacio ha cambiado y creo que necesito descansar.-Su animo comenzó a soltarse un poco más y ahora sonreía tontamente mientras se llevaba el brazo tras la nuca.

-Oh, entiendo.-Respondió Rin aunque algo triste.

-He pasado 200 años en batalla y creo que simplemente necesito un cambio de aires.-Le dijo sonriente.

Rin aún no entendía el porqué esa repentina decisión algo le decía que no solo era un "cambio de aires" pero si era lo que ella estaba pensando, era mejor las cosas como estaban, ya no sería agradable para él tener que admitir cosas incómodas.

-Ryuji...

El la miró, su tono de voz sonaba preocupado, cuando iba a decir algo, cerró los ojos y se mordió la lengua.

Mirándolo de nuevo le dijo: -Comprendo, ¿has hablado de esto con el amo?

El dragón asintió.

-Vengo saliendo de una conversación con él.-Le respondió.

Aún con cierto pesar, ambos se sonrieron. Oyuki miraba la escena con rareza.

Se percibe otro ambiente...

-Entonces, saldrás mañana.

-Así es.-Contestó, para sus adentros ese momento se le estaba haciendo cada vez más difícil, y titubeo en seguir con ello o comenzar a gritar sobre arrepentirse de irse.

-Rin ¿vendrás a despedirme a la ciudad?.- Tal vez se castigaría por esa petición, la humana sonrió.

-¡Claro que sí!

Se le hizo un nudo en la garganta, ¿acaso era masoquista?

-Excelente, espero... espero, verte ahí.-Trató de sonreír pero una mueca de dolor también se denotó en su rostro.

-Debo arreglar unos asuntos.-Estaba a punto de darse la vuelta cuando una mano lo detuvo

-Estaré ahí, te lo prometo.

Ryuji solo alcanzó a medio sonreír y se dio la vuelta para ya no torturarse con la mirada de la joven, contuvo su malestar y caminando hacía las puertas principales, al llegar hasta ahí y con medio cuerpo fuera solo miro de reojo hacía atrás, Rin mantenía su sonrisa y tras esa dulce imagen, salió.

La humana escuchó el cerrar de las imponentes puertas.

-¿Deseas cenar Rin?.-Fue un intento en vano para que la chica ya no pensara más en el asunto.

-¿Es por mi, cierto?

Oyuki se sorprendió pero no respondió. Rin suspiró.

-Entiendo... Creo que será mejor así, pero...

Una imagen del demonio dragón asaltó su mente y un sonrojo llego a su rostro. Había encontrado a personas maravillosas en ese lugar, incluyendo al general.

-...pero me siento culpable de que no se sienta cómodo.

Tragó saliva y bufó cansada.

-Pequeña, en asuntos como este, debes entender que en el corazón... Es imposible no lastimar o no ser lastimado.-Colocó su nívea mano sobre su cabeza y la abrazó en forma protectora.

Estaciones de una vidaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant