Él

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Los pasillos se me hacían con cada segundo que pasaba cada vez más largos y la impaciencia me volvía loco, ya quería poder caminar por el recinto y buscar a las personas que me importaban, lo único que quería era sostener a mi bebé y poder salvar a Gaara.

Cuando sentía que se nos acababa el tiempo un fuerte apretón en mi brazo me hizo reaccionar, me sentí liberado del agarre de mi compañero y antes de que Kakuzu reaccionara me lancé sobre él enterrando la jeringa en su cuello y apretando el embolo hasta que este descendió por completo, mis dedos torpes alcanzaron a quitar mi objetivo principal, Kakuzu me lanzo lejos de él y yo caí para atrás chocando con unas pequeñas cajas, era la adrenalina, o los medicamentos que aún no se borraban de mi cuerpo por completo pero me levante sin importarme el dolor y mire como el ojiazul lanzaba uno de los frascos al suelo seguida por uno de los mecheros encendidos junto con algunos papeles encontrados tirados en el camino, todo prendió enseguida, las personas que caminaban por el pasillo atrás de nosotros quedaron envueltas en llamas. Escuche algo más parecido a una explosión que hizo eco por todo el lugar y el caos se desató.

Las personas que seguían envueltas en el fuego comenzaron a correr como locas por el pasillo cayendo entre las cajas o papeles amontonados haciendo que estos prendieran de inmediato, fui tomado por mi acompañante y reaccione, deje de ver lo que habíamos ocasionado y me centré en los pasillos donde todos corrían tratando de alejarse del incendio.

Y nosotros hicimos lo mismos, mis pasos eran fuertes, más rápidos incluso de los que habían sido cuando me estaban jalando.

-¿lo conseguiste?- con una sonrisa a pesar del momento levante orgulloso el montón de tarjetas atoradas en una argolla.

-Necesitamos encontrarlos. -dije rápido mientras trataba que el aliento no se me fuera, el humo comenzaba a expandirse por el lugar.

-lo haremos- vi como destapaba otras pequeñas botellitas y las iba vaciando mientras nosotros avanzábamos, repitiendo el mismo proceso.

No podíamos dejar que el fuego terminara, incluso si eso significaba que tendríamos que rodearnos de este Sus brazos me soltaron cuando llegamos al final de otro pasillo.

-Todas estas puertas tiene que ser de nuestro lado, una sola tarjeta abre las puertas de una sección.-su voz es rápida.

Comencé a caminar a la primera puerta y metí las tarjetas hasta que una abrió, la habitación se encontraba vacía, y mis pasos se volvieron rápidos cuando me aleje para ir a otra, todas se encontraban solas sin habitantes en su interior.

-No hay nadie aquí -dije al rubio desde el otro extremo del pasillo, este asintió y prendió otra mecha junto con el líquido de un frasco que tenía a la mitad.

-Tenemos que seguir.

Buscamos por todos los cuartos, por cada pasillo que pasábamos pero ya nadie se encontraba en estos, en ocasiones podíamos escuchar los gritos de las personas que quedaban envueltas en el fuego o de aquellas que quedaban rodeadas, teníamos que movernos rápido, antes de que el fuego ganara terreno por sí solo y quedáramos atrapados en este.

-No creo que estén aquí - dije. Mientras veía como volvía a encender el pasillo.

Él pelirubio se volvió a mí ayudándome a seguir caminando.

-Si tus amigos entraron tienen que estar en la planta baja. Tenemos que encontrar el elevador o las escaleras, lo que llegue primero.

El dolor de la herida de la cesárea con cada paso lo sentía más penetrante y cuando llegamos a las escaleras casi agradecí que las tenía que bajar y no subir, aunque no sabría decir que era peor.

El experimentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora