Recuerdos

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Como dijo Sasuke, partimos al siguiente día en la mañana, y me sorprendí mucho al ver la enorme casa que tenía este, todo derrochaba lujo y buena posición.

-¿Quieres acompañarme al hospital ?, sólo iré por unos documentos y regresamos.

Asentí, me retire de la repisa donde estaba viendo las fotos de su familia y lo seguí por los pasillos de la casa hasta su auto.

-¿No vamos a ir en el jeep? -pregunté confundido al ver un auto negro, frente a mí.

-No, ese solo es para el bosque, en las carreteras de aquí sería un desperdicio total.

Me subí a su carro y durante todo el trayecto me dediqué a ver por la ventana, la última vez que había visto las calles de Tokio, todo era demasiado diferente, retire el hilo de pensamientos de mi mente y trate de mirar lo que había dentro de las tiendas cuando Sasuke paro en un semáforo.

-Mañana podemos venír a comprar, creo que necesitas más ropa, y también un teléfono.

-No es necesario. Tengo ropa suficiente.

-No lo creo.

Lo mire y sentí que el carro comenzaba a moverse, regrese mi vista a las calles que íbamos pasando y me alegré cuando vi que habíamos dejado el tráfico. Sasuke entró a un estacionamiento subterráneo y estacionó.

-Tomaremos el elevador - dijo dirigiéndome a un rincón donde había dos puertas metálicas.

Cuando las puertas se abrieron en una de las plantas, salí detrás de Sasuke y me detuve.

Comencé a mirar a mis lados y no pude evitar ser arrastrado por los recuerdos que había tratado de olvidar.

Los extensos pasillos blancos, las potentes luces iluminándolo todo, el frío de los corredores solitarios, el típico olor a desinfectante, escuche una queja y supe que ya no me encontraba en ese hospital, mi mente no me mostraba otra caso que no fueran las instalaciones del lugar donde nos retenían, vi la cara afligida de una persona en silla de ruedas y retrocedí.

Voces y lamentos comenzaron a llenar mi mente, la risa de un niño resonó por los pasillos y la poca cordura que me quedaba se rompió.

Gara, Gara, Gara. No podía dejarle ahí, no podía dejarle en un lugar lleno de muerte y soledad, tenía que sacarlo incluso si eso me costará la vida. Lleve mis manos a mi cabeza tratando de acallar las voces dentro de ellas, tratando de alejar todos los recuerdos, los gritos dolorosos, los lamentos.

-Haz que paren- Murmuré - que paren, que paren.

Alguien hablaba rápido, sentí manos sostenerme pero todo de repente era tan confuso, escuché voces, risas, lamento y sentí dolor.

Alguien me sostenía y eso solo hacía que me retorciera con fuerza, grite que me soltara, grite por ayuda llamando a la única persona en la cual confiaba, pero nasa estaba ahí.

De nuevo la voz seguía hablando cerca de mí y entre la bruma pude reconocerla.

Sasuke me decía algo que no alcanzaba a entender, le escuche gritar y comencé a escuchar el pasillo llenándose de muchos pasos, abrí los ojos y solamente veía a las personas en atuendos blancos, me libere de las manos que me sujetaban y trate de alejarme de las personas que me comenzaron a rodear.

Sentía que el aire ya no llegaba a mis pulmones.

-No por favor, no.- mi voz salió entre sollozos, y volví a sentir las manos de alguien sujetarme.

-Todo va a estar bien.

A pesar de ser un miembro de ellos la voz de esta persona sonaba tierna y trate de acercarme a su lado, quería creer en sus palabras, sentí sus manos aferrarse con más fuerza al rededor de mis muñecas y un piquete en el interior de mi brazo, todo me comenzó a dar vueltas y en el mismo instante la oscuridad me envolvió.

El experimentoWhere stories live. Discover now