Sabes que de inocencia me queda poca.

70K 4.3K 461
                                    

#Mía

- Nena, ¿A dónde vas? Nos vamos ya- me dice Marcos extrañado al verme soltar su mano de la mía.

-Sí, lo sé. Pero he pensado que es mejor que vaya al baño antes de irme. En ese sitio no hay siquiera baños. - Lo sé porque me lo ha dicho Lili, que solo hay un baño mixto en una gasolinera de por allí cerca, pero que está siempre tan sucio que es mejor hacer tus necesidades detrás de cualquier coche.

-Vale, no tardes. Me fumo un piti y nos vamos. - Yo asiento y él me da un beso antes de salir por la puerta.

Por suerte o por desgracia lo primero que encuentro nada más salir del baño es a la tipa esa... Amanda. Le veo de lejos atendiendo a un cliente, más bien enseñando sus enormes pechos a los clientes. Me da un escalofrío por todo el cuerpo solo de pensar en qué es su propio padre quien permite que se comporte así.

- ¡Oh! ¡Adiós preciosa! Cuídame a mi chico, es un hueso duro de roer. - Yo le sonrío de la manera más sincera que puedo. Él me devuelve la sonrisa, si es que a una boca con un diente se le puede llamar así. De igual forma, ese hombre se merece toda mi amabilidad por tratar con tanto cariño a todos mis amigos... entre ellos mi novio.

- ¡Anda! ¿Ya te vas bonita? - a pesar de que escucho a Amanda hablarme, decido hacer de oídos sordos pero su mano en mi brazo me lo impide.

- ¿Qué haces? Suéltame- me giro y le quito su mano de mi brazo con furor, casi se le cae la bandeja que lleva en la mano izquierda.

-Escúchame nenita, no sé qué te traes con Marcos, pero desde este momento te digo que si piensas que porque te traiga a cenar con sus amigos eres especial para él o algo, vas a tener que ponerte a la cola... y créeme, somos muchas las que estamos esperando algo así de él.

De nuevo la vida se empeñaba en encontrar la manera para restregarme por la cara el gran número de mujeres que habían estado con Marcos antes de mí. A sus veinticinco años había tenido muchas más relaciones sexuales que la mayoría de hombres que conozco, con diferencia. Sin embargo, yo misma fui la que me prometí que iba a aceptar todo lo que fuese necesario para que nada pudiera interferir en nuestra relación, no después de todo lo que me había costado llegar a hasta donde estábamos. Y desde luego que este no era el momento dé achantarse.

- ¿Perdona?

-Lo que escuchas nena, que no te sirve de nada que vayas vestida como una niña rica ni que seas guapa o que te traiga aquí. A lo largo de los años Marcos ha venido a este bar con muchas mujeres, muchísimas, diría yo. ¿Y sabes qué?

-Qué- le digo incitándola a hablar. Por algún motivo, estoy deseosa por escuchar lo que me tiene que decir... a pesar de saber que eso me puede doler como pocas cosas en la vida.

-Qué por muchas mujeres que viniesen y fuesen de su vida... siempre terminaba volviendo aquí, a buscarme porque sabía... y sabe, que yo le puedo dar mucho más que todas las demás.

-Pues te voy a decir una cosa... Amanda. Las cosas ahora han cambiado. - me acerco a ella para no tener que alzar la voz, estamos cara a cara- Y desde este momento te digo que Marcos y yo estamos juntos. Y no me voy a ninguna parte.

Me giro para irme ya de una vez, si sigo tardando Marcos va a entrar a buscarme y lo último que quiero en este momento es tener que soportar una regañona a causa de mis celos. Pero la vuelvo a escuchar, esta mujer está traspasando mi límite.

-Zorra. - Susurra. Pero para su desgracia, le he escuchado. Así que me giro para ver la furia en sus ojos y en cuanto veo la rabia que siente hacia mí le sonrío. Levanto un poco mi mano y le tiro la bandeja encima, haciendo que todos los restos de bebida que llevase le cayese encima.

- Upss, perdón. No era mi intención... pero por si te vuelve a pasar, te recomiendo ir un poco más tapada. No te vayas a constipar.

Antes de que vuelva a decirme algo o de acabemos peleándonos de verdad me giro y salgo por la puerta triunfante cerrándola tras de mí. Dudo mucho que Amanda salga a decirme algo, no le compensaría dejar que Marcos la viera así y preguntase que a pasado, no le vendría nada bien.

- Joder Mía, iba a entrar a por ti. Has tardado tanto que he empezado a preocuparme- me dice Marcos mientras viene de camino hacia mí. Me coge la cara con las dos manos y me habla lo más cerca que puede. - ¿Por qué has tardado tanto? ¿Te ha pasado algo? ¿Te han hecho algo? - yo niego con la cabeza intentando tranquilizarle- Cuando he escuchado platos o vasos, lo que sea caerse, me he asustado.

-Estoy bien cielo, estoy bien. A sido justamente por eso por lo que he tardado más. A ese hombre... el del diente, se le han caído un montón de platos y me he quedado ayudándole. El pobre se ha puesto muy nervioso.

-A veces pienso que eres tan buena, tan inocente... que no te merezco.

-No pienses eso campeón- le digo mientras caminamos abrazados hacia el coche- sabes que de inocencia me queda poca.

ERES MÍA, PRECIOSA. (I)Where stories live. Discover now