XXXI

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Nadie dijo que fuera fácil,

es tan penoso para nosotros separarse,

nadie dijo que fuera fácil,

nadie nunca dijo que sería así de difícil,

oh, llévame de nuevo al principio.

(The Scientist – Coldplay)

Se tiró sobre la hierba en el campus de la universidad, bajo el día soleado que había despertado en gran mayoría de los estudiantes ganas de pasar tiempo al aire libre. Por suerte era viernes y tenía la posibilidad de regresar a su casa por el fin de semana, pero se acercaban los primeros exámenes y Madison, entre otras razones, había elegido quedarse allí. Después de todo, estaba cómoda en su habitación compartida con una amigable chica llamada Amy, la misma que la acompañaba esa tarde y con quién reía por alguna trivialidad.

— ¿Pensaste que harás con Mat? Desde la primera vez que el profesor te felicitó en clase, él no ha dejado de mirarte— comentó la rubia, haciendo que Madison entornara las cejas. No quería saber nada sobre chicos.

—Lo lamento, pero no tengo nada que pensar sobre él— se encogió de hombros, librándose del tema.

— ¿Es por el chico de la foto?— cuestionó. Madison tenía en su habitación un tablero, donde había pegado algunas imágenes que la hacían sentir mejor, como una foto con su hermano, su familia, su amiga Rose y otra con Thayer. No podía quitarla. Aunque ya no fueran nada. — ¿No me dijiste que habían terminado?

—Sí, hace dos meses terminamos. Pero, no lo sé...

—Todavía piensas en él, es obvio.

Ella asintió. —Lo quiero.

Amy le sonrió compasiva. La entendía.

— ¿Y desde hace dos meses no lo ves? ¿No hablan, al menos?

—A veces hablamos, sí. Lo vi hace dos semanas, cuando regresé a mi pueblo y sentí que nada había cambiado, quiero decir, lo que siento por él no cambió, en nada— le contó, sin temor a reconocer sus sentimientos y en su mente aparecieron las imágenes de la última vez que lo vio.

[Flashback]

Dos semanas atrás.

No le había dicho a Thayer que estaba en el pueblo. Simplemente fue hasta su casa porque sabía a qué hora lo encontraría libre, después de cenar. Tocó el timbre un par de veces y cuando la puerta se abrió, Thayer apareció observándola un tanto sorprendido, no en el mal sentido, supo al instante que llevaba semanas soñando con un momento así. Madison se introdujo en la casa sin pedir permiso y se invocó a sus brazos, lugar donde sentía que pertenecía.

—No digamos nada Thayer, por favor. Me voy mañana por la mañana y no quería irme sin verte— confesó, despegándose unos centímetros para mirarlo, encontrando la conexión que siempre tuvieron. Su mayor miedo era perder esa chispa especial que tenía con él, sabía que nadie más la miraría de la forma en que él la veía. —Podemos solo...— alcanzó a susurrar, antes de que Thayer se impulsara a besarla demostrándola cuanto la había extrañado. Todas esas emociones acumuladas dentro se transformaron en pasión, lo que lo llevó a recorrer el camino por el cuerpo femenino tal como lo conocía, quitando cada prenda, estremeciéndole la piel, volviendo a sentir que ambos eran uno y que las diferencias que los habían separado se extinguían, desaparecían, solo quedaba el amor que sentían el uno por el otro.

♡♡♡♡♡♡

Cuando la joven despertó por la mañana, se dio cuenta que continuaba enredada en los brazos de Thayer y que no quería salir de ahí, tampoco regresar a ninguna parte. Simplemente congelar ese momento. Pero miró el reloj en su celular y cayó en la cuenta de que en una hora debía volver. Se movió aunque doliera perder el contacto y empezó a vestirse, esta vez, no pretendía despetarlo porque dudaba en poder soportar otra despedida. De todas formas, Thayer sintió los movimientos y minutos después, también estaba despierto.

Mi salvaciónWhere stories live. Discover now