XXIII

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Agárrate fuerte a mí,

porque soy un poco insegura,

Y si me quieres, no te sueltes.

(Unsteady - X Ambassadors)

Abrió los ojos, sobresaltada y confundida entre la pesadilla que acababa de transitar y la realidad misma, en la que aún no lograba envolverse del todo porque continuaba inmersa en el mal sueño. Lo demás era difuso, ni siquiera recordaba que había visto en su sueño exactamente, pero si sentía la angustiante sensación que le transmitió, oprimiéndole el pecho. Elevó el torso, sentándose en la cama y desvió por un instante la mirada al reloj, dándose cuenta que era mitad de madrugada. Nerviosa, respiró un tanto agitada buscando calmarse. Atinó a buscar su celular, pero recordó que su batería había realmente muerto por la tarde, tenía que conseguir una nueva pronto para volver a encenderlo. <<Solo fue una pesadilla>> se recordó, aunque sentía que no conseguiría volver a conciliar el sueño.

— ¿Mad? ¿Estás bien?— pronunció Thayer apenas captando lo que sucedía, acostado, se apresuró a ponerse a la altura de la chica para reconocer lo que estaba pasando.

Madison se alivió al oírlo. No quería despertarlo, pero sin dudas le traía calma escuchar su voz.

—Solo fue un sueño— respondió tras asentir, sintiendo como la mano masculina se posaba en su espalda para acariciarla. Respiró hondo, dejando caer su cabeza sobre el hombro del chico.

— ¿Segura?— ella asintió una vez más, no tenía necesidad de hablar demasiado, quizás porque aún seguía perturbada por el mal presentimiento.

—No pasa nada— sabía que Thayer se preocupaba por ella y simplemente, quería dejarlo tranquilo. Liberó un beso sobre su hombro y dejó entrever una minúscula sonrisa. —De verdad, estoy bien— agregó, induciendo a que volvieran a acostarse. Pero se aferró a su brazo, sin intenciones de alejarse. Cerró los ojos, luchando por encontrar las ganas de dormir otra vez. En cambio, Thayer no se permitió dormir, no hasta asegurarse que ella estaba descansando realmente.

♡♡♡♡♡♡

Por la mañana, todo transcurrió a simple vista, con normalidad. A pesar de que Madison seguía cargando con una sensación asfixiante que no paraba de atormentarla. Thayer lo notaba y trató de hacerla sonreír el resto de las horas, aunque la mirada de preocupación de Madison le recordaba que algo andaba mal.

— ¿Quieres contarme que es lo que te pasa, eh?— se aproximó hablando en un tono comprensivo, porque de verdad quería saber que sucedía. Mad se relamió el labio inferior, insegura. Ni si quiera ella sabía lo que le pasaba y odiaba eso.

—No lo sé— respondió, siendo todo lo honesta que podía. —En realidad siento que hay algo que está mal y yo... No lo entiendo. Estaba feliz cuando llegamos, pero de pronto tengo está horrible sensación en medio del pecho...— suspiró pesadamente, retomando rápido el habla. — ¿Tienes por ahí tu teléfono? Creo que necesito llamar a casa— se sinceró, esperando el móvil del muchacho, porque su celular propio estaba averiado.

Thayer se movió para buscar el suyo, pero antes de que pudiera extendérselo a Madison el aparato sonó y él atendió. La llamada provenía de un número que no tenía entre sus contactos, pero no tardó en responder de todas maneras.

— ¿Hablo con Thayer Hemming?— escuchó una voz de mujer a través del teléfono. Sonaba dura, como si quién hablara estuviera enojada y desesperada, al mismo tiempo.

—Sí, soy yo— contestó por inercia, sin entender demasiado.

— ¿Está Madison contigo, cierto?

Mi salvaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora