Tres alumnas recién llegadas son incorporadas a una nueva Universidad llamada Rose. En ella, conviven ciertos personajes "conocidos" que las llevaran a sentir muchas emociones en su día a día como aprendices. Narrada desde la vista de cada una, junt...
El despertador de Ruth hizo presencia a las diez de la mañana. Arropándose más con las sabanas, intentó ignorarle hasta que dejó de sonar. Pero tras ello, entró su madre al cuarto. No hay mejor y más efectivo despertador que una madre.
"Ruth, voy a ir con tu padre a comprar unas cosas. ¿Puedes ir a por el pan?"
Ruth la respondió entre gruñidos. Hasta que finalmente, tras unos segundos se levantó. Bostezando como si de una leona se tratara.
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Ruth: En fin...
Ruth terminó como siempre de ducharse, y cuando se dirigió a la cocina para desayunar, observó que ya no había nadie en su casa.
Antes de salir de casa, cogió su LongBoard y dinero, y se puso en camino de ir a la panadería.
Ruth: (Poniéndose los cascos) Hace hoy un muy buen día. A lo mejor les pregunto a mis chicas de salir.
El camino de Ruth fue agradable. No había mucha gente, con lo cual podía ir por las aceras sin el peligro de chocarse con alguien. Pero algo la llamó la atención. Cuando se dio cuenta de lo que era, pisó con el pie fuertemente en la acera. Lo que provocó que se cayera de frente contra el suelo, raspándola los brazos.
Ruth: Ay ay ay... (Tocándose las heridas) ¡Au! (Mirando) ¿Qué narices era eso...?
Ruth se levantó limpiándose la ropa. Con unas leves heridas en los brazos, buscaba aquello que causó el incidente. A punto de darse por vencida, buscó bajo un vaso de plástico en el suelo. Se asustó, volviendo a dejar el vaso en su sitio.
Ruth: (Nerviosa) Madre mía...
Volvió a levantar el vaso, y de él, una criatura de colores rojizos y ojos saltones la miraba detenidamente.
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Ruth: Eres un... ¿Gecko...? Que haces aquí.
El lagarto giraba la cabeza, como si estuviera reaccionando a sus palabras. Ruth miraba a los lados, buscando otra pista que la diera el paradero de donde provenía esa criatura. Acercó el dedo para comprobar si era agresivo. Pero al contrario, el lagarto acarició el dedo de la chica con su lengua. Ruth lo cogió en sus manos, aun buscando datos o algo que la informaran de su pérdida. Pero fue inútil.
