Capitulo 14

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Lucy cayó al agua y se ajustó la máscara tal y como Natsu le enseñó. Cuando él se hubo sumergido en el mar, ella hizo lo mismo y se quedó absolutamente maravillada ante el mundo secreto que había allí abajo y del que ella no sabía nada. Entendió con facilidad por qué Natsu disfrutaba tanto de aquello. Los colores eran tan vibrantes, tan vivos... No podía asimilar tanta belleza de golpe. Tiraba una y otra vez de la mano de Natsu para señalarle varios tipos de planta y de peces y otras criaturas marinas.

De vez en cuando Natsu le daba un golpecito en el hombro o en la rodilla, dependiendo de cómo estuvieran nadando, y le mostraba también algo.

Tras lo que le parecieron sólo unos minutos, Natsu le hizo un gesto para que se diera la vuelta y regresaran al barco. Salieron a la superficie cerca de la escalera y Natsu la ayudó primero a subir y luego hizo él lo mismo.

-Ha sido increíble -exclamó Lucy en cuanto se quitó la máscara.

Natsu sonrió mientras se quitaba su equipo.

-Pensé que te gustaría.

-No puedo creer que haya estado toda mi vida sin hacer esto -se sentó en un pequeño banco, se quitó las aletas y buscó la toalla que tenía en la bolsa -. Quiero volver a hacerlo en cuanto sea posible.

Natsu se rió mientras se secaba con la toalla que le había dado el guía. Era propio de Natsu esperar que les proporcionaran toallas.

-No tienes más que decirlo -aseguró él sacándose las gotitas del pecho-. Tengo un yate amarrado en Los Cabos. Puedo llevarte cuando quieras. El jet puede estar ahí en muy poco tiempo.

En cuanto hubo pronunciado aquellas palabras adquirió una expresión sombría y se le borró la sonrisa. Lucy se dio la vuelta mientras se secaba la humedad del pelo.

Ambos sabían que Natsu no podría llevarla nunca a su yate cuando se hubiera casado con otra mujer.

Hicieron el camino de regreso en silencio, y también el trayecto en coche camino del hotel.

Natsu le dio las gracias al conductor y ayudó a Lucy a bajar del coche. Cargó con su bolsa y Lucy pensó mientras cruzaba el vestíbulo que parecían una pareja tradicional de luna de miel. Qué engañosas podían resultar las apariencias.

Caminaron el uno al lado del otro por el pasillo y se detuvieron frente a la habitación de Natsu. Él se sacó la bolsa del hombro, recuperó la llave y le devolvió la bolsa.

-Me alegro de que me hayas permitido compartir contigo tu primera experiencia con el buceo.

Lucy agarró la bolsa, sintiéndose de pronto algo mareada.

-Yo también me alegro.

-¿Te encuentras bien? -le preguntó Natsu-. Estás un poco pálida.

Ella extendió la mano y se agarró al marco de la puerta.

-Estoy bien. Sólo...

Todo se volvió negro.

El pánico se apoderó de Natsu cuando el cuerpo de Lucy se quedó flojo. Por suerte tenía reflejos rápidos y la sujetó antes de que pudiera golpearse la cabeza o caer al suelo. Manteniéndola con fuerza contra sí, deslizó la tarjeta por la cerradura y abrió la puerta. Tomó a Lucy en brazos. A ella se le cayó la bolsa del hombro y fue a parar justo al otro lado de la puerta mientras Natsu entraba y la depositaba en la cama.

-¡Lucy! ¡Lucy!

Le dio unas palmaditas en la cara, le retiró el cabello mojado de la frente y rezó para que estuviera bien. Justo cuando había descolgado el teléfono que había al lado de la cama, Lucy se estiró, abrió los párpados y dejó escapar un gemido.

¿Por Negocios o por Amor?Where stories live. Discover now