Capitulo 19

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Penúltimo Capitulo, espero que lo disfruten.

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Capitulo 19

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Natsu se quitó la ropa y se metió de nuevo en la cama, agradecido de que Lucy siguiera durmiendo. Se tomó un instante como había hecho antes, cuando la dejó una hora atrás, para admirar su sencillez, su belleza. Era maravillosa en todos los sentidos.

La piel blanca, suave, unas sutiles ondas rubias desparramadas por la blanca almohada, los labios carnosos ligeramente entreabiertos.

Sí, le había costado trabajo dejarla aquella mañana., pero tenía otra llamada importante que hacer y debía asegurarse de que llegara el paquete.

Tumbándose a su lado, Natsu apoyó la cabeza en una mano y le pasó el collar de perlas entre los senos, que habían quedado al descubierto porque las sábanas se le había deslizado hasta la cintura.

Lucy gimió. Era tan maravilloso verla dormida como despierta. El sutil modo en que se le elevaban las comisuras de los labios cuando se estiraba, la sensualidad con la que las pestañas le daban contra las mejillas...

Dios, ¿Por qué nunca se había fijado con anterioridad en esos aspectos de una mujer?

Porque nunca se había quedado el tiempo suficiente en la cama de ninguna.Nunca había querido hacerlo hasta ahora.

Y eso afirmó la decisión que había tomado antes... la importante llamada con Elfman.

Deslizó el collar de perlas arriba y abajo una vez más, complacido al ver que abría los ojos y los clavaba en él.

Lucy sonrió y extendió los brazos.

—Buenos días.—Sí, son buenos días —Reconoció Natsu deslizándole las perlas por los senos.

—¿Qué es esto?

—Son tuyas —Alzó el collar para que lo viera—. No tienen ni un defecto, como la mujer que las poseía antes y como la mujer que me gustaría que las llevara.

Lucy abrió mucho los ojos.

—¿Son... eran...?

—Las perlas de la madre de mi padre —Natsu se sentó y tiró de ella para colocarle las perlas alrededor del cuello—. Perfecto. Sabía que te quedarían bien.

Ella alzó la mano en gesto instintivo para sentir las perlas.

—¿Viajas con ellas para ver si tienes la oportunidad de regalárselas a alguien?

Su descaro no cesaba de admiración.

—No, estaban a salvo en mi casa. Le pedí a mi ama de llaves, en la que tengo plena confianza, que me las enviara aquí.

A Lucy se le quedó congelada la mano en las perlas y clavó los ojos en los suyos.

—¿Cuándo has hecho eso?

—Ayer por la mañana, antes de que subiéramos al avión.

Lucy escudriñó su rostro durante un instante sin decir nada.

¿Se había quedado sin palabras? Nunca había presenciado algo así. Pero lo que más le impactó fue que cuando se le llenaron los ojos de lágrimas, le rodeó el cuello con los brazos y estuvo a punto de tumbarlo en la cama.

¿Por Negocios o por Amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora