Capitulo 4

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         Capitulo 4

Lucy se acomodó en el mullido asiento de cuero del jet privado de Natsu y se abrochó el cinturón de seguridad. En otras circunstancias estaría encantada de volar a Jamaica, a Cozumel y a Cancún, pero aquéllas no eran circunstancias normales. Y en cuestión de horas estaría en las maravillosas playas de Cancún.

Cuando Natsu salió de la cabina del piloto, Lucy encendió su ordenador portátil.

-¿En qué estás trabajando? -Natsu se sentó a su lado.

-En la boda.

Natsu se puso el cinturón de seguridad y siguió mirando fijamente la pantalla del ordenador. ¿Por qué tenía que estar tan cerca, oler tan bien, y torturarla de aquella forma?

-¿Son ésas las flores que ha escogido Lisanna? -le preguntó Natsu refiriéndose a las sencillas y elegantes lilas que había en la pantalla.

-Éstas son las que me gustan a mí. Ella me dijo que hiciera lo que quisiera.

-¿Y por qué te gustan éstas? ¿Por qué no escoger algo tradicional, cómo las rosas?

Lucy levantó la vista y se encontró con los verdes y seductores ojos de Natsu recorriéndole el rostro.

-Porque las lilas hacen que los arreglos florales queden más suaves, más románticos.

-Y tú sabes cómo crear romance para los demás ¿verdad?

-Yo diría que tú también tienes muchos conocimientos en ese asunto -Lucy sonrió y trató de que se abriera para saber si sentía algo real por la mujer con que iba a casarse-. Menuda piedra llevaba Lisanna en el dedo.

Natsu se encogió de hombros, cruzó los tobillos y colocó las manos sobre el abdomen.

-No sabría decirte. Lo escogió ella.-Lucy sacudió la cabeza y se giró para mirarlo.

-No puedes estar hablando en serio. ¿Ni siquiera has escogido el anillo de tu prometida?

-No. Le mandé un correo y le dije que eligiera el que le gustara y me enviara la factura.-Lucy sintió que se le congelaba el corazón al escuchar aquella frase.

-Creo que hablo por todas las mujeres del mundo si digo que éste es el peor modo de iniciar un matrimonio.

Natsu rió.

-Tal vez, pero recuerda que Lisanna y yo no nos metemos en esto por amor. Queremos que nuestras empresas crezcan.

A Lucy se le rompió un poco el corazón al pensar en el modo en que aquel hombre tan guapo y poderoso se rebajaba a sí mismo. Si pudiera abrirse a la idea de amar a su compañera, sería un marido maravilloso. Se entregaba a todo lo que hacía. Su esposa sería la mujer más afortunada del mundo.

-No puedo trabajar si hablo contigo de romances inexistentes -le dijo bruscamente centrándose de nuevo en la pantalla-. Además, estoy segura de que tienes cosas que hacer.

La profunda risa de Natsu llenó la cabina del avión.

-Pareces mi madre. Terminaba echándonos a Zeref y a mí cuando le hacíamos enfadar.-Lucy imaginó a los dos niños Dragneel haciendo travesuras.

-Debes echarla de menos. No hay nada peor que la muerte de los padres.

-Las pocas veces que has mencionado a los tuyos lo has hecho en pasado -Natsu se movió en el asiento cuando el avión se dirigió hacia la pista de despegue-. ¿Cuántos hace murieron?

-Mi padre nunca ha formado parte de mi vida. Se marchó cuando yo tenía dos años, así que no le recuerdo.-Lucy se concentró en ir pasando las fotos de arreglos florales en lugar de fijarse en el vacío de su corazón.-Mi madre murió justo antes de que entrara a trabajar para ti. Fue el momento más duro de mi vida.

-Eres una mujer fuerte.

Las palabras de Natsu la acariciaron, rozándole zonas que no debían. El hecho de que alguien como él, un ejecutivo poderoso y valiente, la considerara fuerte era un empujón para su confianza.

-No sé -respondió tratando de no desviar el tema-. En su momento hice lo que tenía que hacer. Quería dedicar cada minuto y cada pizca de energía a hacerle lo más feliz posible.

-Eso explica que no haya un hombre en tu vida. -Los dedos de Lucy se quedaron quietos sobre el teclado.

-¿Perdona?

-Nunca has mencionado a ningún hombre ni ninguna cita en todo el tiempo que llevas trabajando para mí. Ahora entiendo por qué. Tenías el tiempo limitado.

Limitado. Sí, ésa era la única razón por la que no había salido con nadie. ¿No había tenido ni una cita en un año? Cielos, qué patético.

-Así que pasaste años organizando bodas, creando un aura de romance para otras personas, pero no había romance en tu vida.-añadió Natsu como si estuviera hablando solo-. Aunque seguramente tendrías perspectivas, caballeros que querían conocerte más a fondo.-Lucy se encogió de hombros.

-Algunos. Soy muy quisquillosa.

-Haces bien -reconoció Natsu-. Si lo que quieres es casarte y crees de verdad en el amor, no deberías conformarte con nada menos que lo mejor.

Lucy se giró para mirarlo y alzó una ceja.

-¿Y tú no te estás conformando con menos?

-En absoluto -Natsu sonrió todavía más-.Este negocio es perfecto para todas las partes implicadas -suavizó el tono al ponerle la mano en el brazo-. La gente no siempre se casa por amor, Lucy.

Mirando aquellos ojos verdes y cautivadores, ella habló desde el corazón.

-Deberían.

-Así que tú estás esperando a que llegue de verdad, ¿no es así? -le preguntó Natsu quitándole la mano del brazo.

Lucy le ofreció la más dulce de sus sonrisas.

-¿No acabas de decirme que no me conforme con menos?

Y aquel comentario le dio la munición, el valor y la certeza de esperar a que llegara lo que quería. Y lo que quería era a Natsu Dragneel.

¿No había luchado siempre por lo que deseaba? Así era como había conseguido el prestigioso puesto que ahora ocupaba. Además, si no intentaba al menos abrirse, dejar que Natsu viera su lado personal, nunca sabría qué podría haber pasado. Ambos necesitaban conocerse a un nivel personal. En caso contrario, no podría suceder nada serio entre ellos.

Tenía que hacer una investigación para la luna de miel, ¿verdad? Bien, pues tendría que asegurarse de que Natsu viera lo que iba a conseguir con su dinero en aquellos lujosos hoteles. Sauna privada para dos, masajes en pareja, cenas en la playa a la luz de las velas...

Lucy se mordió los carrillos para evitar reírse como una colegiala.

Natsu le había dicho que no se conformara con nada menos que lo mejor. Y no estaba dispuesta a desobedecer a su jefe.

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¿Por Negocios o por Amor?Where stories live. Discover now