•Perdido En Tus Ojos• LS.

XXVI

Capítulo 26.

Louis se volvió a girar, dándole la espalda a Harry; quien platicaba felizmente con Tom.

Apretó la mandíbula y sacó su celular. Sam lo miraba sin comprender.

Contactos > Llamar > Harry.

Se giró mirando en dirección al rizado. Él tomó su celular y sin pensarlo contestó.

—Louis, ¿Pasa algo? —. Le respondió del otro lado de la línea.

—¿Aún estás ocupado en el trabajo? —. Preguntó.

El otro lado se quedó en silencio por unos segundos.
—Sí, Alessandro quiere que termine de organizar el orden de la colección —.

Él apretó la mandíbula.
—¿En serio? Oh, supongo que el restaurante es una extensión de tu compañía y la ensalada es una motivación —. Soltó sarcástico.

Los ojos de Harry se abrieron y comenzó a buscarlo por todo el lugar.

Finalmente el verde se encontró con el azul.

—Déjame explicarte —. Le pidió.

—Eres un jodido mentiroso —. Y cortó la llamada. Se giró volviendo a mirar a Sam.

El chico lo miraba curioso sin entender.
—¿Pasa algo? —.

Louis chasqueó la lengua.
—No es nada —. Murmuró, para su sorpresa, la comida ya estaba allí. Tomó el tenedor comenzando a picarla.

—Louis —. La voz rasposa y lenta que conocía bien, lo llamó,  llegando a la mesa.

El castaño resopló sin quitar la mirada del plato.

Sam miró con sorpresa a Harry, pues era el acompañante de Tom Holland y estaba en su mesa. No tardó mucho en reconocer su rostro. ¡El amigo de Tom Holland era el amigo de Louis!

—Eres el amigo de Louis —. Sam sonrió —Te recuerdo, nos conocimos en el restaurante de comida rápida —.

—Sí, lo soy —. Aseguró dándole una mirada rápida.

—No, él no es mi amigo —. Louis soltó sin ver a ninguno —Los amigos no mienten —. Aseveró alzando la vista y mirando el par de ojos esmeralda.

Sam entendió al instante que algo sucedía. Se aclaró la garganta.
—Hum, iré a pedirle un autógrafo a Tom Holland —. Y se puso de pie caminando en la dirección del actor.

Louis bufó por lo bajo y comenzó a picar la carne sin ánimo. 

Alzó la mirada al ver a Sam de regreso en su lugar, pero no era Sam.

—Déjame explicarte —.

Harry había tomado el lugar de su jefe.

—Vete, eres un pésimo amigo, jodido mentiroso, hipócrita —.  Lo insultó con enojo.

Pero diferente a lo que esperaba, Harry frunció un poco el ceño.
—¿Estás... estás usando rubor? —.

Louis lo miró pasmado, se pasó las mangas del abrigo por las mejillas, provocando que estas solo se tornaran más rojas.
—No —. Dice desviando la mirada —¿Por qué no me dijiste que saldrías a comer con Tom? ¿Era tan difícil? —. Intentó regresar al tema principal.

Pero Harry no pudo evitar quedarse embobado. Las mejillas aún más rojas, los labios brillosos y sus ojos... sus ojos siempre eran su debilidad por más que quisiera negarlo, eran irresistibles. Lucía tierno, adorable, y suave. ¡Estaba usando su abrigo!