XIX

23.8K 2.2K 4K
                                    

Capítulo 19.








—¡Louis, Louis, despierta! ¡Es víspera de navidad! —.

El castaño se arropó hasta la cabeza, odiaba que lo despertaran tan temprano.

—Cállate, Lottie, déjame dormir —.

Pero la niña no se detuvo, comenzó a saltar sobre la cama de su hermano mayor.

Era su cumpleaños número 17.

—Vamos, Boobear, levántate, mamá tiene un regalote para ti en la sala! —. Chilló con emoción.

Se levantó a regañadientes y siendo jalado por su hermana, llegó a la sala.

No había ningún regalo gigante, o algo fuera de lo común, al contrario, había una pequeñita caja amarilla sobre la mesita al centro de la pequeña sala de estar.

—¡Feliz Cumpleaños, Louis! —. El resto de su familia salió de la parte de atrás del sofá, lanzando confetis y haciendo sonar matracas.

Rió con auténtica felicidad cuando todas se acercaron a abrazarlo.

— Tómalo, ábrelo —. Su madre le tendió la cajita —Estoy segura que te va a gustar —.

Él la tomó. Charlotte y Félicité lo miraban con ojos brillantes, ellas sabían que era lo que había dentro, eso era seguro, mientras que Daisy y Phoebe jugaban con el confeti en el suelo.

Alzó la vista encontrando la mirada cálida de su madre sobre él, atenta a sus movimientos.

Abrió el pequeño regalo y de tan sólo ver el interior sus ojos se llenaron de agua. Miró a su madre quien parecía querer grabar aquella reacción para toda su vida.

Su casa no era grande, el dinero siempre era la primera preocupación en su pequeña familia. Las cuentas cada mes hacían a su madre llorar cada noche, intentando encontrar una forma de que nada les faltara a sus hijos.

Por ello, sabía que aquel regalo le había costado demasiado.

Abrazó a su madre con tanta fuerza que temió lastimarla. Lloraba en silencio en el hombro de la mujer, ella le daba palmaditas suaves en la espalda, tratando de calmarlo.

—Ya, bebé, está bien, te lo mereces —. Le susurró.

No pudo contenerse, salió de la casa mirando el auto, estacionado afuera, desde la puerta. No era un modelo nuevo- ni se le acercaba- tenía la pintura gastada y era pequeño.

Pero, para un chico de 17 años que tenía que tomar seis veces el autobús al día, solo para ir a sus dos trabajos de medio tiempo y a la escuela, era lo mejor que le había podido pasar en la vida.

Ese fue su primer auto, y esa fue la última vez que despertó en su casa el día de su cumpleaños. Los años siguientes los pasó trabajando, después se fue a la universidad y terminó consiguiendo un buen puesto en Londres después de que se graduó.

Las promesas de traer a su familia a vivir con él a Londres se fueron desvaneciendo conforme los años pasaron.

La economía de su familia ya no era tan mala, pero ahora tenía que pagar colegiaturas, Lottie le ayudaba un poco y se lo agradecía, sin embargo, los gastos de la casa también aumentaron.

Pero no le importaría tener que trabajar toda su vida sólo para que ellas estuvieran bien.

Se talló los ojos al sentir que picaban por las lágrimas.

Louis se encontraba fuera de la pizzería -ya que esta había cerrado hace un rato- estaba sentado en la banqueta mientras miraba fotos de su familia en su celular.

•Perdido En Tus Ojos• LS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora