CAPÍTULO 26

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Antes que todo, les pido disculpas por la demora. He estado ocupada y me he tomado un tiempo para poder pensar e imaginar cómo puede llegar a continuar está novela. Así les daré un gran y hermoso final, o al menos eso es lo que espero.

Gracias por los que me tuvieron paciencia, y continúan leyendo está novela. Muchas gracias.

Bueno, ahora les dejaré con el siguiente capítulo, y espero que lo disfruten.

Una vez más, disculpas por las demora.

Sin embargo, nada de eso paso.

De un sólo, y veloz, movimiento. Me encontraba acorralada entre la pared y su cuerpo.

Su imponente cuerpo.

Mis ojos, buscaron los suyos en medio de la oscuridad.

Sus labios comenzaron a acercarse a los míos, con cautela. Con paciencia.

No lo detuve. No podía hacerlo.

Todo mi cuerpo me pedía a gritos que sus labios rocen los míos. Deseaba revivir ese primer beso. Pero algo me decía que están vez iba a ser diferente.

Deseaba, que su dulzura, acaricie mi alma.

Mis deseos se cumplieron. Sus labios, rozaron los míos, lenta y dulcemente, acelerando los latidos de mi corazón.

Erizando mi piel.

Rompiendo mis barreras.

Cerré mis ojos, correspondiendo a su beso. Mis labios se movieron sobre los suyos, despertando mucho más de lo que imaginaba, o podía llegar a imaginar.

Sus manos acorralaron mi rostro, profundizando más nuestro beso.

Sus labios pasaron de pacientes y dulces, a sedientos y salvajes.

Me besó como ningún otro hombre lo ha echo.

Con pasión.

Con deseo.

Con locura.

Me perdí en el sabor a menta, que sus labios desprendían.

Me perdí, en la torbellino de sensaciones que sus labios despertaban.

Me consumi, en este fuego que su cuerpo irradiaba.

Enrede mis dedos en su cabellos, cuando su cuerpo me apretó más. Sentí su calor, su aroma.... su deseo. Y todo ello, me hizo querer y desear un poco más.

Cuando sus labios abandonaron los míos, y se adueñaron de la curvatura de mi cuello, no pude evitar soltar un pequeño gemido al sentir la suavidad de sus labios, sobre mi piel.

Sus sendero de besos, quemaba mi piel.

-ken...-susurre, rendida ante sus caricias.

-bonnie.....-susurró, muy cerca de mi oido. Desatando mi alma - me vas a volver loco- agregó.

Una débil sonrisa se adueñó de mis labios.

Pero sabía perfectamente que no era él quién se iba a volver loco, sino yo.

MI AMADA REBELDE Where stories live. Discover now