15 | Love you like I would

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"Solo relájate, fue un día intenso y lo último que quiero es estar solo." Con esa simple oración Timothée Chalamet consiguió ablandar un poco a Lucy.

- Que conste que esto no significa nada, ¿eh?

Él sonrió y la rodeó con un brazo mientras caminaban.

- Claro, lo entiendo. -respondió Timothée intentando retroceder su sonrisa burlona, acariciandole delicadamente el hombro descubierto que exhibía la blusa de Lucy. La sintió estremecer.

Ella soltó un suspiro de resignación y se acurrucó más cerca de él.

- Tampoco me estoy lanzando a tus brazos. Todavía me das asco. Solo está empezando a hacer frío.-se justificó.

- Lo entiendo. -asintió.

- Y... y... no creas que esto te da derecho a nada.

- Lucy, relájate. -respondió el rizado, abriendo la puerta. -Estoy muy seguro de que la única con malas intenciones eres tú.

Él sabía perfectamente que estaba despertando una potencial discusión, ¿pero qué podía ser más estimulante que Lucy enfurecida?

Ella comenzó a tartamudear. Su nariz se arrugó de forma compulsiva.

- ¿Qué clase de malas intenciones podría tener yo en este lugar? -respondió instantáneamente al ver una sala completamente desordenada. La chica no podía entender como Timothée podía vivir solo y no hundirse en su propia basura. -Timmy, este lugar es un desastre. -dijo entrando y mirándolo a los ojos mientras él cerraba la puerta. -Bueno, te representa bastante bien.

- Mis amigos ya están acostumbrados. -se encogió de hombros.

La chica apreció unos segundos más el lugar. No parecía para nada barato, pero el hecho de encontrarse en horribles condiciones hacía inapreciable el lujo que aparentaba el imponente edificio desde afuera.

- No puedo discutir mucho por eso. -dijo con honestidad. -Yo tampoco soy de lo más ordenada. Solo soy un poco más... limpia. -añadió viendo un preservativo  usado a un lado de un pequeño cesto de basura.

Su nariz se arrugó aún más. Por alguna razón esa expresión hizo sonreír a Timothée.

- ¿Al menos podrías juntar eso? -apuntó con la mirada.

Él se le adelantó y lo depositó al cesto, donde debería haber acabado.

- Bueno... y ahora deberías lavar tus manos. -reclamó cruzándose de brazos.

Timothée no retuvo una carcajada. Una fugaz idea cruzó su cabeza y la puso en práctica sin pensarlo dos veces. La miró de frente y recargó su peso sobre un escritorio cubierto de papeles y libros.

- ¿Cómo? -preguntó pretendiendo estupidez. La ceja izquierda de Lucy se elevó, incapaz de entender una pregunta así de ridícula. -¿Así? -añadió llevando los dedos con los que había juntado el preservativo a su boca.

- ¡Dios no! -exclamó asqueada. Golpeó su brazo sin rudeza para que quitara su mano de la boca y Timothée lo hizo sin contener su risa en lo más mínimo.

"No quiero ni siquiera pensar en la fiesta de bacterias que debe haber en su boca ahora mismo."  Pensó al instante la chica.

- No puedo creer que existan chicas que accedan a hacer algo contigo aquí. -negó con la cabeza.

- ¿Sabes? Voy a considerarlo como que estás interesada en mi experiencia. -Lucy abrió los ojos de par en par y colocó un mechón de cabello detrás de una oreja.

- Timmy, por mí podrías pudrirte y ni siquiera se me movería un pelo por evitarlo. -él soltó una risita divertida y pasó una mano por la espalda de la chica hacia adelante, hasta reposar su mano en su estómago. Timothée la apegó a su cuerpo sin darse cuenta de lo que sus traidores brazos hacían. Su figura femenina chocó contra su pecho y pudo sentir el aroma de su cabello.

Timothée intentó contenerse pero, desde que fue conciente de la idea de que estaba en su casa a solas con Lucy, sus neuronas parecían estar totalmente desactivadas y acabó metiendo su nariz en su cabello, como un animal, olfateándola. Mientras el aroma a limón y durazno ingresaba por sus fosas nasales no pudo evitar sentirse patético.

- ¿Me estás oliendo?

- Es tu culpa. -se apresuró a decir.

Ella entrecerró los ojos, pero no dijo nada.

Las manos de Timothée fueron incapaces de quedarse quietas e iniciaron un recorrido sobre su blusa en la zona de su cadera.

Lucy sintió un cosquilleo que quiso reprimir. Su cercanía, su tacto y su perfume masculino estaban volviéndola loca y debía alejarse si quería mantener su orgullo intacto.

- Deja de tocarme. -dijo alzando la barbilla. -Tampoco necesito de tu sucia experiencia.

- ¿Pero no tienes curiosidad? -preguntó él alejándose y colocando sus manos en el borde el escritorio sobre el que estaba recargado. Ella arrugó su expresión.

- No. -alzó ambas cejas y luego sonrió falsamente. - Pero gracias.

Timothée parpadeo al leer la repugnancia en sus ojos. Eso le había dolido.

Luego de superar el trance que le dejó ver la expresión de los ojos de Lucy se dio cuenta de que no había caído en la idea de que él realmente podría haberla asqueado. Él creía que simplemente se trataba del humor agrio con el Lucy ocultaba sus emociones, pero pensar en que podría estar equivocado era... impactante.

Inspiró fuerte y ella lo miró al instante.

- ¿Por qué eres así? -preguntó pasando una mano sobre su desordenado cabello y evitando volver a encontrarse con sus ojos café.

- ¿Cómo?

- Cada vez que me miras siento tu odio. Está bien. -alzó las manos. -Puede que no sea la mejor persona para que le des una oportunidad. Pero nunca... nunca nadie me había visto así. Te hablo, te molesta. Me muevo, te molesta. Respiro y, ¿adivina qué? ¡te molesta!

- Timmy... -intentó hablar pero él la interrumpió.

- ¿Podrías dejar de llamarme así? Por favor.

- ¿Qué tiene? -preguntó Lucy. Ahora sí estaba confundida. -Es un bobo apodo.

- No es el apodo. -respondió. -Es la forma en la que lo dices.

- ¿Qué? -soltó enojada. -¿También te hace sentir mi odio?

Timothée bajó la mirada, sonrió y volvió a mirarla. Lucy sintió que ese tonto acto la derretía por dentro.

- No. Todo lo contrario.

- ¿Entonces qué tiene de malo? -dijo en un tono de voz competitivo.

- Sabes perfectamente de la forma en la que lo dices y lo mucho que me... - él se cruzó de brazos. Estaba a punto de hablar de más. -incomoda. -dijo utilizando una palabra más sutil.

Ella abrió la boca ofendida.

- ¿Podrías dejar de victimizarte? Ni siquiera sé cómo llegamos a discutir esto, yo no te odio.

Timothée la miró sin ninguna expresión. Lucy se avergonzó al instante.

- ¿Entonces por qué seguimos hablando? -dijo, para luego atraerla hacia él con rudeza y juntar sus labios en un rápido movimiento.


NASTY - Timothée ChalametWhere stories live. Discover now