Capítulo 14

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— ¿Podrías perdonarme,... Nanika?

Se mordió el labio inferior y agacho la vista, frustrado consigo mismo.

— Te conozco desde hace poco pero sé lo importante que eres. Mi seguro y mi oportunidad eres tú. Pero, antes lo fue tu hermano.

¿Que estaba diciendo? A Killua le temblaban las manos y Gon esperaba que nada se pasara de peligroso, mientras los dos villanos solo escuchaban.

— Lo confieso. Yo use a Killua e intente manipularlo, sin embargo, él siempre estuvo por delante de mí. Él no cayó en mi trampa, es muy difícil de influenciar. Él es libre...Yo también quería ser libre, sin darme cuenta que estaba muy encerrado en mí mismo como para utilizar a todos a mí alrededor: hacer un pacto con un payaso y arrastrar a mi mejor amigo conmigo, al abismo más oscuro de mi obsesión.

"Yo tampoco entiendo porque estoy diciendo esto pero si no lo digo...", recordó a Killua y Alluka, así de sinceros y originales que eran, lo leales y unidos que podían ser, quería algo así.

No. Él ya tenía algo así pero lo había olvidado, lo había despreciado. "Si no digo nada, seré peor que un despreciable".

— La verdad es que...Quería usarte, Nanika. Al principio, deseaba utilizar a Killua cuando el juego se fue en mi contra. El me gano— reconoció, descubriendo finalmente el sentido de aquella frase la noche anterior— Al conocerte a ti, solo pensaba en la grandiosidad de tu poder. Ahora, te entiendo mejor y me simpatizas. Si te soy honesto, quiero saber qué opinas. Como me juzgas. Por eso, te pregunto... ¿Podrías perdonarme por todo lo que hice, Nanika?

El silencio los envolvió a todos, incluso a Hisoka, y solo podían oírse las descargas calientes de la tierra, viniendo desde el suelo volcánico. Irónicamente, esas irregularidades se hallaban en la zona más alejada de la Montaña Kukuroo.

"Vaya barbaridad", pensó Illumi con sorpresa. "¿Malgasto un deseo para pedir disculpas? Sabía que era una pérdida de tiempo".

"Esto se pone interesante", opino Hisoka en sus pensamientos, reconociendo las miradas azules y grises que los jóvenes se intercambiaban. Todavía eran frutos muy inmaduros para comprender el amor.

— ¿Que...Que hiciste?— Killua estaba atónito.

— ¿Me perdonas, Nanika? Como te dije antes, quiero a Killua, de verdad, pero es tu decisión si no...

— Kurapika,...qué diablos...

— Sí.

La voz de Nanika rompió el silencio, esbozando una sonrisa amistosa.

— Nanika perdona a Kurapika. Nanika acepta a Kurapika.

El asombro fue general y el rubio levanto la cara, con ojos muy abiertos.

— Gracias— murmuro, con media sonrisa. ¿De verdad había hecho lo correcto?

— Sabia que no debía preocuparme— murmuro Illumi, quitándose dos de sus Agujas de la ropa para apuntar a Alluka y Kurapika con ellas— No sé si pueda dominar a la Amenaza; lo voy a probar.

— ¡Basta, Illumi!— Killua se impuso detrás de su hermana— Nunca la tendrás, ni a mí ni a ninguno.

— Eso lo veremos.

Sin decir más, lanzo las Agujas envenenadas de Nen a sus objetivos.

Killua se hartó.

— ¡Nanika! ¡Llévate a Illumi!— El tiempo se detuvo cuando dio la orden— ¡A la zona más fría de la Antártida!

Romance de VenganzaWhere stories live. Discover now