V E N T I N O V E

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—Bien, tengo una pregunta, ¿si no fueras sacerdote habrías llegado al matrimonio?

Alex tomó una gomita —empezaba a amar las gomitas tanto como el helado— la apretujó entre sus dedos rápidamente y se la llevó a la boca. Masticando, contesto.

—Naturalmente, si no hubiera sido un sacerdote lo hubiera hecho. Al menos eso pienso dando por hecho que se me habría criado con fé y me hubieran dado un buen ejemplo matrimonial. Contrario a lo que se sabe, te sorprendería cuantas veces puedes encontrar el nombre de una persona unido al de otra en las actas matrimoniales. Eso, es lo que te hace replantear el querer tomar los votos de Dios.

Gianna también tomó una gomita.

—¿Pero cómo es que los nombres de las personas puedes aparecer varias veces? ¿Y los divorcios? ¿Las anulaciones?

Alessandro cruzó los brazos.—Claro, existen. El acta matrimonial es un papel legal dentro de tu país, de tu estado, de tu localidad; de donde quieras llamarle—tomo otra gomita—. Pero, el matrimonio es una unión espiritual. Es amor, es unión, es respeto; el matrimonio son tantas cosas y, al casarte le estás prometiendo no solo a tu esposa o esposo, también le estás prometiendo a Dios que vas a cuidar de esa persona. Que la vas a amar, honrar e incluso adorar.

Se llevó la gomita a la boca.

»Pero vamos, el estado sólo puede anular tu nombre de sus actas, sin embargo las de aquí del Vaticano quedan intactas. El arzobispo encargado de ello es un verdadero santo. Siempre ayuda a la gente y casi la mayor parte de las parejas que vienen a anular su matrimonio desde la raíz, dejan este país con sus votos renovados. La verdad muchos admiran su trabajo, otros... no tanto. Piensan que está haciendo mal, pero yo digo que está haciendo bien. Los hace replantearse el amor.

—¿Qué no es malo interferir en las decisiones de la personas? —Preguntó Gianna tomando un sorbo de vino tinto.

Alex se encogió de hombros.

—Tal vez sea cierto, pero a veces las personas solo necesitan un empujoncito—como yo pensó—, pocas parejas vienen hasta el Vaticano para poder borrar todo registro de sus matrimonios -hablando de extranjero- los italianos no lo hacen por pedida de tiempo, pero cuando llegan con el arzobispo siempre primero les da una clase de terapia de pareja; hablarlo es la palabra clave. Los hace cuestionarse su decisión de una forma difícil, los hace pasar por pruebas -que mayormente duran una semana- y al final, si su decisión sigue siendo la misma, los papeles se hacen, se sellan y se firman por el Papa. Aunque, te lo digo, es difícil. Muchas parejas se vuelven a encontrar en el viaje, renuevan su amor; otras en el proceso al verlo tan difícil solo se dan por vencidos y dejan aquella huella. La Mancha. Es por eso que la mayoría de lo divorcios en juzgados sólo son un papel sin valor, tu vas a estar casado hasta la muerte con aquella persona si no queman los papeles aquí. Un divorcio hecho por dios, no puede ser borrado fácilmente por un hombre con traje negro y mazo en el brazo.

Gianna abrió los ojos de par en par. —¡Los queman! ¿En serio? ¿Cómo si fuera una película de desamor en donde después de leer las falsas promesas de las cartas de amor vas y las tiran en una fogata?

—Si, primero embalsaman los papeles como si fueran un muerto y después les prendemos fuego mientras bailamos alrededor de ellos. Hacemos algunos cánticos y procedemos a emborracharnos al final. Sacrificio.

Gianna frunció el ceño.

—¿Te estas burlando de mi, Alex?—Pregunto sorprendida.

Alex sonrió de forma abierta. Su dientes estaban al descubierto totalmente y de su garganta salía un sonido sordo, burlándose de ella.

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