Capítulo 9. Extensión del camino nevado

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Caigo al suelo, agotado por el entrenamiento.

-Bueno, ¿estamos todos listos para partir? -Kray grita, emocionado.-

Todos respondimos un fuerte si al unisono, exceptuando yo y Charlie, que levantamos un pulgar en seña de aprobación.

-¡Bien pues, moved esos culos, nos espera un largo viaje hasta el Monte Névea! -Clover ya había salido a una alta velocidad hacia la puerta.-

Todos salimos de la taberna de fantasía despidiéndonos de Chillspar. yendo a parar a la plaza central del pequeño pueblo en el que estábamos, Nívea. En el centro de la pequeña plaza había una estatua hecha de hielo de una figura humana encima de un dragón, también hecho de hielo. Justo detrás de la estatua, algo brillaba en la punta de uno de los picos, una luz que, de alguna manera, nos atraía hacia ella.

-Creo que es allí donde tenemos que ir... -Señalo al haz de luz.-

-El Monte Névea... -Dijo María, impresionada.-

-Venga, ¿a que estamos esperando? -El entusiasmo de Violet se marcaba en su voz.- El multiverso no se va a salvar solo.

Todos nos dirigimos hacia la salida sur del pueblo, donde un camino levemente cubierto de nieve se dirigía directamente hacia la gran montaña. Entonces retrocedí un poco, observando todo lo que nos rodeaba: arboles de una madera muy oscura coronados por unas hojas verdes cubiertas de nieve, unas pisadas de algún animal de ese pequeño bosque y unos lirios morados que rompían completamente la monotonía blanquecina del lugar. Y sentí un roce de algo caliente en mi mano. Era el contacto de otra persona, que me daba la mano para que la tomara, y yo lo hice, y cuando elevo mi cabeza, puedo ver a una Elena muy sonrojada.

-Elena... ¿Ocurre algo? -La miré.-

-Nathan... Desde la primera vez que me sonreíste... No recuerdo una sonrisa tan sincera y tan rota por dentro... Exceptuando la mía.

-Si, yo noté lo mismo cuando me sonreíste antes de entrar. ¿Me puedes contar que ocurri-?

No pude acabar la frase, Elena se lanzó a mis brazos, llorando desconsoladamente, apoyando su cabeza sobre mi pecho.

-Tranquila... Estaré aquí para lo que necesites.

Y, como si hubiera insultado a Kray o a Clover, ella explotó, pero no de ira, sino de sentimientos y lágrimas, de dolor puro por algo que le ocurrió en el pasado.

-L-lo siento, no pretendía decir e-

Tampoco me dejo acabar esta frase, me puso un dedo frente mis labios para que mantuviera el silencio, y me miró, mientras me sonreía y lloraba a la misma vez.

-Gracias, Nathan... Y-yo... L-lo siento por esto.

-¿Qu-que?

Y quitó el dedo de mi boca, y se abalanzó contra mi, besando mis fríos labios, mientras me abrazaba y apretaba mi bata de mago en mi espalda. Y, tras dos segundos de beso, ella se separa de mi y me mira a los ojos.

-Te quiero...

-E-Elena... Y-yo...

Y algo se movió entre los arboles, junto con pisadas en la nieve, pero no había nada de lo que temer, solo era Kray.

-¡Aqui estais! Joder, os llevo buscando unos buenos diez minutos. Venga, que ya casi estamos arriba.

-Joder, ¡Kray! -Me sobresalto un poco.- ¡Menudo susto! Ahora vamos...

Y, subiendo a Elena en mis hombros, llevándola de nuevo a caballito, sigo a Kray, volviendo a juntarme con el grupo, y llegando, después de unos quince minutos de camino, a un marco de piedra en un valle, lleno de nieve. Son las ruinas de la entrada del castillo de Boreas, por lo que estamos cerca de alcanzar nuestro destino.

[Las Sombras De La Torre]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora