CAPITULO XIV

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PERDONEN LA DEMORA, TANTA COSAS ME MANTIENEN OCUPADA QUE SE ME HACIA DIFICIL TERMINAR EL CAPITULO. TAN SOLO HOY YA TENGO TODO EL DIA PLANEADO CON UN SEMINARIO EN LA MAÑANA, CLASES POR LA TARDE Y UNA TOCADA DE ROCK POR LA NOCHE. UFF, Y COMO VOY CON EL TIEMPO AQUI LES DEJO EL CAPITULO QUE TANTO ESPERABAN. (+18)

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Arthur comprendía los pro y contra de haber llevado a Vanessa a este viaje con él y aceptaba la responsabilidad aunque a veces esa se tornaba demasiado sensual y apetitosa para él. Haberla tenido en sus brazos desnudos no lo ayudaba, ansiaba meterla en su cama y probar sus sabores de varias maneras, penetrar sus profundidades hasta saciarse o hasta el agotamiento.

Recordando las caballerizas se alzó con ella a ahorcadas esto los hizo estremecer a ambos. Ella se abrazaba a él y acariciaba su cuello delicadamente, aquello no hacía más que excitarlo.

Se abrigaron con unas mantas, colocó otra en el suelo para luego sentarse, Vane se sentó en su regazo. Se observaron fijamente compartiendo una profundidad de sentimientos que él antes no había conocido. Se dijo que jamás la apartaría de su lado, tenía la sospecha de que solo ella podría darle calor a su eterna condena de frio. Su destinada. Su debilidad y fortaleza.

—    Eres tan hermosa…—murmuró.

—    ¿Te gusto? —preguntó Vane con inseguridad, Arthur quiso barrer aquellas dudas diciendo la verdad.

—    Te deseo, te ansío, me pareces el ser más bello del planeta… y solo quiero que seas mía.

—    ¿No lo dices porque me necesitas para tu venganza?

Le molestaba que ella creyera que la utilizaba pero entendía que no habían comenzado con buen pie al conocerse y revelar la verdad. Solo por aquello lo dejó pasar.

—    No lo digo por eso… olvidémonos de la venganza y los demás en este momento, o mejor, dejo determinantemente prohibido hablar de ello cuando estamos solos y desnudos.

Ella sonrió feliz y se lanzó a tomar sus labios con ansiado regocijo. Él se dejó hacer y respondió con igual ímpetu hasta que recordó su verdadero deber en ese momento.

—    ¿Escuchas mi corazón? —le preguntó sobre los labios en un susurro. Ella asintió. — cierra los ojos y concéntrate… escucha detenidamente…

—    Agua…

—    No, sangre… estas escuchando como recorre por todo mi cuerpo hasta llegar al corazón.

—    Es relajante… —murmuró Vane aun con los ojos cerrados. Él tomó la mano de ella y la colocó sobre su corazón.

—    Siente…

Y como ella seguía hipnotizada con el sonido de su corazón él se mordió la muñeca provocando que de esta brotara sangre. Se la acercó a la nariz haciendo que ella reconociera el olor a minerales con el olfato que ya debería tener desarrollándose a mayor escala que un humano normal. Luego aprovechó la oportunidad de llevar la muñeca a la boca de su novia cuando esta la abrió levemente. Ella gimió y siguió saboreando su sangre. Hasta que ella se encorvó quejándose entre lágrimas del dolor en sus encías.

La abrazó pero inteligentemente colocó la cabeza de Vane en el hueco su cuello  para darle disponibilidad a la sangre y a morder, aunque esto le fuera doloroso para ambos.

Lamió su herida en la muñeca curando la abertura en un instante. Le acarició el pelo hasta que la tensión en el cuerpo de su novia volvió haciéndola gritar y sudar de fiebre. Veía la sangre salir de su boca, signo de la aparición de colmillos vampíricos. Ella se agitaba y temblaba  clavándole las uñas en la espalda pero no sintió dolor hasta que le clavó los colmillos en el hombro. No se quejó y se alegró de ver a su novia más tranquila. Morder hacía que el dolor en las encías disminuyera al igual que el dolor de cabeza que venía con el cambio.

FUEGO OSCURO - SANGRE CONDENADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora