CAPITULO XVI

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Estaba por caer la tarde y tanto Arthur como el líder del clan francés Hugo Magno se encontraban en sus respectivas posiciones de combate de esgrima con posturas muy elegantes y altivas. Vanessa a pesar de la ansiedad y la preocupación por su novio, trataba de ver el lado positivo mentalizándose en que la muerte sería un caso improbable ya que ambos eran amigos, o eso era lo que veía.

Deportivamente ambos sonreían calculadoramente desde sus posiciones. Ella solo se podía morder el labio al ver lo caliente que se veía su novio. Cassandra la codeó para que no gimiera en público, pero estaba a punto.

Ambas vestían ropas del renacimiento. Ella un vestido de seda rojo con bordados de flores. Cassandra en cambio tenía una combinación de color negro y rojo con bordados de hojas en la seda. Los dos vestidos en si eran góticos, elegantes y para su sorpresa, muy cómodos.

Sonrió al encontrarse con la mirada azul de Arthur contemplándola embelesado antes de fijar su entera atención en Hugo y su espada de sable. El primer ataque del líder francés la asustó y a la vez la cautivó. Jamás había contemplado tanta elegancia y fluidez en un combate, y recordando los entrenamientos a los que Dimitri la sometía, se daba cuenta que jamás podría llegar a ser así de buena.

Arthur tampoco se dejaba intimidar por las habilidades superiores del líder francés. Él contraatacaba con inteligencia leyendo cada movimiento con una rapidez sorprendente a la vez de fuerza en cada estocada provocando rasgones en la ropa de su contrincante.

- Vamos amor, tu puedes. -Gritó ella emocionada.

Pero Hugo no se lo ponía fácil y con sus acrobacias de un momento a otro arrinconó a Arthur contra un árbol con la filosa punta pinchando en un punto vital del cual empezó a brotar sangre.

- Muy rápido, lo admito. Pero no lo suficientemente bueno para ganarme Grinmoldi -argumentó Hugo con una sonrisa de satisfecha victoria.

- Ya de por si es un halago poder ser un buen contrincante contra el mejor espadachín de la raza -repuso Arthur con una sonrisa de agradecimiento.

- Y para mí siempre es un gusto probar habilidades con un amigo.

El líder francés bajó el sable y suspiró viendo la multitud. Tenían muchos espectadores además de ellas, que comentaban con arrogancia sobre el combate de esgrima.

- No tenías oportunidad desde el principio -comentó divertido William mientras abrazaba a Arthur.

- ¿En serio lo crees? -respondió Arthur simulando estar ofendido.

- Parece que estuviera hasta los huesos pero en un enfrentamiento real podría manejar cualquier tipo de espada con una fluidez aplastante-argumentó el escoces.

- Eso quiere decir que le ganó a tu Claymore -se burló Arthur quien llegó a ella para darle un beso casto en los labios y por consiguiente abrazarla. El escoces solo pudo gruñir de mal humor dándole la razón.

- Fue pan comido -comentó Hugo con arrogancia a unos pasos de ellos lanzando su sable por los cielos para luego saltar alto y agarrar el sable en la caída.

- waooo... - murmuró su asombro por tal agilidad vampírica.

Pero lo que llamó más su atención fue el olor dulce y profundo de la sangre. Arthur seguía sangrando levemente en el cuello y abrazados así como estaban, no lo pensó mucho, solo actuó por instinto lamiéndolo en el lugar de la herida y gimiendo por el delicioso bocado que Arthur le había estado negando el resto del día.

FUEGO OSCURO - SANGRE CONDENADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora