CAPITULO XXXI

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PENSAR QUE NO ACTUALIZO DESDE HACIA MUCHO TIEMPO. AQUÍ LES TRAIGO UN CAPITULO INTERESANTE. ESPERO LES GUSTE. LOS QUIERO MUCHO Y TAMBIÉN LOS EXTRAÑE. GRACIAS POR LA PACIENCIA.

XOXO.

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Cuando Vanessa entró en la habitación no esperó encontrarse a su esposo durmiendo cuando apenas estaba anocheciendo, y menos sin ella. Sabía que normalmente él no necesitaba dormir tanto y solo lo hacían después de una larga jornada de sexo duro.

Extrañada se sentó en la orilla de la cama y acarició la fría mejilla de Arthur mientras lo llamaba.

— Mi hermoso y bello durmiente. Amor.

— Hmmm? — respondió él medio dormido.

— ¿Estás bien, cariño? —preguntó ella preocupada. Nunca lo había visto reaccionar tan lentamente. Algo le pasaba a su esposo. Podía sentirlo.

— Sí... solo quiero descansar... Todo está bien. —Respondió aun en su letargo con una media sonrisa mirándola por un instante y entrelazando sus manos antes de besarle el dorso de ella y volver a cerrar los ojos tras un suspiro.

Vanessa no le creía. Tenía el presentimiento de que algo extraño estaba pasando a su alrededor y aun no se enteraba de nada. Decidió despedirse con un dulce beso y dejarlo descansar a pesar de sus ganas de quedarse allí y cuidarlo de todo mal, pero necesitaba averiguar que estaba sucediendo.

— Te amo —le susurró al amor de su vida antes de cerrar la puerta.

Caminó por los pasillos y bajó a la planta baja sin obtener suerte en encontrar a Dimitri que prácticamente lo sabía todo en esa casa.

— ¿Le puedo ayudar en algo Sra. Grinmoldi? — preguntó un sirviente que salía de limpiar la habitación de huéspedes que ocupaba Blaz cuando le daba la gana.

— Si, gracias. —El sirviente reaccionó incómodo y muy nervioso.

— Es mi trabajo mi Señora.

Ella sonrió amablemente entendiendo porque el chico reaccionaba así. Ella a veces se olvidaba que allí era muy estricto la diferencia de clases, la jerarquía y estatus sociales. Además Arthur le había pedido que no confraternice con el servicio ya que hasta ellos podrían fácilmente ser usados para recopilar información. Solo la gente que había venido con ellos era de entera confianza. Ella no recordaba a este chico así que por su acento adivinó que se trataba de uno de los nuevos.

— Por supuesto. ¿Has visto a Dimitri?

— Si señora. Salió hace una hora con la señorita Eleri.

— ¿Sabes a qué? —preguntó muy extrañada. Que Eleri saliera era raro, ya que tenía prohibido salir por el montaje de quien es quien y para evitar ponerla en peligro.

— No, mi Señora.

— Bien. Puedes retirarte.

Con una inclinación de respeto el joven le dio la espalda y siguió su camino a la cocina. Ella se sentó en el sofá sin saber que pensar o hacer. No se le ocurría nada que Dimitri tuviera que hacer con Eleri.

La casa estaba silenciosa y los otros señores vampiros que siempre andaban alrededor, no lo estaban. Ninguno de ellos. Suspirando resignada le marcó al celular de Blaz. Un pitido, dos pitidos, tres pitidos... y respondió.

— Mi lady, espero tenga una buena tarde. ¿A qué se debe su llamada?

— Hola Blaz. Yendo directamente al grano ¿Qué está pasando?

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⏰ Última actualización: Mar 01, 2018 ⏰

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