Capítulo IV

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| Día de Furia |
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Las pantallas de la sala de control mostraban distintos puntos de la ciudad de Nueva York. Alec y Magnus hablaban entre la multitud de shadowhunters que corrían de un lado a otro con informes.

El mayor de los Lightwood agradecía todo lo que habían hecho por él, de no haber sido por Magnus no hubiera seguido con vida.

— No me las des sólo a mí. — la mirada del brujo se dirigió al otro extremo de la sala — ¿Habéis hablado ya?

— No, ha estado muy rara estos últimos días. Es como si no me quisiera alrededor.

— Alexander, puedo asegurarte que eso sería lo último que ocurriría. Thalia puede ser muy... ¿reservada? Sí, esa es la palabra, pero no quiere decir que rehuya de tu presencia.

— Te aseguro que esa chica es de todo menos reservada.

— Ve y háblale.

Alec se colocó la chaqueta y respiró con fuerza antes de avanzar hacia ella. No sabía por qué estaba tan nervioso, habían hablado millones de veces y nunca había sentido que el corazón se le fuera a salir por la boca como en aquel momento.
Thalia revisaba una de las pantallas junto a un equipo cuando una mano en su hombro llamó un atención.

— ¿Puedes hablar?

— Estoy con unos informes de...

— Será rápido, te lo prometo. — la llevó aparte y siguió hablando — Quería agradecerte todo lo que hiciste por mí cuando, bueno, lo de la adama salió mal. Últimamente no es que hayamos estado en los mejores términos y quería arreglarlo.

— Alec, estamos bien. No te preocupes...

— Y aún así sigues huyendo. No te pido que me perdones, simplemente quiero saber que ha pasado.

— Cuando estabas allí, en ese estado, no podía dejar de darle vueltas a lo que pasaría si no... — ella apartó la mirada — Me recordabas a toda la gente que perdí y no pude hacer nada para evitarlo, por un momento te vi entre todas esas personas. Si te hubiera pasado algo yo...

— Pero no pasó, estoy aquí y estoy bien gracias a vosotros.

— Vuelve a darme un susto así y te juro por el Ángel que te revivo nada más que para matarte yo — Thalia lo abrazó.

— Te debo la vida literalmente. Y para compensártelo... ¿Qué te parece si vamos a cenar alguna noche? Magnus me recomendó un sitio genial de kebabs en el Soho.

Podía notar el nerviosismo en su voz. Por un momento vio al antiguo Alec, aquel que se tensaba cuando estaban más cerca de la cuenta.

— Hace tiempo que no tenemos una noche libre... Está bien, pero tú conduces.

Ella le guiñó un ojo y volvió hacia su pantalla. Magnus parecía sastisfecho en cuanto lo vio regresar.

— Veo que no sólo lo has arreglado, sino que también has conseguido una cita.

— No es una cita. Es una especie de... compensación después de todo lo que ha hecho por mí.

— Si tú lo dices... — el brujo rodó los ojos y se despidió del chico.

Alec localizó a su hermana y a Thalia al fondo del pasillo y fue con ellas.
El informe había destapado un ataque demoníaco a un mundano y debía ir a investigar. Al no estar Jace, Clary los acompañaría.

***

El sujeto yacía en el suelo con un agujero de un tamaño inusual en el pecho. La herida situaba el momento del ataque un par de horas atrás.

𝐆𝐀𝐌𝐄 𝐎𝐅 𝐒𝐔𝐑𝐕𝐈𝐕𝐀𝐋 || Alec Lightwood ➰Where stories live. Discover now