𝐆𝐀𝐌𝐄 𝐎𝐅 𝐒𝐔𝐑𝐕𝐈𝐕𝐀𝐋 || Alec Lightwood ➰

Capítulo III

| Parabatai Perdido |
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— No está funcionando.

Magnus notó la preocupación en la voz de la chica. No la había visto soltar su mano desde que Jocelyn lo avisó.

— Lo siento, Thalia. Los vínculos parabatai son ataduras que unen dos almas. — la atención del brujo estaba puesta en el chico, que no dejaba de murmurar — Jace y Alec comparten emociones, instintos, fuerza... Es algo angelical, mi magia no da para tanto.

— ¿Jace también está así?

— No necesariamente. Parece que cuando Alec lo llamó parte de su alma no regresó y ahora está atrapado, perdido en algún punto entre él y su parabatai.

— Pero si Jace ha traído parte de su alma...

— ... Podríamos tener la solución. Hagamos lo que hagamos, tiene que ser deprisa.

— Isabelle ha ido a buscarlo, me quedo contigo.

Magnus asintió y dejó de utilizar su magia. Estaba agotado, todos sus esfuerzos no estaban sirviendo para nada más que retrasar el colapso.
Su vista se dirigió a la castaña, que tenía su mano entrelazada con la del chico y parecía estar a punto de echarse a llorar.

Unos golpes en la puerta lo sacaron de su trance. Al otro lado, Jocelyn Fairchild se asomó preocupada.

— ¿Cómo está Alec?¿Se va a poner bien?

— ¿Recuerdas lo que te dije cuando apareciste en mi puerta con aquella niña de seis años?

Thalia puso la oreja en la conversación. Jocelyn le había pedido que borrara doce años de recuerdos y Magnus se arrepentía de haberse entrometido en las cosas de la shadowhunter por todos los problemas que le trajo.

— Creo que ya has hecho suficiente. — la chica Blackwood entró en la discusión — Intentabas hacer lo de siempre, manipular a los demás para arreglar los problemas que creas. Ahora Alec va a pagar por ello.

— Eso no es cierto.

— Entonces demuéstralo.

Jocelyn le dirigió una última mirada de rabia y el brujo cerró la puerta.

Tomó un cuenco y su libro de hechizos, se estaba quedando sin ideas para evitar que colapsara. La castaña se ofreció para ayudarlo, pero la rechazó y pidió que no se separara del chico en ningún momento.

— ¿Llevan con él todo el tiempo? — Clary e Isabelle entraron en la habitación.

La mirada de la chica Lightwood estaba sobre su parabatai. Puede que su hermano y ella no hubieran estado en los mejores términos los últimos días, pero la runa que las conectaba delataban la enorme preocupación que sentía en aquellos momentos.

— De no ser por ellos ya estaría muerto. Tarde o temprano se agotarán.

Clary se fijó en que, a pesar de estar inconsciente, Alec parecía apretar ligeramente la mano que tenía entrelazada con Thalia. El móvil de la pelirroja interrumpió su análisis y las dos chicas se alejaron a contestar el teléfono.
El cuerpo del chico comenzó a convulsionar de nuevo. Magnus intentaba neutralizar el efecto con su magia mientras la castaña acataba las órdenes para terminar de elaborar el brebaje.

— Tranquilo, Alec, todo va a ir bien.

Se acercó a toda prisa e hizo que se bebiera el líquido de color poco agradable. Las convulsiones fueron reduciéndose poco a poco hasta que volvió a su estado normal.