Capítulo 2: Pareja predestinada✔️

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Bakugo siente extrema satisfacción cuando la humana limpia su pecho. Sus pequeñas palmas se sienten tan cálidas y suaves contra su piel tan áspera.

¿Que jodidos está pensando?

Quizá el reino humano le está dañando el cerebro.

—Está hecho, voy con tu espalda—suspira la chica cara redonda.

Maldita sea, si, ella tiene el rostro redondo.

La llamará cara redonda o mejillas de ardilla.

Con irritación aparta esos ridículos sobrenombres y se centra en la castaña que limpia su espalda con extrema delicadeza. Le sorprende que sea tan sensible a su toque.

—Madre del amor...—ella jadea y parece que ha visto bien los cardenales producto de los latigazos—. Esta peor que las otras heridas.

—¡Claro que son peores, maldita desgraciada!—gruñe con incredulidad.

Ella lo ignora y sigue murmurando cosas sobre sus heridas.

—A tus alas también le hicieron daño—susurra con voz temblorosa—. No sé si debería tocarlas.

Bakugo resopla. Esta chica parece ser tan amable, lo hace pensar que está equivocado sobre los humanos.

—Solo hazlo de una puta vez, maldita sea.

Entonces aquellas manos acarician las puntas de sus alas.

—Ah...mierda—gime él tembloroso.

¿Que carajos acaba de pasar?

Cuando ella hizo eso sintió un temblor lo recorrió y luego su parte baja se endureció lo cual es imposible porque eso solo ocurre con las supuestas parejas predestinadas.

Sus alas nunca han sido tan sensibles.

¿Él está sintiendo...placer?

Es imposible.

—Hazlo de nuevo—ordena a la chica que se ha quedado quieta por aquella reacción.

—Pero—

—Hazlo de una maldita vez, maldita cara redonda de mierda—sisea en tono ronco. Nunca habría sabido que sentir placer sería tan bueno.

Ella vuelve a recorrer la punta de sus alas con dedos temblorosos. Aguijones de placer embargan a Bakugo, su miembro se hincha hasta mas no poder y se muerde el labio para no gemir como un descontrolado.

Se siente tan malditamente bien.

—Joder, puta mierda—gruñe y se palpa debajo de su taparrabos.

Ochaco se aparta completamente sonrojada.

—E-Es s-suficiente—pronuncia y da media vuelta yéndose quien sabe a donde.

Bakugo se ríe ante esto.

—Es mi maldita pareja predestinada, una puta humana—se ríe pero no hay nada gracioso en eso—. Ella es mi mujer, mi compañera.

Bakugo se levanta haciendo una mueca ante el leve dolor que esto produce.

—No me importa lo que ella sea, no impedirá que yo realice mi venganza.

Con un objetivo en mente Bakugo camina hacia donde la chica se ha encerrado.

—Oe, cara redonda, vamos a hablar—

—Vete—lo interrumpe la chica—. Me has estafando para que tocara tus alas, te he ayudado y ¡ni siquiera me dices que rayos eres!

Él se pasa las garras por su rostro.

—No fue intencionalmente, maldita perra—intenta ser razonable—. Soy un demonio, mi raza son los guerreros.

—¡Me has dicho perra, vete...vete a...a—hace una pausa y él contiene una riosotada—. ¡Vete al basurero!

No lo evita, se ríe.

—¿Eso es una maldita ofensa para ti?—se lame los labios—. Muy bien, no te llamaré perra pero déjame hablar contigo, cara redonda.

—Desde aquí podemos hablar bien—la escucha soltar un suspiro.

—¿Te doy miedo a caso?

—Tu abusaste de mi, no sabía que tus alas fueran erógenas, tú...gemiste de placer—ella razona—. Te aprovechaste que no lo sabía, es como si estuviera tocando tu..tu...

—¿Mi polla?—él intenta no estremecerse ante la mención de aquello. Si ella lo tocara de esa forma él probablemente no aguantaría mucho.

Pero no debe, que sea su compañera elegida no demuestra una mierda y no cambiará nada.

—¡S-Si y deja de decirlo como si nada!—exclama la chica perturbada.

—Muy bien, no sabía que eso sucedería y no fue mi puta intención—Bakugo hace bien en mantener su temperamento bajo control.

La puerta se abre dentro de unos cuantos segundos.

—Hablemos sobre lo que eres—ella dice.

El beso del demonio Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz