CAPITULO 41

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~Y como todas las mañanas se levanto de su cama para prepararse el café, busco su mejor atuendo para el día de hoy y no tardo en leer su libro favorito ''once minutos'' (Paulo coelho), se ducho hasta llegar al armario donde todo estaba desordenado, pero no ella, se vistió y luego fue a aquel parque sola, sin nadie a su alrededor.

 Once minutos después pudo reflexionar sobre lo que ocurría en su entorno y no en su vida, sentía que todo se detenía en una estación donde ella no había pedido boleto alguno para ir, inmóvil ella solo contempló por esos once minutos el árbol frente a ella, era inmenso y eso la hizo sentir pequeña, se sentía como un desastre, no supo qué hacer con ese sentimiento que la rodeó inmediatamente, al menos por ese minuto que pareció ser una eternidad, entre susurros con ella misma se vio en la obligación de no mover ni un solo dedo, tuvo miedo, fue la primera vez que se sentía atemorizada en medio de la calle y estando tan sola.

Jessia era una mujer independiente, vivía sola en su apartamento, nadie podía decirle que o no hacer en su vida, era libre, fuerte, firme, talentosa y una estrella en la moda, sabia mucho acerca del makeup y sobre investigaciones a corto y largo plazo, una mujer con sus atributos, virtudes, certezas, extravagancia, distingancia, perseverancia y fiel, sobre todo fiel a si misma, una mujer decidida.

En el día podías ver su luz radiante y elegante, sus pies tan perfectos como cuando camina segura por un trofeo que se acaba de ganar, imagina ser alguien famosa con sus éxitos, no busca aplausos ni elogios para sentirse a gusto, ella es su propia dueña, y no necesita el consentimiento del otro para poder notarse.

Es alguien digna de admiración, ante los ojos de las personas ella podía ser la persona con mas éxito que cualquiera desearía haber soñado antes, nadie la miraría de forma distinta, tampoco notarían su falta de amor o de cariño, nadie se fija en lo profundo que pueden ser sus ojos, que puede ser su tristeza, jamas pensarían por un minuto que a ella le faltaría algo tanto en casa, como en su vida amorosa, la gente no anda notando esos ciertos puntos y no suspensivos.

Al llegar a casa solo se concentró en calmar esos nervios y fue de inmediato a hacer un té, buscó su taza favorita y se sentó en el barcón del apartamento, tomándose el té caliente pudo ver a dos ancianos desde allí arriba, se estaban regalando mutuamente detalles, quizás por alguna fecha especial, entonces fue allí donde a jessia se le entristeció el corazón, se dio cuenta de que no tenía a nadie con quien compartir esos detalles tan románticos.

A pesar de tanta admiración o fama, ella vivía encerrada, en un techo de cuatro paredes, rodeada de gente que no conoce en realidad, cuando cae la noche y el mundo oscurece, a pesar de ser una mujer dedicada, decidida, firme, fuerte, su mundo se destruye por completo, no es ella, ya no es tan fuerte, ya no es firme, no hay nada mas, solo queda un vacío en ella que nadie logra mirar, porque nadie puede hacerlo, al menos eso es lo que suele sentir jessia.

...

Meses mas tarde, una mañana al llegar a casa jessia tropieza con papeles, documentos y un maletín, era ''Francisco jacob'' un joven muy talentoso y famoso en la tv, presentador de shows, y un aficionado en la lectura, alguien ideal para alguien como jessia, solo que los inconvenientes no tardaron en llegar; lo conoció, le gustó, pero se alejó, mas bien... tuvo miedo.

Era imposible reconocer a simple vista el amor de su vida, no era algo que estaba esperando en estos momentos, pero nada podía perder con arriesgarse, lo único que le quedaba era la esperanza de que algo saliera bien por primera vez, jacob volvió a acercarse y ella cayó rendida en su red, mas opciones no podía tener ella, era momento de abrirse a nuevas oportunidades y esta era una de las mejores.


MIENTRAS DUELE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora