capítulo catorce

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                                        EVAN

Al adentrarme en casa una sonrisa me persigue, la misma que me ha seguido desde las montañas hasta aquí, esa que no se quiere ir todavía al recordar mi hora anterior.

Su cabello pelirrojo...

Sus ojos como soles..

Sus labios como cerezas...

Su cuerpo...

Aún la suave fragancia de arándanos se impregna en los poros de mi piel y los escalofríos provocados por su cercanía y su tacto me recorren.

Paso la sala y al estar cerca de la cocina las voces dentro me sacan de mi estado de ensueño e intento no agudizar mi sentido al escuchar esa voz muy aguda casi chillona pero es como si no tuviera control de mi cuando me veo agudizando mi sentido para oír la conversación.

—¿Así?—oigo preguntar a la castaña y el sonido del filo de un cuchillo tras ello.

La cariñosa risa de Martha retumba.

—Lo hace bien, señorita Aksenoff—pronuncia mi nana.

Un gruñido sale de la joven antes de escucharla hablar.

—No me llame así, Martha—habla fuertemente luego un suspiro sale de ella—. Lo siento—continúa ahora con tono más dulce—. No debí hablarle así, pero no soporto que me ponga el apellido de alguien como él.

Sus fuertes palabras me llegan y duelen un poco pero luego el enojo me inunda, no voy a estar escuchando más esta agria conversación, así que con mal humor subo las escaleras hacia mi alcoba pero al estar por subir cambio de plan y me voy directo al despacho.

No logro comprender el sentimiento de ira que me llena la sangre y sé que muy dentro también me duele, como es posible que algo como sus tontas palabras me pueden hacer cambiar de ánimo tan drásticamente, ya ni siquiera puedo recordar mi encuentro con la pelirroja porque su última frase retumba en mi cabeza una y otra vez como un disco rayado.

Entro con pasos fuertes, lo primero que hago es tomar la botella de whisky y me sirvo un buen trago en el vaso tomándomelo de un solo trago, llenándolo otra y otra vez.

Aún no teniendo suficiente tomo la botella sentándome en mi silla, abriendo un botón de mi negra camisa subiendo los pies al escritorio recostándome para atrás, le doy un trago al whisky y me permito cerrar los ojos dejándome llevar por un tiempo pero el golpe seco de la puerta al abrir me hace volver abrirlos.

—Tenemos un problema—es lo primero que dice al estar dentro, guardo silencio y hago un movimiento con mi cabeza para que continúe.

—Creo que me gusta—pronuncia velozmente.

Su cara se vuelve asustada antes de abrir su boca.

—¿Quién?—pregunto sin importarme.

—La humana.

Escupo el licor al oírle y ahora si le presto la debida atención.

—¿Qué diablos, Noha?—cuestionó al instante llevando de nuevo la botella a mis labios.


🌙🌙🌙

Sheryl Poe

Hay un silencio entre ambas, solo el sonido del filo al cortar corta el ambiente.

Ya casi mis zanahorias se terminan, he ayudado picando las verduras para la cena y desde que le hable mal por llamarme por el apellido del idiota hombre lobo no hemos hablado, creo que ninguna sabe como continuar después de que yo metí la pata, pero la verdad es que no me importa llevarme bien con ella, no pienso estar aquí un largo tiempo en realidad, solo estoy esperando el momento para irme de este lugar.

La mate del AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora