13. Cumpleaños en la feria medieval

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El cumpleaños número diecisiete de Sebastián caía un sábado y coincidía justo con una feria medieval y la presentación de un libro de Andrés Viterbo.

No podemos ir a los dos?

Jajaja, tenés razón, boludo ♥

Podemos ir primero a la feria y después a la presentación.

Y así lo hicimos. Tardé menos de un minuto en decidir lo que le regalaría. Saqué mis ahorros de entre las hojas de El Cáliz de Fuego y fui a la rockería a comprarle algún disco que supiera que no tenía. Ahí estaba Innuendo, de Amberian Dawn.

Cuando llegué a casa, se me prendió la lamparita: busqué en Google alguna receta de una torta para celíacos. Fui a la dietética, compré el doble de los ingredientes y esa misma tarde hice la prueba. Una torta de chocolate con dulce de leche cubierta con crema y frutillas. Se la di a probar a mis papás y a Valeria, y los tres estuvieron de acuerdo en que me había quedado excelente.

Yo te hago la torta.

En serio? No te molestés, boludo.

No me molesta, dale, yo te hago la torta, ok?

Gracias!

De nada ♥



Nos encontramos con Yamila y Roxana en el Parque Chacabuco. Sebastián había preferido una salida íntima, porque si invitaba a los chicos del conservatorio habría tenido que invitar también a Juan Cruz. A pesar de que estábamos en pleno agosto, no hacía demasiado frío y estaba soleado.

Las chicas nuevamente estaban ataviadas con sus atuendos góticos. Yamila vestía un pantalón ajustado con unos borcegos de plataforma, corsé y saco. Roxana, más provocativa, vestía un ceñido vestido ajustado de encaje con medias y botas de caña.

Sebastián había hecho lo propio. Llevaba sus jeans negros rotos, borcegos (no tan exagerado como los de Roxana), camisa y un sobretodo. Yo había intentado lo mismo: jeans negros, Converse negras, remera de Nightwish... y un buzo gris. Nada es perfecto.

Las chicas estaban sentadas en un banco del parque y cuando nos vieron se levantaron de un salto y corrieron hasta nosotros. Se echaron en brazos de Sebastián y lo besaron en ambas mejillas haciendo mucho ruido.

—¡¡¡Feliz cumple!!!

—Uy, te manché todo —susurró Roxana, que tenía los labios pintados de negro.

Sebas se limpió con la mano.

—Van a pensar que me volví hetero.

—¿Cómo estás, Johnny? —me saludaron, abrazándome y besándome en ambas mejillas.

—Bien. —No tenía mucho que decir—.¿Ustedes?

—Bien estudiando y trabajando.

Con tacto, Yamila le preguntó a Sebastián cómo se sentía respecto de la ruptura con Juan Cruz. Había pasado casi un mes.

—Bastante bien, la verdad —respondió él con un encogimiento de hombros—. Quiso arreglar las cosas las primeras semanas, pero le puse los puntos en claro y le dije que no quiero nada más con él. Creo que entendió.

El parque estaba lleno de personas haciendo ejercicio, jóvenes tomando mate, perros de raza corriendo de un lado para otro. Estaban de moda los caniches y los bulldogs, y me pregunté cuándo dejaría de estar de moda la frivolidad.

—¿Y vos, Johnny? ¿Alguna chica? —preguntó Roxana.

Puff.

—No.

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