Capítulo 22.

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Amenzas con rituales satánicos y un pequeño Kavinsky

Las separaciones son dolorosas aunque sean necesarias. El ser humano se acostumbra demasiado deprisa a aquello que no es bueno para él. Quizás dramatice.

Dramatizo.

Pero deshacerme de Freddie fue extraño por varios motivos. Me había habituado a su peso y a la sensación de tener la escayola en mi pierna, por lo que, en el momento que esa sensación desapareció fue como si siempre hubiese estado allí... hasta ese instante.

Freddie significó muchas cosas.

Fracturarse un hueso no es un hecho muy significativo en la vida de una persona pero la mía cambió a raíz de la noche del atropello. Y cambió por las dos personas que iban sentadas en el interior del Jeep.

Habían pasado varias semanas desde la fallida cita con Derek y desde entonces ninguno hizo comentario alguno al respecto. Regresamos a nuestra vida como si esa velada no hubiese tenido lugar y él siguió comportándose como al principio, tan encantador y malditamente atractivo que a veces dudaba de que fuese de carne y hueso.

Y Kavinsky también continuó con su particular voto de silencio que rompía en contadas ocasiones y que me desesperaba por momentos sobre todo cuando nuestras miradas se cruzaban. En el momento del choque cada partícula del aire que nos distanciaba físicamente parecía vibrar y mi cuerpo reaccionaba de diversas maneras en un abanico nutrido de sensaciones.

—¿Cómo te encuentras?

Me encogí de hombros y me miré el tobillo donde ahora había una tobillera. El médico me aconsejó llevarla y no hacer demasiados esfuerzos con esa pierna hasta que terminase de soldarse por completo. Lo cierto es que mi pierna mostraba un estado más deplorable que el habitual en el resto de mi cuerpo y seguía caminando como una lisiada.

—Rara —admití.

Jossie me lanzó una mirada escrutadora mientras continuaba en su infatigable tarea. Se encontraba de rodillas frente a una enorme maleta espanzurrada boca arriba y abierta por completo. A su izquierda tenía un montón de ropa apilada y a su derecha toda clase de apartados. Sus elegantes manos doblaban las prendas antes de depositarlas en el fondo de su equipaje.

El viaje a la playa sería dentro de un par de días y la emoción de la pelirroja era irrefrenable al respecto.

—No seas tan dura contigo misma, no eres la primera persona en dudar acerca de sus sentimientos —reflexionó y sostuvo dos camisas. Las miró con detenimiento antes de descartar una— Las emociones son complicadas. Sobretodo si son nuevas. Has salido de una relación horripilante, demasiado cuerda te encuentras.

Tracé una sonrisa cómica.

—Que enorme consuelo.

Jossie frunció los labios.

—Y hablando del perro de Cook, Isaac empieza a impacientarse, ese lunático tiene un impulso neurótico y compulsivo. Es como un niño pequeño con su artículo. Aunque hay que reconocer que es una obra de arte.

Isaac gruñó a mi lado. Kowalski se encontraba tumbado en la amplia cama de la habitación de Jossie y tan siquiera se molestó en abrir los ojos. Empleó un tono calmado y con cierto deje de cansancio.

—Este lunático tiene oídos. Y sí, quiero publicar el artículo. Han sido muchas horas de trabajo y negociación con todas esas chicas. Viktor tendrá que mudarse a China si quiere tener otra novia después de esto —una de sus grandes manos se posó sobre la mía— Pagará lo que te hizo.

Kavinsky © [✓]Where stories live. Discover now